Honduras: una democracia violada


Antes de empezar el desarrollo del tema de hoy quiero agradecer las diferentes expresiones de preocupación y solidaridad de amigos, colegas y lectores por mi situación de salud luego de haber sido sometido a una intervención quirúrgica de la que aún me estoy recuperando, razón por la cual he estado ausente de esta columna durante varias semanas. Mi gratitud a todas y todos, particularmente a la Junta Directiva de la Asociación de Periodistas de Guatemala, APG.

Félix Loarca Guzmán

Luego de este preámbulo, paso al enfoque del asunto seleccionado para esta ocasión, relacionado con las elecciones presidenciales que se realizarán el próximo domingo 29 de noviembre en la hermana república de Honduras. No hay duda que serán «elecciones» totalmente ilegales y que cualquier gobierno que surja de las mismas será una continuación del movimiento golpista encabezado por el señor Roberto Micheletti con el apoyo de los más rancios sectores del Ejército y la oligarquí­a de ese paí­s.

El golpe de Estado en Honduras debe ser analizado como parte de una estrategia en contra de las instancias progresistas de América Latina que busca la verdadera independencia de los pueblos de la dominación militar, económica, social y polí­tica. .

Después de continuas tácticas dilatorias, constituye una burla la declaración que ayer formuló el presidente del Congreso hondureño, Alfredo Saavedra, sobre la convocatoria a los diputados para votar el 2 de diciembre, o sea después de las elecciones, sobre la restitución o no en el poder del legitimo presidente, José Manuel Zelaya, actualmente refugiado en la Embajada de Brasil, en Tegucigalpa.

En estas condiciones vergonzosas, el golpe de Estado se ha consumado y el caso de Honduras será registrado en la historia como el de una democracia violada.

Este es uno de los momentos más deshonrosos de la historia del continente, poniendo al desnudo la postura ambivalente del presidente Barack Obama, pues el cambio en los últimos dí­as de su polí­tica para reconocer las elecciones sin la restitución del presidente Zelaya, no hace sino confirmar que está al frente del gobierno de Estados Unidos, pero no tiene el poder.

Un despacho de ARGENPRESS, la agencia argentina de prensa firmado por la periodista Laura Carlsen, revela que el colapso de los esfuerzos internacionales para restaurar el estado de Derecho en Honduras es consecuencia de las presiones de gente del ultraderechista Partido Republicano, especialmente del senador Jim DeMint sobre la administración de la Casa Blanca, a cambio de no seguir bloqueando la nominación de varios candidatos del presidente Obama para diferentes posiciones en el gobierno. Es el rostro visible de la diplomacia del engaño.