Según el diccionario, la palabra cafre se aplica a una persona “bárbara y cruel” y su origen viene de una colonia inglesa de Sudáfrica en donde sus habitantes tenían la endemoniada costumbre de caracterizarse por su barbarismo y crueldad.
En Guatemala hay cafres por montón, desde los mareros de poca monta hasta los que se dedican a asesinar o descuartizar mujeres, o bien a hacer alguna que otra “picardía” parecida como la que nos da este régimen militar lleno de seguridad en su propaganda.
Cafres, sin ser una mala palabra para los puritanos, son, entre otras cosas, los que asesinaron a un muchacho de 18 años por ser fanático del equipo Comunicaciones y sus asesinos miembros del equipo “rojo” y no por la sangre que vierten, sino por el color de su uniforme. Y no dijo que los del Municipal en su totalidad sean asesinos o delincuentes. En ambos lados hay gente que ya adquirió la costumbre de matar gente como si jugara una chamusca en cualquier predio de esos barrios y colonias abandonadas que todos los días vemos a diario.
El crimen de este joven es repugnante, como lo fue el de dos niñas que enterraron el miércoles asesinadas a puñaladas o la de las alumnas del INCA de 14 y 17 años que murieron recientemente y a quienes se vinculaban con las “maras”. No importa con quienes se les vinculen, el hecho es que aquí, en este país se asesina impunemente y ocupamos un honrosísimo segundo lugar entre los países del mundo en donde más crímenes se cometen.
El problema es que tenemos un gobierno chafa que cree que gritando más, amenazando más, poniendo cara brava más, llenando de militares todos los rincones del país. National Geographic, pasó por su canal de televisión un documental de casi dos horas y se llamaba “Guatemala un país militarizado” y con datos y hechos REALES nos hacía ver a los guatemaltecos como estábamos en cuanto a violencia, criminalidad, miedo, en las garras del crimen organizado y no organizado sin que ni la PNC, ni el glorioso hicieran algo para cambiar el panorama. Y COMO BUEN GUATEMALTECO APAGUÉ EL TELEVISOR. MEDITÉ 10 MINUTOS Y ME FUI A DORMIR.
En mi juventud no faltaba un domingo al estadio y allí uno entraba y salía sin temor de nada. Hace más de 20 años que no voy y cuando mucho lo veo por televisión u observo un juego europeo, especialmente, español o italiano por una razón de mucha importancia. Pese a estar viejo, todavía quiero vivir más si San Juan Pablo II me ayuda…