El Gobierno ha anunciado que las modificaciones al Reglamento de Tránsito dispuestas para ejercer control sobre los motoristas están vigentes y que salvo la reducción de las multas, mañana empezará a aplicarse la disposición, sobre todo en la parte que prohíbe expresamente a los conductores de motocicletas zigzaguear entre otros vehículos automotores como hasta la fecha se viene haciendo con absoluta normalidad.
El tema depende, sin embargo, de que las diferentes policías municipales de tránsito, las famosas PMT, decidan que ahora sí van a acatar las normas generales de la República o si volverán a hacerse los tontos, como cuando se prohibió que dos personas circularan en moto para prevenir atentados. Y es que una cosa es lo que se disponga en normas y reglamentos y otra lo que los agentes de cada una de las PMT decide hacer porque está demostrado, de manera fehaciente e irrefutable, que para ellos lo que disponga cualquiera no tiene la menor importancia si su respectivo Alcalde les dice que se ignoren las disposiciones.
Y siendo que el tránsito está a cargo de ellos, también hay que decir que el futuro de esa disposición reglamentaria que impide que los motoristas se metan entre los otros vehículos automotores depende, aunque usted no lo crea, de la voluntad de un Alcalde que será quien, como lo hacían los emperadores romanos, baje o suba el dedo pulgar para comunicar a sus huestes si deben hacer caso o no.
Es inaudito que tengamos que estar poniendo en tela de duda si una disposición legal va a tener eficacia y que la misma dependa de si a los agentes de una policía encargada del tránsito les instruyen para cumplirla. En cualquier país del mundo civilizado esa duda estaría fuera de lugar porque una norma general, dictada con apego a lo que se establece en el ordenamiento jurídico, simplemente se acata, se cumple y se hace respetar, pero con el mal ejemplo que dan nuestras mismas autoridades, empezando por el Alcalde de la ciudad más importante del país y asiento del gobierno central, imposible saber cómo actuarán en este caso.
Los motoristas tienen que entender que las facilidades de movilidad por tener un vehículo ligero no son para ignorar la existencia de carriles que existen para todos los que circulan por la vía pública. No hay norma que diga que los conductores de autos súper compactos puedan andar por donde les dé la gana mientras que los de autos grandes tienen que respetar limitaciones. La norma es general, para todos los conductores de vehículos y los motoristas la tienen que respetar.
Minutero:
No depende de los motoristas
sino de la PMT y sus agentes;
el zigzagueo y sus aristas
pone en peligro a las gentes