Llegó el momento de dejar de soñar, de representar ideales en forma sensible o de idealizar lo que pasa realmente en Guatemala. No más ficciones, debemos darnos perfecta cuenta que el poder ha estado en manos de gente que no merece otro calificativo que el de vulgares rateros, porque eso y no otra cosa es ponerse a vaciar las arcas nacionales para comprar a toda máquina motocicletas, computadoras o impresoras multifuncionales para el Ministerio de Salud, cuando han sido tan incapaces en el desempeño de sus funciones que ni siquiera pudieron proveer de un equipo eficaz contra incendios al Hospital San Juan de Dios, a más de tantas carencias y necesidades.
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A estas horas, los proveedores debieran estar plenamente advertidos por quienes van a asumir el gobierno dentro de poco que, si ellos también se aprovechan del raterismo de cualquier funcionario del actual, se estarían exponiendo a que no se les pague, en base a la sentencia popular “que hechor y consentidor pecan por igualâ€. ¿No les parece? A los actuales funcionarios no hay que toparles más caulas, durante el proceso de transición han salido a luz no “contradiccionesâ€, como mañosamente algunos funcionarios han dado en calificarlas, sino verdaderos “clavos†y de muestra está el contrato para la compra de libros del Ministerio de Educación que apesta, suena y truena a un legítimo trinquete.
El actual ministro de Salud debiera dar la cara para explicar puntualmente y sin ambages con qué fines compraron de manera directa para el área de salud de Jalapa 30 estufas de 4 hornillas con cilindros de gas por Q30 mil y también 5 equipos de amplificación con altoparlantes, bocinas y micrófonos, 13 reproductores DVD y MP3, como 8 televisores pantalla plana DVD de 32 pulgadas por Q59,800 (Ver página 4 del Diario La Hora del 23 de diciembre de 2011). Ese ministerio, apañado por la irresponsabilidad del presidente Colom está dejando al país en trozos, sin que a estas alturas se le haya pagado como Dios manda a la totalidad de trabajadores que prestaron sus servicios al Estado durante el transcurso del año sus sueldos y prestaciones.
Bien dice la diputada Rosa María de Frade, si hay pruebas debiera procederse de inmediato a presentar las demandas correspondientes. ¿Por qué esperar a que San Juan baje el dedo para denunciar tantas barbaridades, cuando perfectamente los responsables pudieran estar en la cárcel antes que termine el año? Guatemala sigue dando abundantes muestras de ser el país de las contradicciones, por ejemplo, ¿cómo es posible que en el CAMIP del IGSS de Pamplona, todavía se lea en un letrero: “Entrega de recetas 2 mesesâ€; como que los beneficiarios de la tercera edad se vean obligados a llegar desde las 5 de la mañana y así, si bien les va, puedan salir a mediodía, a pesar que sus autoridades aseguran que todo camina sobre ruedas?