¿Chavismo sin Chávez?


Editorial_LH

La muerte de Hugo Chávez Frías, presidente de Venezuela, constituye sin duda un parteaguas no sólo para ese país sino para el movimiento latinoamericano que se organizó alrededor de la figura emblemática de quien se proclamó líder de una Revolución Bolivariana para plantear un nuevo rumbo a varias de las naciones del continente. El futuro de ese movimiento está íntimamente ligado con el futuro del chavismo mismo en Venezuela, lo que atribuye especial importancia a los acontecimientos en ese hermano país.


Chávez fue un dirigente populista que se ganó a la mayoría de su pueblo con acciones políticas posibles gracias a la riqueza que el petróleo constituye para Venezuela. En vez de repetir los viejos vicios de los políticos tradicionales, que corrompieron al país y se corrompieron ellos, Chávez usó los recursos para repartirlos entre la gente menos afortunada de su país y eso le significó un sólido y consistente respaldo popular que mantuvo hasta su última prueba en las elecciones del año pasado. Durante quince años se sometió al veredicto popular en elecciones escrutadas por observadores nacionales e internacionales. Tildado de Dictador en muchos lugares y por muchas corrientes, es un hecho que la oposición tuvo su espacio en Venezuela y que la prensa, aun denunciando presiones, pudo ejercitar el derecho a la libre expresión. La misma Sociedad Interamericana de Prensa realizó en Caracas algunas de sus reuniones y públicamente criticaron a Chávez sin que éste impidiera en forma totalitaria las expresiones en su contra.
 
 Pero es indiscutible que mucho del poder de Chávez fue producto de su propio carisma y cercanía con su pueblo. Difícil saber si alguno de los dirigentes de su movimiento político tendrá el colmillo para mantener esa hegemonía abrumadora que por tres lustros tuvo Hugo Chávez, un oficial del Ejército que salió a luz pública cuando intentó golpe de Estado por el que, al fallar, fue enviado a prisión de donde salió para encabezar un movimiento contra los políticos tradicionales de la social democracia y de la democracia cristiana.
 
 Sin duda alguna el chavismo hará esfuerzos por realizar cuanto antes las elecciones para capitalizar el sentimiento de pesar que hay entre esa mayoría de venezolanos que votaron por Chávez en la última elección, pero imposible resulta vaticinar el futuro del movimiento bolivariano, tanto dentro de Venezuela como en los otros países de América Latina que se sumaron a esa corriente que enfrentó, básicamente, a la política exterior de los Estados Unidos y se convirtió en heredera de los postulados de la revolución cubana.

Minutero:
Renunció el Superintendente
sin terminar su tarea;
muy civilizadamente
puso fin a la pelea