En su discurso ante la ONU, el Presidente dijo que desde que empezó a luchar contra el hambre, se redujo en 50% la mortalidad infantil provocada por desnutrición, cifra que resulta impresionante y que amerita, por supuesto, mucho análisis porque se trata de uno de los problemas más graves que sufrimos en Guatemala. Empezó diciendo el Presidente que cuatro de cada diez niños en el país sufren desnutrición, cifra que contradice la de casi cincuenta por ciento que manejan los organismos internacionales, pero su logro lo cifró en esa drástica reducción de las muertes causadas por ese flagelo.
Lástima grande que la credibilidad de sus autoridades de salud esté tan entredicho en este tema, puesto que para empezar hay que aclarar si se trata de muertes por hambruna, como las que se dan en el Corredor Seco, o muertes por complicaciones derivadas de la desnutrición pero que hacen que el niño muera por otras causas, como las enfermedades gastrointestinales, por ejemplo. No podemos olvidar, sin embargo, que el Ministro de Salud Pública decidió remover a un médico, el doctor Portillo, de su cargo de jefe de pediatría en el hospital de Jalapa porque informaba de las muertes por desnutrición aguda, lo que significa que el Ministro no quiere que se sepa la realidad y, seguramente, tiene engañado al Presidente con cifras que son únicamente para defender el chance que le permite ser el gran comprador de medicinas del país.
En el manejo de cifras de las causas de mortalidad se debe tener mucho cuidado cuando se trata de males primarios que generan complicaciones que son las que pueden cobrar la vida. Si un niño desnutrido sufre tuberculosis por su condición y muere, a la hora de documentar la muerte se dirá que murió como resultado de la tuberculosis, sin que se haga mención de la causa primaria. El presidente Pérez Molina o quien le redactó su discurso, tomó los datos que le proporcionó el Ministro de Salud, pero no debieron olvidar que pública y descaradamente el Ministro hizo ver que le enchincha que se informe a la prensa de las muertes por desnutrición, tanto así que a un esforzado galeno que se distinguió por años en su lucha contra la injusta muerte de niños por hambre, en vez de recibir un reconocimiento o una distinción por sus méritos, lo que le dieron fue una patada en el trasero “por bocón” de andarle diciendo a los medios que en esa región hay niños que se mueren de hambre. Y ese ministro es la fuente de las maravillosas cifras que presentamos en la ONU.
MINUTERO:
Bajo la desnutrición
y la paz fue ya restituida;
vivimos, pues, en una nación
donde todo es pura vida