¿Cuál cambio?


francisco-caceres

Alguna gente ya empezó a criticarnos con los calificativos de impacientes, temáticos y hasta excesivamente exigentes a quienes no estamos conformes con algunas cosas que siguen ocurriendo.

FRANCISCO CÁCERES BARRIOS
fracaceres@lahora.com.gt

 


Disculpen, ¿qué otra cosa podemos hacer cuando seguimos viendo el derroche que nos golpea en plena cara desde hace mucho tiempo, incluso cuando señalábamos que la esposa del entonces presidente gastaba dinero a manos llenas, dizque para ayudar a los pobres y ahora estemos comprobando que había contratado a más de cuatro mil personas para ayudar a los pobres, cuando realmente hacía su campaña electoral? De ahí que cuando escuchamos de algunas personas que el cambio ya se está dando preguntemos ¿cuál cambio? Cuando sabemos que en el Congreso de la República el derroche sigue igual o peor.

    ¿Qué hacemos si necesitamos contratar a la secretaria de nuestra oficina? Lo primero es relatar funciones y deberes, que de ahí partirán los requisitos mínimos para el puesto, como por ejemplo que sepa usar la computadora y demás equipo de oficina, que sea bilingüe, que tenga buena ortografía y aplicada en las demás técnicas secretariales, etcétera. ¿Entonces por qué cuando debemos elegir a nuestros representantes en el Congreso tenemos que escoger a quienes carecen hasta de mínimos atributos y encima de eso, utilizamos el dinero que es de todos para contratarle a precios exorbitantes secretarias, asistentes, guardaespaldas, asesores y demás personal?

    He insistido en que un país tan pobre como el nuestro no necesita 158 diputados, por lo que contar con 60 es ya un verdadero lujo. Pero eso resulta una minucia, cuando sabemos que ese inoperante como ineficiente organismo requiere para su funcionamiento un mil 299 empleados permanentes (del renglón 0-11) a más de 890 temporales (renglón 0-22) detallitos que contribuyen a que requieran Q592 millones para su presupuesto. ¿Para qué? Para que un grupúsculo de politiqueros cite a un ministro que no tiene ni 15 días de haber asumido el puesto para interpelarlo en cuanto a disposiciones tributarias que ni siquiera se han promulgado?

    No, por favor comprendamos que con un Congreso de la talla del actual y los del pasado reciente no vamos a llegar a ningún cambio, ni a ninguna parte. Entendamos que eso no es cuestión exclusiva del nuevo gobierno sino de todos los guatemaltecos conscientes que, para que exista una verdadera democracia en nuestro país, hay que empezar por acabar el  nido de sanguijuelas que seguimos teniendo en la novena avenida. Para ello habrá que hacer muchas cosas, empezando por reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos para lograr una legítima representación popular y no una elección a dedo del mandamás de esas casonas de empleo que venden en pública subasta las curules cada cuatro años. Cada guatemalteco debe tener presente entonces que un verdadero cambio no se hace de la noche a la mañana, ni puede hacerlo solo el presidente que hayamos elegido, sino es responsabilidad de todos.