Quienes trabajan en el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (profesionales, técnicos, administrativos o de servicios) son personas contratadas para servir a los trabajadores afiliados, sus esposas y dependientes; por consiguiente, sus salarios, bonos y prestaciones no deben pretender que sean superiores a los que se devengan por servicios similares en el Ministerio de Salud, hospitales y clínicas privadas.

Recientemente ha salido a luz pública que el sindicato del IGSS, STIGSS, pide aumentos y bonos por Q497 millones, también se ha publicado que en el 2002 recibieron un incremento del 20%, en el 2006 del 8.33%, en el 2008 de 9.05%, en el 2011 un ajuste del 5% a la categoría “A” para equiparar al salario mínimo, hoy su planteamiento y pretensión es que se aumente del 10% al 13% a los médicos y enfermeras, 5% al resto de trabajadores, lo que representaría un aumento salarial de Q337.7 millones. Además, requieren sean creados distintos bonos, uno de antigüedad de Q50.00 a Q100.00 mensuales para los que tengan dos años de trabajo; un bono de Q200.00 para los que tengan de tres a cuatro años de trabajo y así sucesivamente hasta llegar a Q800.00 mensuales. También piden un bono de productividad de Q500.00 al mes para los 15,496 empleados que representaría Q92.9 millones; un bono de escolaridad dependiendo del nivel académico del trabajador de Q200.00 para primaria, de Q300.00 para el básico, Q400.00 para el diversificado y Q700.00 para el universitario. Adicionalmente se ha planteado un bono semestral de Q2,000 para cada trabajador que se haría efectivo en el mes de marzo y en el mes de octubre, denominados bono de Semana Santa y bono de Seguridad Social.

Todos estos incrementos, mejoras, bonos y prestaciones tendrían que provenir de las cuotas que los trabajadores y patronos pagan en el Programa de Accidentes, Maternidad y Enfermedad Común; programas que seguramente no lo resistirían y que tendrían que implicar aumentos de la cuota que contribuyen todos los trabajadores del sector privado y sus patronos, así como parte de los trabajadores del sector público.

Ante semejante pretensión, el Seguro Social debería publicar cuáles son los salarios actuales de todos y cada uno de sus trabajadores por grupo o escala y ordenar un estudio comparativo de lo que estos mismos puestos obtienen como salarios, bonos y prestaciones en el Ministerio de Salud Pública, en los hospitales privados de las diferentes categorías existentes y así saberse y comprobarse si “los trabajadores de los trabajadores” están mejor o peor pagados por cuanto los programas de Seguridad Social no se deben desnaturalizar, no se deben de quebrar sino deben de ser un soporte de todos los trabajadores, esposas, hijos y retirados que sin duda alguna deben ser la primera prioridad económica y social.

Es oportuno también hacer notar que la plantilla de trabajadores del IGSS aumenta en cada gobierno en mucho mayor proporción que lo que aumentan los trabajadores afiliados, sus dependientes o quienes se acogen a los programas de retiro, lo que implica que los sindicatos, los sectores y autoridades representados en la junta directiva no están cumpliendo adecuadamente con su trabajo, mejor sería que respetando las cifras actuariales revisaran y actualizaran las pensiones y prestaciones en dinero, tan pobres, tan precarias que pagan a los trabajadores afiliados y sus dependientes, quienes sin duda alguna merecen la actualización, mucho más justificada que aumentarle desproporcionada e injustamente a los “trabajadores de los trabajadores”.
¡Guatemala es primero!