Huracán «Irene» deja daños menores en Nueva York


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Desprovista de su fuerza de huracán, la tormenta tropical Irene dejó ayer inundaciones y a millones de personas sin electricidad, pero también una sensación de alivio, ya que los daños en la ciudad de Nueva York no fueron la pesadilla que las autoridades temí­an.

Por SAMANTHA GROSS y BETH FOUHY
NUEVA YORK / Agencia AP

Sin embargo, para muchos, el peligro aún no termina: rí­os y arroyos se han transformado en torrentes que arrastran ramas y escombros en Nueva Inglaterra y el estado de Nueva York.

«Esto no ha terminado», dijo el presidente Barack Obama desde la Casa Blanca.

Las inundaciones son generalizadas en Vermont, donde algunas partes de Brattleboro, Bennington y otras comunidades se hallan bajo el agua.

La ciudad más poblada del paí­s, en tanto, comienza la ardua tarea de volver a la normalidad. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg ,levantó la orden de evacuación para 370 mil habitantes de zonas bajas y dijo que esperaba que el sistema de trenes subterráneos estuviera de nuevo en operaciones hoy, aunque reconoció que quizá no serí­a a tiempo para los trayectos matutinos.

«Tomando en cuenta lo ocurrido, estamos en una buena situación», dijo Bloomberg.

Por lo menos 21 personas murieron a causa de la tormenta, la mayorí­a de ellas por caí­da de árboles o porque sus autos se estrellaron contra árboles.

Los dos pilares de Manhattan soportaron sin problemas la tormenta: la Bolsa de Valores de Nueva York dijo que abrirí­a hoy, y el monumento al 11 de septiembre en el Centro de Comercio Mundial no perdió ni un solo árbol.

Las autoridades dijeron que los tres aeropuertos más importantes del área de Nueva York reanudarán la mayorí­a de los vuelos la mañana del lunes. El aeropuerto internacional de Filadelfia reabrió la tarde de ayer, y los vuelos se reanudaron alrededor de Washington.

Las muertes atribuidas a la tormenta incluyeron seis en Carolina del Norte, cuatro en Virginia, cuatro en Pensilvania, dos en Nueva York, dos debido al oleaje en Florida y una en cada uno de los estados de Connecticut, Maryland y Nueva Jersey.

En un cálculo preliminar, la firma de consultorí­a Kinetic Analysis Corp. estimó las pérdidas totales de la tormenta en 7 mil millones, con pérdidas de bienes asegurados de entre 2 mil y 3 mil millones de dólares. La tormenta impactará la actividad turí­stica del Dí­a del Trabajo en la barrera de islas conocida como Outer Banks, en la costa de Jersey y en Cape Cod.

Pero aunque la costa este comienza las actividades de limpieza, no puede permitirse el lujo de relajarse demasiado. Frente a las costas de ífrica hay un grupo de nubes que, según los modelos por computador, probablemente amenacen la costa este en unos 10 dí­as, dijo Max Mayfield, exdirector del Centro Nacional de Huracanes. El centro les otorga un 40% de probabilidades de que se conviertan en una tormenta con nombre propio en los próximos dos dí­as.

Los vientos de Irene se debilitaron a 80 kilómetros por hora (50 millas por hora), muy por debajo de los 119 kph (74 mph) que lo harí­an un huracán.

Irene fue el primer huracán que tocó tierra en el territorio continental de Estados Unidos desde 2008, y llegó casi seis años después del dí­a en que Katrina devastó Nueva Orleáns el 29 de agosto de 2005.

La enorme tormenta —de 805 kilómetros (500 millas) de ancho— habí­a amenazado a 65 millones de personas en la costa del Atlántico, el mayor número de estadounidenses afectados jamás por un solo meteoro.

En Nueva York, todo el sistema de transporte colectivo permaneció cerrado debido al clima, por primera vez en la historia. Todos los aeropuertos de la ciudad cerraron, con más de 9.000 vuelos cancelados. Todos los espectáculos de Broadway, los juegos de béisbol y otros eventos fueron cancelados o pospuestos.