Ideologías antagónicas expresadas en dos libros


Eduardo_Villatoro

Desde hace varios años me he ido retrayendo socialmente, en el sentido de que excepcionalmente asisto a actividades culturales, académicas y de parecida índole; pero en estas dos ocasiones a las que me referiré, se añadieron otros componentes.

Eduardo Villatoro


A mediados de la semana pasada recibí llamadas telefónicas del sociólogo marxista Miguel Ángel Sandoval y de la hija del coronel Ricardo Méndez Ruiz R., para invitarme a las entregas de sus libros “El sueño de la paz”, en el marco de la Feria Internacional del Libro, y “Crónica de una vida”, en la Universidad Francisco Marroquín, respectivamente.
 
Dos amigos míos que se ubicaron antagónicamente en los ámbitos político y militar durante la guerra interna. Y aún ahora. El primero, en su calidad de combatiente de las fuerzas guerrilleras, y el otro en su carácter de comandante del Ejército y Ministro de Gobernación en períodos de Ríos Montt y Serrano Elías. Inicialmente tuve la intención de acudir al Parque de La Industria, pero desistí porque el acto se celebró el domingo a la hora de visita de mis hijos, además de que esa actividad es copatrocinada por la empresa minera Montana, que para mí es incompatible.
 
En el otro caso, también me propuse asistir, pero cabalmente la tarde del martes mi mujer afrontó serios problemas de salud que ameritaron su inmediata hospitalización. Yo permanecí atento a las observaciones de los médicos y debo continuar vigilante en la recuperación de su salud.
 
Presumo que, por su título, el libro de Sandoval aborda el proceso que condujo a la firma de los Acuerdos de Paz y conjeturo que argumentará las razones por las cuales los insurgentes se alzaron en armas y enfocará aspectos vinculados a la actividad guerrillera, desde su perspectiva.
 
En lo que atañe a la obra de Méndez Ruiz R., quien tuvo la gentileza de enviarme con anticipación su obra autobiográfica que abarca el período de 1944 a 1992, he leído varios capítulos y, como es comprensible, expone su pensamiento y posición desde su época de cadete cuando con otros jóvenes de la Escuela Politécnica combatieron “a los mercenarios del mal llamado Ejército de Liberación” (sic), a los que humillaron y echaron de la capital; pero a los noveles milicianos les valió su expulsión de la academia militar, aunque muchos culminaron su preparación y recibieron sus despachos de oficiales en escuelas castrenses en otros países.
 
El autor recorre un largo y convulso trecho de la historia política contemporánea de Guatemala, de la mano con su carrera militar, revelando algunos aspectos interesantes en el escenario electoral, incluyendo las relaciones relativamente amistosas del malogrado líder socialdemócrata Manuel Colom Argueta y el general Romeo Lucas, quien escogió como candidato vicepresidencial al también fallecido Francisco Villagrán Kramer, pero que tan pronto fueron declarados victoriosos en las elecciones de 1978 se distanciaron abiertamente, hasta que el segundo renunció al cargo. (Este pasaje podría ser objeto de un artículo específico).
 
La mayor parte del libro, bien hilvanado, documentado y con la carga ideológica de su autor, desarrolla los relevos militares en la Presidencia y el combate a los insurgentes.
 
 (Mi paisano Romualdo Tishudo cita a Mahatma Gandhi –No hay caminos para la paz; la paz es el camino).