¡A frenar las incursiones charras y beliceñas en nuestro suelo!


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Poco a poco, nuestro país está cayendo en las garras de los mexicanos, quienes están haciendo de las suyas a sabor y antojo no sólo en nuestro hollado Petén, sino a la vez en los demás lugares.

Tanto los charros como los beliceños dan la idea de pretender hacerse fuertes en buena parte de nuestro territorio con propósitos de explotación y pillaje.

Marco Tulio Trejo Paiz


Los paisanos de Pancho Villa, delincuentes como compinches de Los Zetas, han cometido barrabasadas: Han masacrado a humildes labriegos y cargado con cantidades considerables de productos agrícolas, entre otras cosas.

Y, como si eso fuera poco, los súper millonarios de poderosos medios de comunicación de alcance internacional, de acuerdo con vendepatrias locales, se han hecho de varios canales de televisión, de radioemisoras y tratan de convertirse en socios de empresarios de la prensa para lograr mayor injerencia en los asuntos de todo orden, aun para poner o quitar altos funcionarios públicos, porque al paso que vamos, no sería raro que, por lo menos, perdamos parcial o totalmente Petén con sus maravillosos recursos de fauna, flora y arqueología de gran atracción turística y de arqueólogos que se dedican a la investigación.

Por su parte, los  beliceños, que apuntalados por los blindados hijos de la Gran Bretaña tienen el poder, asimismo tratan de “estirar” el jirón que en mala hora adquirió la categoría de estado libre, soberano e independiente (¿…?) por los votos de representantes de la Organización de las Naciones Unidas, incluso, infortunadamente, los de nuestros “hermanos” centroamericanos…

Estamos, pues, expuestos a tener extranjeros haciendo micos y pericos en esta pobre patria nuestra que es pacifista por excelencia y muy aguantadora con  la agobiante cruz a cuestas…   

Si en realidad tenemos el orgullo y el honor de ser patriotas, demostremos, facta non verba, que lo somos sin recurrir a la violencia de las armas, porque, recalcamos, somos un pueblo de paz siempre dispuestos a resolver los problemas mediante los canales diplomáticos y con un lenguaje apuntando a la  amistad.   

La política de buena vecindad, proclamada doctrinariamente por los Estados Unidos de América, debe prevalecer en el concierto de  las naciones del mundo, y es oportuno traer a cuento esa política en estos tiempos tan dramáticos, de diferencias y amenazas de algunas naciones proclives al belicismo brutal.   

Valgan estas líneas como una exhortación franca, sincera, para que marquemos alto a las frecuentes incursiones ofensivas a lo profundo de nuestros sentimientos de acendrado amor a nuestra patria.

Unidos como un solo hombre y al influjo del nacionalismo, podremos lograr respeto a los soberanos y legítimos derechos de nuestra patria, Guatemala,

¡En la unión radica la fuerza!!!