Cada año, el Estado de Guatemala aporta 300 mil dólares al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la instancia que busca la asociación de los países centroamericanos, para trabajar como un bloque que ayude a mantener una economía sostenible, cooperación en temas de seguridad e infraestructura, y de derechos humanos.

Sin embargo, los resultados de la institucionalidad no parecen  perceptibles en Guatemala y la unificación regional aún parece un objetivo lejano.

Existe una percepción entre analistas y expertos de que el sistema de integración se ha focalizado en temas comerciales y económicos, que interesan principalmente a los grupos de poder de los países centroamericanos, sin que haya beneficios tangibles para los diferentes pueblos que buscan el desarrollo en Centroamérica, y especialmente en Guatemala.

La asociación plena que es cuestionada cuando no existen acuerdos que ayuden a la cooperación y el desarrollo de políticas públicas en bloque que tengan un sistema que ayude a promover el desarrollo en la región.

Analistas y diplomáticos dan sus puntos de vista respecto al Sistema de Integración, y por qué este no ha avanzado en temas fundamentales de desarrollo para los centroamericanos.

VOLUNTAD POLÍTICA

Carlos Raúl Morales, viceministro de Relaciones Exteriores y encargado de los temas de SICA en la Cancillería, indica que el Sistema de la Integración Centroamericana se rige por el Protocolo de Tegucigalpa, y el tratado marco de seguridad democrática, el cual prevé el funcionamiento de varias instituciones regionales.

Sin embargo, el tema de la integración es la voluntad política, dice Morales. “Todo lo que se haga en materia de integración, es voluntad política de los Estados; no podemos obligar a ningún Estado a integrarse”, expone.

De esa cuenta, indica que aún no se ha llegado a la etapa de la integración en la cual se crean órganos supranacionales y en el cual se obliga a tomar decisiones, como lo hacen otras áreas, como es el caso de la Unión Europea.

“Por lo tanto en Centroamérica estamos en una etapa bastante joven, en la cual no se han creado los órganos supranacionales, por lo tanto las decisiones de los presidentes y ministros son voluntad política y depende de cada Estado por avanzar”, dice Morales.

Además reconoce que el motor de la integración de la región es el mercado común centroamericano, y no los otros objetivos de la institucionalidad. “Los países centroamericanos representan entre sí, en conjunto el segundo socio comercial de los mismos, algo que no se puede ignorar, entonces es la base a partir de las cuales despegamos”, puntualiza.

Morales dice que en el Protocolo de Tegucigalpa el objetivo es lograr la integración política de los pueblos centroamericanos, pero para llegar a una integración plena se necesita ir avanzando en distintas etapas y sin duda la primera es la económica, que es fundamental para la integración política más adelante.

Según el funcionario, es importante tener órganos supranacionales, pero para poder llegar a esa fase se necesita pasar por una etapa de integración económica. Aunque asegura que para dar ese siguiente paso se necesita consolidar la unión aduanera, lo cual se hace fundamental para consolidar la integración económica de Centroamérica: “sin la unión aduanera no vamos a poder consolidar la integración económica”.

El diplomático indica que los beneficios que los ciudadanos de a pie se obtendrían con la unión aduanera, sería la eliminación de los cruces fronterizos formales, “el día en que se logre una unión aduanera en toda Centroamérica vamos a poder eliminar los controles migratorios, de tal manera que el ciudadano pueda pasar de un territorio a otro”, pero antes que suceda esto se debe de terminar la integración económica.
 
INTEGRACIÓN: MANDATO CONSTITUCIONAL

Gabriel Orellana, excanciller guatemalteco, dice que el Sistema de la Integración Centroamericana es la antigua Carta de la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), pero modernizada, y como consecuencia de ello Guatemala forma parte de una organización centroamericana.

La propia Constitución  de la República obliga literalmente al gobierno para tomar las medidas necesarias a la integración centroamericana política o económica, por lo que “la unión Centroamérica es una asignatura pendiente de carácter permanente que establece la Constitución, cumplir con esa obligación es cumplir con la Constitución”, dice Orellana.

Además indica que “lo que se está buscando fundamentalmente es la obtención de un mercado común que por definición conlleva la libertad de circulación de las personas, bienes y capitales”.
 
Sin embargo el excanciller considera que, “la integración ha sido fundamentalmente un club de empresarios, porque no se ha avanzado al ritmo que se deseara para tener un mercado común como el nivel europeo”.
 
Orellana dice que en el SICA se focaliza el comercio y los tratados de libre comercio, porque hay países a cuyos gobiernos les interesa mantener su propio ritmo de desarrollo, aunque eventualmente prefieren no contribuir a las obligaciones que impondría un mercado común.

No obstante, esto deja temas de interés social fuera del debate, como la seguridad y la justicia.

Por mutua conveniencia hay sectores que les interesan más ciertos temas, como en  el caso de la libre circulación de personas, “el día que eso suceda, posiblemente Guatemala se quede sin mano de obra calificada, porque muchos migrarían a Costa Rica y luego de esto podrían haber distorsiones de trabajadores del campo”.
 
Orellana dice que los más interesados en la integración son los pueblos, pero lamentablemente es lo último que se da. Aquí fundamentalmente los sujetos que llevan la voz cantante en la integración son los sectores económicamente más poderosos”.

INTERÉS COMERCIAL Y ECONÓMICO
 
Roberto Wagnerm analista independiente me indica que en la práctica el SICA funcionan solamente cuando se está ante las grandes negociaciones internacionales como la negociación del TLC entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos y la negociación del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea

“Se activa en ese momento, lamentablemente por la presión que ejercen esas potencias mundiales”, apunta.

Wagner indica que en cambio estos sistemas deberían de estar promoviendo y facilitando el comercio intrarregional. Entonces el SICA debería ser más activo en la unión y que realmente exista no solo una unión aduanera entre los países, sino ir más allá, en facilitar el comercio y el flujo de personas en la región, pero lamentablemente no se está haciendo como debería ser.

El analista señala que aunque una de las disposiciones del SICA es concretar un nuevo modelo de seguridad regional, esto no ha sido posible por las fuerzas armadas guatemaltecas, salvadoreñas y hondureñas con el pretexto de la defensa de sus territorios, aunado a las amenazas de los grupos del crimen organizado y las maras.

Además dice que “el funcionamiento del SICA ha sido a base de interés comercial y económico”, pero no ha sido sobre la base de cumplimientos de los intereses y beneficios de la población centroamericana,  pero eso ha pasado por los intereses comerciales y económicos de las potencias que quieren negociar con Centroamérica.
 
A consideración de Warner desde el punto de vista económico hay un proceso de integración pero a nivel político no lo hay: “El Parlacen es un gran elefante blanco que tenemos, en el cual se destinan muchos recursos, pero que no se ha convertido en una verdadera institución que promueva la integración centroamericana, porque hasta el momento el parlamento no sería necesario”.