Metido por allá por las montañas de la tierra más hermosa que nos dio Dios, me tomé el tiempo necesario para meditar sobre las opiniones que he externado, que a algunos eruditos les parecen abominables por no estar de acuerdo a sus exóticos pensamientos, pero por más que les doy vuelta, no encuentro que sean de izquierda ni de derecha, más bien me parece una forma de hacer las cosas derechas.
No encuentro donde pueda estar lo malo en decir que el problema de Honduras nos marca claramente dos caminos, el de la verdadera y auténtica democracia, y el de la seudodemocracia, donde los que lleguen a gobernantes puedan robar, violar la ley o cometer cualquier clase de ilegalidad, sin que nadie se atreva a destituirlos. ¿Será malo querer una verdadera democracia?
Cuando hablo sobre el derecho a la educación digo, que si enseñan a leer y dejan a la persona que lea lo que quiera, lo convirtieron en un hombre libre; pero si sólo lo dejan leer lo que escoge el tirano, lo hacen un esclavo. ¿Qué tiene de malo que uno quiera que se formen hombres libres?
Cuando hablo de los programas sociales, digo que el éxito de éstos sería, si cada vez las personas que se ven obligadas a alargar la mano sean menos, pues cada vez más personas se van integrando a las nuevas fuentes de trabajo. Decir que el éxito es ir aumentando el número de beneficiarios, demuestra una pobreza de entendimiento.
Así fueron desfilando los temas sobre los que he externado opinión, y llegué a la conclusión de que pedir o querer que las cosas sean derechas, no quiere decir que uno sea de derecha.
Para las personas que en su ánimo de denigrarme me han dicho de todo en los blog, les cuento que ya tengo avanzado el libro donde describo todas las hazañas que me han endilgado, y estoy tratando de que me sea publicado como algo que parece ficción, pero que es verdadero, pues lo documento con los blog de los que me han hecho el favor de recordarme mis hazañas, malévolos pero en fin hazañas.
Los ensayos que he mandado a las casas editoras no están de acuerdo con el título que he propuesto, pues creen que lo más apropiado sería algo así como «Un hombre que frustró los sueños de un dictador» y lo quieren con el nombre del dictador con todas sus letras, pero éste lo conocerán cuando se publique la obra.