El presidente Colom sigue sin asumir la responsabilidad adquirida al aceptar el mandato conferido por el Pueblo. En otras palabras, para cualquier error, omisión, falta de tacto o incumplimiento de sus deberes busca a quién o quiénes echarles la culpa de lo ocurrido y jamás analiza si la responsabilidad recae en él mismo o sus colaboradores. Según tengo entendido muchos psicólogos o analistas de la personalidad humana han escrito tratados y libros al respecto, pues resulta más fácil buscar pajas en ojos ajenos, aun teniendo una viga en el propio, como también, es más cómodo eludir la responsabilidad en vez de asumirla. Después de 3 años y medio, los chapines de esto último somos expertos.
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Para el presidente Colom es más sencillo decirle a la opinión pública que los responsables de la difícil situación que atraviesa el país por no combatir eficazmente al narcotráfico son Portillo y Berger, aunque después sus empleados lo nieguen, que reconocer con valentía que esa situación la conocía al menos un año antes de asumir la presidencia. Muy pronto se olvidó de los discursos pronunciados, quejándose de lo descuidadas que estaban nuestras fronteras, de la falta de naves aéreas, armamento y de suficientes elementos humanos disponibles, hasta llegar al punto de prometer formalmente que sería lo primero que corregiría al asumir el cargo presidencial, ¿no ha venido haciendo todo lo contrario, dándole largas a las resoluciones y seguir dando atol con el dedo?
La Contraloría General de Cuentas acaba de anunciar la sanción que le impuso al fideicomiso fondo social “Mi Familia Progresa†de Q245 mil por no contar con documentos de respaldo de muchas de sus operaciones y de igual manera los estados financieros de la entidad no reflejan la realidad. ¿Es que va a seguir buscando responsables, en vez de asumir la responsabilidad que le corresponde, como la de quien fuera su señora esposa? Esa misma Contraloría acaba de presentar en el Ministerio Público 35 denuncias contra funcionarios y exfuncionarios por el mal manejo de los recursos del Estado que ascienden a Q314 millones. ¿También eso será responsabilidad de los gobiernos anteriores cuando la investigación realizada fue sobre lo ejecutado del presupuesto del año 2010?
A ese paso y con tan pobre criterio, desde ahora debiéramos irnos poniendo en contacto con las autoridades eclesiásticas para que se inicie la causa de beatificación de nuestro Presidente, para que así, lo más pronto posible el pueblo de Guatemala le reconozca sus bondades y sacrificios en su beneficio, pues ingratamente desde ahora se le critica el cúmulo de errores, deficiencias y carencias de su gobierno. Al paso que vamos, tendremos que seguir pidiendo perdón “al por mayor†y la culpa de nuestros males debiéramos írselos achacando a nuestros conquistadores o desde el primero hasta el último de los jefes de Gobierno que hemos tenido a través de la historia.