¿Autorizar el consumo de drogas?


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A los que ya somos viejos bondadosamente se nos llama de la «tercera edad»; a quienes padecemos de algún defecto fí­sico nos denominan con aprecio «personas discapacitadas» y ahora, últimamente, ante el evidente avance del narcotráfico en México y los paí­ses centroamericanos, así­ como el aumento del consumo en los Estados Unidos el constante flujo de cocaí­na proveniente principalmente de Colombia, en donde las FARC son los principales cultivadores de la droga, a algunas personas se les ha ocurrido otro pintoresco nombre para terminar, según ellos, con el problema, esto es el «despenalizar» el consumo, esto es que penalmente no existan sanciones, ni para quienes las consumen, ni para quienes las vendan, lo cual no es más que autorizar la venta y la producción de drogas.

Héctor Luna Troccoli

 


Hay quienes dicen que todo este proceso contendrí­a algunas reglas especí­ficas como el hecho de depender solo de «ciertos productos opiáceos bajo receta y control riguroso». Lo cual es, aparte de absurdo, una utopí­a.

El fundamento para adoptar esta medida es que, siendo los Estados Unidos el mayor consumidor y ponerse al alcance de todos sin temor a ser perseguidos productos como la cocaí­na, que en nuestro continente es, junto a la marihuana, lo que más se consume, que al eliminar restricciones, y convertirlo en un «negocio lí­cito» será la ley de la oferta y la demanda la que regule dicho consumo y desaparecerán los innumerables crí­menes que se comenten por culpa del narcotráfico y se tendrá control de quienes venden y quienes compran estos productos.

 No sé si quienes han tenido esta «maravillosa» idea piensan en que la cocaí­na se pueda vender o en la tienda la Bendición de doña Chonita o en almacenes de categorí­a de Majadas, Okland, Roosevelt, etcétera, para que todos tengan acceso a ella, me imagino que siempre que sean mayores de edad para que se las pasen a los patojos menores.
 
Esta idea no es nueva, en Holanda, hace años que se legalizó el consumo de marihuana para fines «médicos» y  en España, la metadona, es un compuesto que el mismo gobierno da gratuitamente a adictos a la heroí­na que es la más consumida en Europa, aunque la coca ya casi le va ganando.

Al ingresar a diversas páginas de Internet para tener una información más precisa sobre el asunto, me encontré con una pequeña sorpresa: la existencia de unas cuantas páginas que promueven, sin aportar pruebas concluyentes, el consumo de la marihuana como «medicina» y afirman que «no provoca adicción», lo cual no creo.

 En torno a la marihuana, la mayorí­a de sitios visitados afirman que sí­ provoca adicción y entre sus efectos fí­sicos y psicológicos entre los consumidores se encuentran que es una droga proactiva que altera la conciencia, interrumpe la concentración y la memoria a corto plazo, deteriora el entendimiento y la coordinación, produce hiperactividad, impaciencia, hilaridad, dificultad para expresarse por medio de palabras, problemas de vocalización y dificultad para recordar cosas.

En cuanto a la cocaí­na la cosa es más gruesa, por cuanto para empezar, puede ser inyectada, aspirada y fumada y provoca adicción absoluta y peligrosa. Entre sus efectos se encuentran el aumento de la frecuencia cardiovascular y respiratoria, la presión arterial y la temperatura corporal, provoca visión borrosa; si se consume en grandes cantidades el adicto asume conductas extrañas, sufre de dolor torácico, náuseas, fiebre, espasmos, estados de coma y convulsiones que culminan con la muerte. El cocainómano por lo general se vuelve extremadamente violento bajo los efectos de la droga. Si la aspira se daña las fosas nasales, si la fuma daña los pulmones y si la inyecta corre el riesgo de contraer el VIH/ Sida.

 En Guatemala conozco al menos dos casos en que personas, aparentemente tranquilas en su estado normal, cambiaron radicalmente al consumir cocaí­na en grandes cantidades, una de ellas, una jovencita de 17 años, embarazada, se ahorcó por trastornos mentales que sufrí­a, y el otro, para mí­ un excelente muchacho, asesinó a su padre de múltiples puñaladas porque lo habí­an encerrado para que no obtuviera la droga y el «sí­ndrome de abstinencia» le hizo violentar la puerta de la habitación en donde se encontraba y asesinar a su padre.

 Honestamente no sé que pueda ser peor. Si seguir en este baño de sangre que produce el narcotráfico o encontrarnos en cada calle, esquina, avenida, de nuestra patria a un loco por la droga que nos asesine por cualquier motivo. Sin embargo, el autorizar la venta de al menos estas dos drogas en cualquier paí­s del mundo, serí­a una muerte anunciada para jóvenes, mujeres y hombres e incluso niños que se convertirí­an en adictos (en un informe del NAS, en Guatemala se sabe que un buen porcentaje de niños ya han consumido cocaí­na a los 14 años) y a los ciudadanos trabajadores y sanos, en ví­ctimas de la violencia que la droga produce. ¿Usted que opina?

NO PUEDE FALTAR. Como no puede faltar la nota polí­tica, Arzú, quien señaló a la prensa de ser su enemiga, tras 25 años de ostentar el poder, dijo que él no harí­a propaganda para su reelección pues bastaba con lo que habí­a hecho ???????. Y entonces, las vallas, los mupies, los anuncios en la prensa escrita, radial y televisiva ¿Qué son? Por otro lado, siento que a doña Sandra Torres cada dí­a se le hace más cuesta arriba su candidatura. ¿Aplicarán un plan B y Roberto Alejos o   algún otro la sustituirá al igual que a su vicepresidenciable que parece no le gusta ni hablar ni saludar a sus múltiples admiradores, continuando en el absoluto anonimato desde antes de lanzarlo como candidato?