Recientemente vi publicado en La Hora el homenaje que el IGSS rindió a Roberto González Goyri, también leí tu artículo en relación a tan grande figura de nuestro medio artístico y desde ese momento me nació la inquietud de referirme a él, y es por ello que te envío estas líneas con la intención y el deseo de que sean publicadas en el diario La Hora, siempre y cuando lo consideres conveniente.
Recordarás que recientemente nos encontramos y tuvimos la oportunidad de intercambiar algunas palabras durante el funeral de Meches, tía de tu esposa y mujer extraordinaria de ejemplar trayectoria y de inseparable amistad con mi señora madre quien le precedió en su partida, y que ahora estarán disfrutando de su reencuentro. En esa oportunidad, Carmen, Camen como solemos llamarle, fue quien propició los momentos que compartimos, ella ahora como lo ha hecho siempre, permanece fiel y leal al lado de Roberto quien padece de quebrantos de salud. Quiero dejar testimonio que siempre nos ha unido una relación muy especial, casi familiar, los Pérez Avendaño crecieron junto a mi madre y su estrecha relación ha perdurado hasta el último momento previo a la partida de cada una de ellas, primero Toti, después Alicia, luego mi madre y por último Mercedes, sirva esto para constatar lo grande y maravilloso que ha sido el haber compartido a lo largo de la vida tantas cosas maravillosas y buenas así como ciertos pesares y desilusiones.
Hoy me apena no seguir encontrándome en ciertos lugares al gran Roberto Gonzáles Goyri y saber que su salud está resentida, pero al mismo tiempo me anima y alegra poder escribir estas líneas y dejar impreso en ellas el privilegio que he tenido al poder disfrutar de su amistad y mucha deferencia que recibí de su sencillo y noble trato y conportamiento. Admiro en él su calidad humana, su don de gentes, su sencillez y su gran espiritualidad, pero también puedo afirmar de su ejemplo como esposo y padre de nueve hijos. Quiero sumar a lo anterior, el orgullo que siento por su trabajo artístico. Su obra figura como una de las mejores de la plástica latinoamericana y siempre he admirado y comprendido la belleza de sus formas, el colorido, la armonía, el ritmo y cómo a través de estos elementos surge a todas luces el fondo de su obra. Hay un equilibrio entre fondo y forma y en la mayoría de cuadros, ahora, esculturas hace unos años, se percibe ese fondo reflejo de una realidad, muchas veces llena de un espíritu jovial, entusiasta, dinámico, alegre, labor no fácil en la realización de la obra artística, mientras que en él fluye esa íntima unió entre fondo y forma que siempre ha dejado plasmada en sus lienzos.
Roberto, sepa que le admiro, que le aprecio, que le agradezco haber compartido en repetidas ocasiones su dilecta conversación y haberme permitido escuchar mis comentarios u opiniones sobre su arte.
Deseo, para finalizar, rendirle público tributo de agradecimiento por lo que ha sido y lo que es para nuestro país, fuente de su inspiración además de Dios y su familia y por el prestigio que ha sabido darle el arte. Su obra y su persona, perdurarán en nuestros corazones ahora y siempre.
Oscar Clemente, me uno de corazón al justo homenaje que han rendido al Maestro, así como a tus conceptos vertidos en La Hora.