Guatemala es un país de increíbles y múltiples tradiciones populares. Dentro de esta abundancia posee una soberbia cultura tradicional religiosa como herencia mestiza. Las expresiones populares religiosas se dan en toda la República de Guatemala. Se desarrollan a lo largo del año, de acuerdo con períodos marcados. Si elaboramos un concepto de estos períodos y de las distintas fiestas, llegaremos a la formación del ciclo.
Los ciclos pueden dividirse en dos clases: Clase A y Clase B.
Clase A: Fiestas que se marcan para toda la República. Encierra tres ciclos:
– Pasión. Abarca Cuaresma y Semana Santa completas.
– Corpus Christi. En algunas partes llega hasta agosto.
– Nochebuena y Navidad. Desde Concepción hasta la Virgen de Candelaria.
Clase B: Fiestas particulares de cada comunidad o fiestas patronales. El patrón puede serlo del pueblo, del templo, de una cofradía o bien de una asociación. Cada fiesta de esta clase forma un ciclo cerrado. Por tanto, el número de ciclos es distinto en cada comunidad interiorana y de las ciudades.
Cada ciclo, de cualquier clase, tiene expresiones particulares. Así, por ejemplo, al de Nochebuena corresponden los rezados, las posadas, las loas y el batido. Al de Corpus, los altares, los gigantes, los cabezones y los chiles rellenos. Al de Pasión y Semana Santa las empanadas, las procesiones, los huertos y velaciones. Los huertos constituyen altares especiales que pertenecen a las tradiciones populares de Pasión. Como tales son similares a los Nacimientos y, en cierto modo, a los altares de la procesión del Corpus. El huerto se dedica a conmemorar la Pasión de Jesucristo. Por tanto, la imagen principal la constituye una imagen de pasión. El más común es el de Jesús Nazareno -Jesús con la cruz a cuestas-, el otro frecuente es el de los Crucificados. Menos frecuentes son los de Jesús Sepultado, Jesús de la Columna u otra. Puede también dedicarse el huerto a la veneración de la Virgen de Dolores. Hoy en día el huerto está en proceso de transformación. Sin embargo, se le puede encontrar en algunos departamentos como en Sacatepéquez y sobre todo en comunidades rurales, y muy esporádicamente en alguna casa o iglesia en la ciudad capital, donde se reproduce su recuerdo. Lo más fácil, entonces, es que hagamos unas ligeras comparaciones: El huerto se asemeja al Nacimiento en algunos aspectos, tales como:
I. Ambos representan una escena evangélica. Uno el nacimiento, el otro la Pasión de Cristo.
II. Ambos son adornados con abundancia de frutos y flores de la estación, de donde se sigue un olor peculiar para cada uno.
III. En ambos puede usarse el pino desmenuzado.
El huerto se diferencia del Nacimiento en algunos aspectos, tales como:
1. Ambos presentan diferencia de temas.
2. El Nacimiento tiende a la «terrificación»: representación de escenas terrenas hasta llegar a la reproducción de la vida diaria.
3. El huerto tiende a la «simbolización»: representa ideas sobre la redención. Tal es el campo de azucenas, espigas, la vida, etc.
4. En el Nacimiento no se usan candelas, o si se usan son un mero aditamento. Las candelas forman parte indesmontable del huerto.
5. El Nacimiento se mantiene un tiempo largo. Desde Nochebuena hasta Candelaria.
6. El huerto es transitorio y se confecciona para fechas especiales: los Viernes de Cuaresma, Semana Santa o un día de ella, un día de «velación», etc.
7. El Nacimiento se hace en casi todas las casas.
8. El huerto se hace en contadas casas, pues la imagen doliente es menos abundante. A excepción de los «Cristos» que tan buena tradición guardan en Guatemala. Por otra parte, el huerto posee señales especiales. Por ejemplo:
a) Las «milpitas» retoños de semilla de maíz sembrados en pequeños botes de lata y forrados de papel de china de color morado.
b) Las frutas, imprescindibles, especialmente olorosas: corozo, jocote
marañón, melón, etc.
c) Flores olorosas, como el trébol y la azucena.
Si nos atenemos al cuadro que representa el huerto podemos encontrar
Tipos:
Tipo 1: La imagen del Cristo preside un símbolo de la humanidad que salva: ovejas, azucenas (hasta cierto punto son símbolos) o un símbolo mixto: la vid: símbolo del cuerpo místico y de la eucaristía. Variante del mismo tipo es la imagen de Cristo, símbolo de los efectos de la redención, o la hostia en un ostensorio (custodia) símbolo de la eucaristía. Otra variante del mismo género es aquella en que la imagen de Cristo aparece acompañada de figuras antropomorfas: ángeles como figuras decorativas, pero funcionales dentro del cuadro del huerto, y que ayudan a distribuir los efectos redentores.
Tipo 2: El otro tipo que podemos señalar corresponde a la representación de pasajes de la Pasión de Cristo. La imagen de Cristo aparece rodeada de imágenes que representan personajes que tomaron parte en la Pasión. Tales estampas toman el nombre de Pasos.
Tipo 3: El huerto dedicado a la Virgen de Dolores, que pueden ser un paso, o un símbolo del dolor que padeció La Santa Madre (o símbolo de cada uno de los siete dolores que señala la tradición). Estas estampas, que han originado nuestra división en tipos, se adornan con las frutas, las flores y las candelas de la estación. Con esto queda cerrado el adorno del huerto. A pesar que hemos descrito huertos de templos, la descripción se ajusta perfectamente a los huertos hogareños. La diferencia fundamental está en el tamaño. Sin embargo, esto induce un nuevo tipo muy frecuente en las casas.
Tipo 4: La imagen de Cristo se coloca en un altar simple y se adornan con las frutas, las candelas y las flores.
El Huerto es eminentemente mestizo: sin embargo presenta caracteres cruzados entre culturas, tanto maya como occidental. Véase, si no, el tipo de frutas, y sobre todo el corozo, que se ofrece en Semana Santa en el templo y en la cofradía y que tiene que ver con el culto de Maximón. Sin embargo, el huerto es menos exclusivo que otras expresiones mestizas. El Huerto se encuentra en comunidades indígenas, sobre todo en aquellas cercanas a núcleos urbanos. De acuerdo con su mundo, el huerto indígena en sitios comunitarios, la iglesia y la cofradía, y no en casas particulares. Las estampas que hemos descrito en los tipos aparecen sometidas a la concepción indígena. Recordemos, para concluir, los huertos que se hacían en las iglesias de la capital los Viernes de Cuaresma y los que aún se hacen en templos de La Antigua Guatemala. Eran célebres los de Santa Clara, Candelaria, el Carmen, etc., y muy famoso el de Jesús de la Merced. Los huertos para éste último Nazareno llegaban hasta medio templo y el resto lo ocupaban los músicos a las horas del culto. Los vecinos enviaban fruteros con verduras, frutas, jaulas con canarios y peceras con peces de colores; todo esto se distribuía adentro del templo. Si se toma en cuenta la cantidad de cortinas (colocadas del modo tan peculiar de Guatemala para adornar los templos) que se empleaban, los adornos, las candelas, las flores, los envíos de los vecinos, etc., podremos imaginar lo vistoso que debieron haber sido estos huertos. Y si los acompañamos de olor y música la impresión, imaginamos, debió haber sido pasmante. Una sacudida estética.
Nueva Guatemala de la Asunción,
Tercer Viernes de Cuaresma,
13 de marzo de 2009.