Guatemala es un país de increíbles y múltiples tradiciones populares. Dentro de esta abundancia posee una soberbia cultura tradicional religiosa como herencia mestiza. Las expresiones populares religiosas se dan en toda la República de Guatemala. Se desarrollan a lo largo del año, de acuerdo con períodos marcados. Si elaboramos un concepto de estos períodos y de las distintas fiestas, llegaremos a la formación del ciclo.
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela
Los ciclos pueden dividirse en dos clases: Clase A y Clase B.
Clase A: Fiestas que se marcan para toda la República. Encierra tres ciclos:
– Pasión. Abarca Cuaresma y Semana Santa completas.
– Corpus Christi. En algunas partes llega hasta agosto.
– Nochebuena y Navidad. Desde Concepción hasta la Virgen de Candelaria.
Clase B: Fiestas particulares de cada comunidad o fiestas patronales. El patrón puede serlo del pueblo, del templo, de una cofradía o bien de una asociación. Cada fiesta de esta clase forma un ciclo cerrado. Por tanto, el número de ciclos es distinto en cada comunidad interiorana y de las ciudades. De tal manera que el huerto se diferencia del Nacimiento en algunos aspectos, tales como:
1. Ambos presentan diferencia de temas.
2. El Nacimiento tiende a la «terrificación»: representación de escenas terrenas hasta llegar a la reproducción de la vida diaria.
3. El huerto tiende a la «simbolización»: representa ideas sobre la redención. Tal es el campo de azucenas, espigas, la vida, etc.
4. En el Nacimiento no se usan candelas, o si se usan son un mero aditamento. Las candelas forman parte indesmontable del huerto.
5. El Nacimiento se mantiene un tiempo largo. Desde Nochebuena hasta Candelaria.
6. El huerto es transitorio y se confecciona para fechas especiales: los Viernes de Cuaresma, Semana Santa o un día de ella, un día de «velación», etc.
7. El Nacimiento se hace en casi todas las casas.
8. El huerto se hace en contadas casas, pues la imagen doliente es menos abundante. A excepción de los «Cristos» que tan buena tradición guardan en Guatemala. Por otra parte, el huerto posee señales especiales. Por ejemplo: a) Las «milpitas» retoños de semilla de maíz sembrados en pequeños botes de lata y forrados de papel de china de color morado. b) Las frutas, imprescindibles, especialmente olorosas: corozo, jocote marañón, melón, etc. c) Flores olorosas, como el trébol y la azucena. Si nos atenemos al cuadro que representa el huerto podemos encontrar tipos: El Huerto es eminentemente mestizo: sin embargo presenta caracteres cruzados entre culturas, tanto maya como occidental. Véase, si no, el tipo de frutas, y sobre todo el corozo, que se ofrece en Semana Santa en el templo y en la cofradía y que tiene que ver con el culto de Maximón. Sin embargo, el huerto es menos exclusivo que otras expresiones mestizas. El Huerto se encuentra en comunidades indígenas, sobre todo en aquellas cercanas a núcleos urbanos. De acuerdo con su mundo, el huerto indígena en sitios comunitarios, la iglesia y la cofradía, y no en casas particulares. Las estampas que hemos descrito en los tipos aparecen sometidas a la concepción indígena. Recordemos, para concluir, los huertos que se hacían en las iglesias de la capital los Viernes de Cuaresma y los que aún se hacen en templos de La Antigua Guatemala. Eran célebres los de Santa Clara, Candelaria, el Carmen, etc., y muy famoso el de Jesús de la Merced. Los huertos para éste último Nazareno llegaban hasta medio templo y el resto lo ocupaban los músicos a las horas del culto. Los vecinos enviaban fruteros con verduras, frutas, jaulas con canarios y peceras con peces de colores; todo esto se distribuía adentro del templo. Si se toma en cuenta la cantidad de cortinas (colocadas del modo tan peculiar de Guatemala para adornar los templos) que se empleaban, los adornos, las candelas, las flores, los envíos de los vecinos, etc., podremos imaginar lo vistoso que debieron haber sido estos huertos. Y si los acompañamos de olor y música la impresión, imaginamos, debió haber sido pasmante. Una sacudida estética.