¿Disculpas?


Editorial_LH

Las declaraciones del Ministro de Salud sobre que se ha convertido en un “tablero de dardos” por combatir la corrupción y la ineficiencia, nos debe hacer sentir una gran pena por no haber advertido que su lucha contra la corrupción ha sido tan intensa, que lo ha convertido en el enemigo número uno de cualquier mafioso que sea parte de la red que utiliza la salud de los guatemaltecos como la gallina de los huevos de oro.


Porque cualquiera que se enfrente a quienes venden medicinas sobrevaluadas por medio de procesos que no se pueden revertir por las condiciones contractuales que dejan al Estado en suma desventaja, más el chantaje del desabastecimiento, será claramente el objeto de un desgaste de parte de quienes tienen millones para atacarlo.
 
  Lamentamos no haber estado presentes en la conferencia de prensa –si hubo-, en la que el ministro anunció la verdadera lucha por la transparencia al eliminar los contratos (abiertos, doble asterisco o cómo sean) por cientos de millones de quetzales porque nosotros hemos estado al tanto del caso de las vacunas que terminó en la salida de un viceministro, pero sabemos que no hay nadie que pueda ser tan iluso de creer que esa es la batalla a la que se refiere el Ministro por la que lo tienen como “tablero de dardos”.
 
  Posiblemente el ministro ha hecho la batalla callada la boca y es en el Ministerio de Finanzas, la Contraloría o en el Ministerio Público donde el proceso se está llevando para lograr detener el asqueroso negocio de pago con sobreprecios de los medicamentos. Siendo así, felicitaciones ministro. Le pedimos que nos deje ayudarlo a hacer públicas las pruebas que le den sustento a su batalla, que faciliten protegerlo del desgaste y le dé ánimos para seguir adelante.
 
  El caso de las medicinas no es nuevo para La Hora que lo ha venido denunciando desde el gobierno de Ramiro de León Carpio. Se ha explicado cómo es que las instituciones del Estado se han prestado a hacer legales procedimientos absolutamente inmorales no solamente por el precio que le ponen al producto, sino por el área en la que se hace el “negocio”: Nada más y nada menos, que la salud de los guatemaltecos.
 
  En fin, pedimos disculpas al Ministro por no haber advertido su incansable y comprometida lucha contra esos cientos de millones que año con año se pagan de más.
 
  Aunque, sinceramente e ironías aparte, creemos que la confusión es de términos. El Ministro no se ha convertido en el “tablero de dardos” por su lucha contra la corrupción, sino en una piedra en el pescuezo para el gobierno en la lucha contra la corrupción.  Simplemente, nadie le cree, señor Ministro, que aún no se haya enterado lo que hay en su cartera y no hemos visto esa intensa campaña por demostrar su compromiso por evitarlo.  La necedad de mantener a Villavicencio a pesar del desgaste, convierte esta situación en ridícula.
 

Minutero:
¡Ah! Ministro más cuerudo,
 que nos diga cómo pudo;
solventar tanto reparo,
 con ese modo tan raro