«Cantas horrible, dedícate a otra cosa, me dijeron en México y luché y luché hasta que lo logré», confesó Chavela Vargas en el homenaje que la embajada de ese país le brindó en San José a la costarricense más mexicana, que a los ochenta años y un brazo en cabestrillo no ha perdido un ápice de su garra.
Vestida de negro y gafas oscuras, Chavela Vargas rememoró anécdotas y vivencias de una vida dedicada al espectáculo tras salir de un pueblito del valle central costarricense donde «hace ochenta años no había nada».
«Â¿Qué hago, me siento o me acuesto?», preguntó a la embajadora María Carmen Oñate Muñoz -la anfitriona del acto-, y a los caballeros que le ayudaron a subir las gradas del estrado preparado para ella, provocando la carcajada del numeroso público presente en la noche del lunes en el Instituto de México de la capital costarricense.