IDILIO POí‰TICO


En una banca bañada por el sol del atardecer, la señorita Julieta Urí­zar esperaba nerviosamente a su prometido.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

A los pocos minutos escuchó sus lentos pasos por el sendero cubierto de hojas que el otoño habí­a arrancado de los árboles de ese parque.

Ella era ciega…

Mas, eso no le impedí­a que en su corazón abrigara un mundo de ilusión y de ternura hacia ese muchacho, del que ella no sabí­a cómo eran sus facciones, pero, sí­ conocí­a sus múltiples virtudes.

Para la gente, él era simplemente un negro inválido, de aspecto enfermizo y de rostro vulgar…

Para ella, él era el hombre más bello.

EL AMOR CONVIERTE LOS DEFECTOS EN CUALIDADES.