Homenaje musical a Richard Strauss


celso

Una vez analizado los grandes maestros del romanticismo, entramos en la columna de este sábado, a rendir homenaje al último romántico del siglo XIX, el compositor alemán Richard Strauss, que en este año la música occidental conmemora los 150 años de su nacimiento. Richard Strauss fue uno de los músicos más importantes del posromanticismo, cuya influencia de Berlioz y la altisonancia sonora de Antón Bruckner y Gustav Mahler están presentes en su obra, constituyéndose en uno de los autores más relevantes de la música contemporánea, pero, asimismo, uno de los más controversiales tanto por su propia música como por los hilos de su vida.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela.


Sin embargo, este maravilloso mundo sonoro es como un eco de Casiopea, tierna esposa dorada, que resurge en cada motivo de mi vida, imposible y maravillosa, porque mi amor le abraza las pupilas y las sienes, como abraza la tierra de Rivendel de donde brotó poeta y músico.
         
Por otra parte, a nosotros nos parece que la música de Richard Strauss es la expresión final de una época, resume las circunstancias históricas que le tocó vivir y que no podía eludir, y que juzgada desde el punto de vista artístico, resulta una de las más bellas expresiones estéticas de los principios del siglo XX.
      
Quisiéramos, en primer lugar, bosquejar la extraña y dominante personalidad de quien es considerado en Alemania como el heredero del genio de Wagner, de quien ha tenido la doble audacia de escribir –después de Beethoven–, una Sinfonía Heroica y de representarse en ella como el héroe.
  
Richard Strauss nació en Múnich el 11 de junio de 1864. Su padre, virtuoso de renombre, era la primera trompa en la orquesta real. Su madre era hija del cervecero Pschorr. Se educó en un medio musical; desde que tenía cuatro años tocaba el piano y a partir de los seis, componía pequeñas danzas, Lieder, sonatas y hasta oberturas para orquesta.
 
Es posible que esta extraordinaria precocidad artística haya gravitado sobre el carácter febril de su talento, haya impreso excesiva tensión a sus nervios y otorgado a su espíritu una sobreexcitación un tanto acelerada.
     
Desde entonces no cesó de producir. En el gymnasium componía coros para tragedias de Sófocles. En 1881, Hermann Levi hizo ejecutar con su orquesta una sinfonía del joven colegial. En la universidad dedicó todo su tiempo a escribir música instrumental. Bülow y Radecke hicieron ejecutar sus composiciones en Berlín y Bülow, quien le tomó gran afecto, lo llamó en 1885 a Meinigen y lo designó Musik Director. De 1886 a 1889 pasó con el mismo título al Hoftheater de Munich. De 1889 a 1894 como Hofkapellmeister, y en 1897 sucedió a Hermann Levi. Finalmente, dejó Múnich por Berlín, donde dirigió la orquesta de la Opera Real.

Hay dos hechos particularmente dignos de recordar en esta vida: la influencia de un hombre a quien testimonió un profundo reconocimiento: Alexander Ritter, y sus viajes por el Mediodía Europeo. En 1885 unió conocimiento con Ritter. Este músico, desconocido en Francia, y muerto en la década de 1930, era sobrino de Wagner. Escribió dos óperas renombradas: Faüler Hans y Wem die Krone y es el primero, según Strauss, que introdujo en el Lied el sistema wagneriano.

Muy a menudo se hace referencia a él en la correspondencia de Bülow y de Liszt. Antes de haberlo visto, dice Strauss, yo había sido educado en una disciplina estrictamente clásica; me había embebido exclusivamente de las obras de Haydn, Mozart y Beethoven, y acababa de estudiar a Mendelssohn, Chopin, Schumann y Brahms. A Ritter únicamente debo el haber comprendido a Liszt y  Wagner  la música de estos últimos me conmovió.