A los hombres es fácil conocerlos:
El fracasado lleva siempre en su rostro una expresión de total desesperación.
César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com
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El amargado camina serio, con la mirada perdida y con el ceño fruncido.
El angustiado presenta signos de nerviosismo y arrugas prematuras en la frente.
El enfermo exhibe señales de desaliento, de impotencia y de desesperanza.
El orgulloso aprieta los dientes y lanza, a diestra, moradas de aparente superioridad.
Pero hay otros que siempre andan luciendo una sonrisa de satisfacción. Estos son los que viven con optimismo y hacen de cada momento una experiencia de felicidad.