¿Cuál es el presente de la juventud guatemalteca?


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El Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa) estimó, en su última previsión, que de 15 millones de habitantes guatemaltecos en 2013, el 69 por ciento era menor de 30 años, y en la medida en que un país cuenta con más población joven y capacitada, aumentan sus posibilidades de producir y crecer económicamente. ¿Es posible esto en Guatemala, tomando en cuenta los factores de riesgo y la escasez de oportunidades?

POR MARIELA CASTAÑÓN
mcastanon@lahora.com.gt

*Ana tiene 16 años, estudia segundo básico y vive junto a su madre en un cuarto de alquiler en Tierra Nueva I en Chinautla. La adolescente es hija de una mujer que perdió a su esposo el 3 de agosto de 2007, en un ataque armado contra el bus que manejaba.

La joven, como muchas otras, tiene sueños y dice que un día quiere graduarse de aeromoza, viajar y conocer otras ciudades. Sin embargo, la situación precaria en la que vive le genera depresión y un bajo rendimiento escolar, pues es la tercera vez que repite segundo básico.

“Me preocupa cómo vivimos y dónde vivimos. Yo quiero ser aeromoza, viajar y vivir diferente, pero es difícil…”, lamenta la entrevistada.

Ana y su madre sobreviven con Q550 mensuales, producto de los trabajos domésticos a los que se dedica la viuda; esto genera constante preocupación en la joven, quien además debe exponerse a los riesgos del área donde vive.

Según relata, a pocas cuadras de su vivienda usualmente se reúnen pandilleros a fumar marihuana y recientemente el victimario de su padre salió de prisión y sigue extorsionando a otros pilotos de buses.

La joven está condicionada a no salir de su casa, ni siquiera al parque de la localidad, porque sabe que en cualquier momento delincuentes podrían enfrentarse con grupos rivales y ser víctima de una bala perdida, como ha sucedido con los vecinos que caminan en momentos inoportunos en esa zona de riesgo.

La adolescente estudia en un instituto de la localidad en la jornada nocturna, tras ser trasladada en ese horario por repetir el grado. “Entro a las siete y salgo a las nueve de la noche, estudio en este horario porque me sacaron de la jornada de la mañana porque llevaba seis clases perdidas”, lamenta entre lágrimas.

“EL ESTUDIO ERA BASURA”

Nehemías tiene 27 años y vive en la colonia El Mezquital, zona 12. Es esposo y padre. Estudió hasta cuarto primaria y abandonó la escuela porque para su padre no era importante, y además era víctima de acoso en su centro educativo.

“Llegué a cuarto primaria porque en total éramos 10 hermanos, pero también fue por falta de apoyo de mi papá, porque para él el estudio era basura en su forma de pensar. Nunca nos apoyó, sólo mi mamá”, explica.

Según el joven, vivió su niñez en dicha colonia, que antes era asentamiento; sus padres fueron los primeros “invasores” del lugar y aunque antes el clima social era tranquilo, con el tiempo se tornó violento.

De acuerdo con el relato de Nehemías, actualmente este punto de la Ciudad es un espacio donde las balas se multiplican y las víctimas de extorsionistas no faltan.

“En su inicio sólo eran golpes; después empezaron a surgir clicas, hasta llegar a ser un lugar donde la gente muere por balazos y por extorsiones; es ese es el ritmo de El Mezquital”, reitera.

El joven, a pesar de contar estudios de primaria y vivir en un área urbano marginal, decidió trabajar en diferentes oficios como ayudante de panadería, de bodega y vendedor de pescado, pero finalmente encontró un espacio donde se siente a gusto, ahora trabaja en la organización Trasciende, que de alguna forma también aleja a la juventud de los grupos delictivos y les permite canalizar su energía y talento.

“Decidimos fundar Trasciende, que es la Asociación Guatemalteca del Hip Hop, porque de algún modo hacemos lo que nos gusta y nos ha dejado muchas satisfacciones personales. Nos dimos cuenta que por vivir –en mi caso en El Mezquital– no nos daban trabajo, vimos los pro y contra de la situación y decidimos hacer lo que nos gusta, que es capacitar a la gente y compartir esta cultura con otros jóvenes”, refiere.

Nehemías admite que dedicarse a esta labor no le permite obtener un salario fijo porque sus actividades básicamente se basan en capacitar a otros jóvenes en lo que él llama “su cultura”, que consiste en elaborar prendas y diferentes objetos que identifican a los jóvenes, por eso se prepara en redes de mercadeo.

“Para mí es uno de los mejores proyectos de mi vida porque no importa qué grado haya sacado o qué educación tenga, y sigo aquí porque me gusta animar a mis amigos para que busquen opciones distintas”, reitera.

POBLACIÓN JOVEN

De acuerdo con José Roberto Luna, especialista en Juventud, Educación y Masculinidades de Unfpa, el país enfrenta muchos desafíos a pesar de que casi el 70 por ciento de población es joven, lo que en otros países se califica como una oportunidad de desarrollo.

“Se habla que los países tienen una oportunidad de oro cuando la mayor parte de su población es joven y a esto le llaman el bono demográfico, porque significa que mientras las personas tienen empleo, tienen acceso a educación, están saludables, pueden avanzar, porque a mayor población joven, con empleo, con oportunidades, el país puede ahorrar en seguridad social, en atención en salud”, explica.

Sin embargo, según el profesional, en Guatemala y en otras partes del mundo, la población tiene que enfrentar muchos retos.

“Guatemala, América Latina y Centroamérica tienen una serie de desafíos, muchos jóvenes están aún fuera de la escuela, no consiguen empleo, no tienen oportunidades y muchos otros están en el empleo informal, lo que implica que realmente se tiene que plantear qué respuestas efectivas va a dar para que la población tenga oportunidades y lleve adelante al país en términos de desarrollo”, explica.

Luna refirió que es urgente invertir en la juventud, pero también diseñar y evaluar los programas a favor de este sector de la población.

“Es urgente la inversión en juventud y no es únicamente dinero o presupuesto, sino también cómo se diseñan los programas. Creo que hay esfuerzos importantes en este momento: el seguimiento de la Política Nacional de Juventud que se hace a través del seguimiento que cada institución hace por los jóvenes, de cuánto presupuesto invierten, pero creo que aún nos corresponde a todos evaluar los cambios y los resultados que queremos lograr en la vida de los jóvenes, en cada programa o diseño que se elabora”, dice.

FACTORES DE RIESGO

El Viceministerio de Prevención de la Violencia y el Delito del Ministerio de Gobernación (Mingob) ha identificado algunos factores de riesgo que inciden en el involucramiento de los jóvenes con grupos delictivos, y entre estos están la falta de un plan de ordenamiento territorial, distanciamiento entre autoridades locales, fácil acceso de armas de fuego, proliferación de drogas, ausencia de planes locales para reinsertar jóvenes, incredulidad institucional, distanciamiento familiar, entre otros.

Unfpa destaca que la falta de oportunidades y accesos para que el joven pueda ganarse la vida también influye en la existencia de este segmento poblacional.

Por otro lado, Árkel Benítez, viceministro de Prevención de la Violencia y el Delito, dice que la prevención desde la Cartera del Interior se trabaja a través de las Juntas Locales de Participación Juvenil que involucra a jóvenes que asisten a la escuela y a los que no.

“En el tema de jóvenes, nosotros lo que estamos trabajando es la generación de un esquema a través de lo que denominamos Juntas de Participación Juvenil, y aparte a los jóvenes que están escolarizados a través de Escuelas Seguras, que son dos líneas de trabajo, los que están escolarizados y los que no están”, expone.

No obstante, según Benítez está consciente que este tema debe abordarse de forma integral con otros ministerios, por eso próximamente se lanzará la Política de Prevención de la Violencia.

“En este momento es un desafío importante –articular acciones–. tenemos la metodología para acercarnos a los jóvenes, pero ahora necesitamos una política de prevención que espero tenerla en estas próximas semanas lista, esta política lo que plantea es un modelo de articulación para intervenciones en municipios, ahí va generando líneas de acción dependiendo el nivel de violencia y los factores de riesgo que hay en cada municipio, para saber que instituciones son las llamadas para ir en primera, segunda y tercera línea”, destacó.

El funcionario indicó que actualmente no hay una política de este tipo, pero por eso buscan poner orden a las intervenciones que realizarán, pero esto no ha sucedido únicamente en Guatemala, sino en otros países de Latinoamérica.

EN RIESGO SOCIAL

Un análisis de la Subdirección de Prevención del Delito de la Policía Nacional Civil (PNC) estimó que en 13 departamentos del país pueden existir 25 mil 760 jóvenes en riesgo de involucrarse con grupos delictivos.

Los departamentos estudiados fueron Guatemala, Jutiapa, Jalapa, Zacapa, Escuintla, Santa Rosa, San Marcos, Alta Verapaz, El Progreso, Izabal, Quiché, Sololá y Sacatepéquez, donde se determinó a través de los programas y capacitaciones realizados en escuelas e institutos de esos lugares, la forma negativa cómo influyen en la vida de los jóvenes –menores de edad– las condiciones precarias, la deserción escolar, el fácil acceso a armas y drogas.

“Me preocupa cómo vivimos y dónde vivimos. Yo quiero ser aeromoza, viajar y vivir diferente, pero es difícil…”.
Ana