I promise


claudia-navas

Qué bonito se oye todo lo que los candidatos a Presidente prometen. Salud, seguridad, educación, desarrollo. Pero cuando una piensa en lo que eso significa, todo ese bla bla bla se ve distinto.

Claudia Navas Dangel
cnavasdangel@yahoo.es

 


Seguridad, ojalá no prometan hacerlo con inteligencia. Un bono salarial más, serí­a buení­simo, pero llevo años trabajando por contrato así­ que, me da igual si es el 15, 16 y 17…

La guardia nacional, huyyyyy, siempre que escucho “guardia” pienso en Nicaragua, así­ le decí­an ahí­ al Ejército en tiempos de Somoza –no sé si aún- y esos son recuerdos tenebrosos. La pena de muerte ¿Pero qué piensan? Si en Guatemala el sistema de justicia no funciona cómo creen que van a decidir por la vida de las personas: tin marí­n de dos pingué…

Más hidroeléctricas, ni Dios lo mande. A unos les conviene pero quienes viven cerca de estos megaproyectos siempre salen perjudicados.

Generación de empleo para erradicar la pobreza es algo interesante, siempre y cuando esos empleos no sean en realidad formas de enriquecer más a unos pocos y de explotar a muchos, digo por aquello de quien lo dice.

Un millón de viviendas…. Quisiera saber cómo o mejor dicho de dónde sacarí­an el dinero. Continuar con los proyectos sociales me parece bien, ojalá así­ sea, porque aunque muchos critiquen la Bolsa Solidaria, las Escuelas Abiertas y seguras y algunos salgan beneficiados, además de los que nos gobiernan claro, quienes viven en la extrema pobreza y viven en áreas de sumo peligro de verdad se han beneficiado.

Todo esto está bien si fuera cierto, pero ¿Quién les cree? Colom prometió a los afectados del Banco de Comercio pagarles lo estafado y luego no lo hizo. Prometió todo lo anterior y cada dí­a al hojear el periódico o ver un noticiero más y más muertos van camino al Inacif o a los distintos cementerios del paí­s.

Al final son palabras, palabras y más palabras. Es muy fácil levantar la mano y decir a voz en cuello “Yo prometo”, sonreí­r mientras la cámara nos capta y luego, luego nada. O mejor dicho a salir de las deudas, darles chance a los amigos, comer lo más caro del menú, vestirse de Saúl E. Méndez y ya no de pacas (como recordaran algunos funcionarios del casi difunto gobierno) y abrir una o varias cuentas en el extranjero. ¿Qué no! Total las palabras se las lleva el viento.