A causa de que el abogado Gustavo Rodolfo de León me avisó a destiempo no pude asistir la noche del jueves 3 del mes pasado al homenaje que la Orquesta Sinfónica Nacional le rindió a mi querido y admirado amigo y paisano el maestro Robelio Méndez, quien el año pasado se presentó en Moscú y San Petersburgo (no confundirlo con San Pedro Sacatepéquez, San Marcos, de donde es originario) al finalizar una gira de conciertos por el Viejo Continente.
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Robelio es el típico artista -en este caso músico- de cualidades extraordinarias que intenta y logra pasar desapercibido, sobre todo porque a su carácter introvertido le agrega humildad y modestia, como -según me contó Sonia Díaz- lo demostró de nuevo esa noche, cuando, pese a la calidez de los nutridos aplausos de la concurrencia en el Conservatorio Nacional de Música, sólo atinó a inclinar el cuerpo, hacer leves ademanes con los brazos y murmurar una atragantado «gracias, muchas gracias», mientras hacía esfuerzos para que las lágrimas de gratitud no se deslizaran sobre sus mejillas de guatemalteco avergonzado de su triunfo.
El tributo rendido a Robelio -no podía ser de otra manera- no fue motivo de alguna nota periodística. Ni siquiera una breve gacetilla escondida en alguna página, aunque quizá Mario Cordero le dedique un espacio en el Suplemento Cultural de La Hora.
Pero para el maestro Maximiliano Robelio Méndez Miranda, tal su nombre completo de emperador ignorado, quizá lo más importante es que muchos de sus paisanos, sus amigos y ex compañeros de la Orquesta Sinfónica Nacional lo arropaban con sus palmas, recordando su larga y fructífera trayectoria en la música clásica de Guatemala, ya sea como el percusionista titular de la OSN o como solista de piano, de saxofón o de marimba en la misma sinfónica.
Porque el espacio no lo permite no voy a mencionar detalladamente todo el contenido de la hoja de vida de Robelio, pero cabe resaltar que su vocación por la música se le manifestó desde muy pequeño, pues su hermano Carlos lo enseñó a ejecutar saxofón y su padre Maximiliano fue su primer profesor de marimba. Luego se dedicó a estudiar sistemáticamente, habiendo obtenido los grados de maestro en arte especializado en saxofón, en piano y en marimba y licenciado en música con especialización en ejecución de un instrumento.
Fue catedrático en el Conservatorio Nacional de Música y fundador e integrante de los dúos de piano y saxofón, arpa y saxofón, marimba y violonchelo, marimba y piano, marimba y arpa y de marimba y guitarra. En su calidad de solista se ha presentado en escenarios de toda Guatemala, así como ha ofrecido recitales y conciertos en todos los países restantes de Centroamérica, en Colombia, Chile y México, en las ciudades estadounidenses de Maryland, Nueva York, Houston, Miami y New Orleáns y también en Francia, España, Suiza, Holanda, Bélgica y Luxemburgo, además de que a finales del año anterior, como lo anoté inicialmente, ofreció actuaciones en el conservatorio Rimski-Kórsakov y en el Palacio de la reina Victoria II, Rusia.
Por supuesto que ha obtenido galardones en el ámbito guatemalteco, ha sido premiado internacionalmente y ha impartido clases de piano, saxofón, guitarra y marimba en Estados Unidos, México, Francia, Bélgica y Luxemburgo. Podría decirse que es muy apreciado en Europa y admirado en su propia tierra.
(El marimbista Romualdo Tishudo le aconseja a un músico muy creyente: -Es bueno que confíes en Dios, pero también echale llave a tu carro para que no te roben el saxofón).