¿Cuáles logros, mi General?


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El próximo sábado, el general Otto Pérez Molina estará cumpliendo los primeros seis meses de fungir como mandatario de un pueblo que, en su mayoría se encuentra de capa caída porque no hay modo que salga de sus problemas económicos, enfermo, desnutrido, desesperado por no tener esperanzas para encontrar plazas vacantes u oportunidades, aterrorizado por el incesante acoso de la delincuencia, cansado de tantos obstáculos y trámites con su mentada reforma fiscal, impedido de poder movilizarse libremente ante tantos bloqueos y bochinches, consecuencia del enorme listado de promesas incumplidas dichas con el puño cerrado, durante la más larga campaña electoral realizada en nuestra historia, sin que aparezca por ningún lado algo que merezca llamarse “logro”.

Francisco Cáceres Barrios
fracaceres@lahora.com.gt


Claro está que sus asesores, estrategas ya le aconsejaron hacer mucha bulla con una campaña que resaltará seguramente tantos hechos destacados eufemísticamente en el semestre, por ejemplo, que los hospitales y centros de salud están funcionando eficazmente al ciento por ciento; que los fertilizantes llegaron pronto a manos de los campesinos y que quienes aseguran que faltan de repartir 203 mil sacos son una partida de mentirosos; que la delincuencia se ha reducido drásticamente a pesar que el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo revela que le cuesta al país casi Q18 mil millones al año, equivalente al 7.3 por ciento del PIB o que según una dependencia oficial el 145% se han incrementado  las denuncias de violaciones.

¿Será entonces que los 14 millones de habitantes estamos equivocados y que solo la élite gubernamental es dueña de la verdad? No, mi General, la frase acuñada por el Lic. Alejandro Maldonado Aguirre sigue siendo válida, hay que “bajarse del Cadillac” para darse cuenta de lo que estamos pasando los de abajo, sea porque las alturas marean o porque el cinturón que rodea a todos los mandatarios chapines los vuelve impenetrables. Por muchos foros difundidos por la prensa, radio y  televisión en que participe, mi General, ni por asomo va a convencer a quienes siguen pagando cinco quetzales por montarse en las chatarras urbanas cuando las hay; a quienes han perdido a sus seres queridos que a montones caen víctimas diariamente por la delincuencia o porque no hay día de Dios en que no destruyan sus vehículos automotores la gente trabajadora en los miles de enormes hoyos y lodazales que abundan en las calles y carreteras de todo el territorio nacional.

Yo lo invito, mi General, a que usted mismo o sus servidores de confianza (no serviles) se disfracen o usen capuchas imitando el estilo de los bochincheros, para que parando sus “antenitas de vinil” en aquellos sitios en donde hayan grandes aglomeraciones de gente puedan oír lo que dicen de su gobierno y de la situación nacional por la que estamos pasando. Esas sí son reales investigaciones dignas de tomarse en cuenta y  no las manipuladas, útiles solo para endulzarle el oído.