Un hombre con trastornos mentales y armado con un hacha atacó a niños y sus padres mientras caminaban por la calle de una ciudad central de China, matando a seis personas, informaron las autoridades hoy.
Tres adultos y un niño murieron en el lugar del ataque matutino en las afueras de la ciudad de Gongyi, dijo una portavoz del gobierno local que leyó un comunicado oficial. Otro niño y otro adulto fallecieron más tarde debido a sus heridas, agregó.
Los pobladores identificaron al responsable como un campesino con antecedentes de padecimientos mentales, agregó la portavoz, que no quiso dar su nombre, como es común entre los burócratas chinos.
El presunto agresor, Wang Hongbin, comenzó a atacar a las personas en una calle principal del municipio de Shecun, en Gongyi, alrededor de las 8:40 de la mañana (0040 GMT), dijo la vocera. Wang fue detenido y la Policía estaba realizando las investigaciones correspondientes, agregó.
Gongyi se encuentra en la densamente poblada provincia de Henan, en el llamado cinturón de los granos de China.
La prensa local había informado previamente que el ataque ocurrió fuera de un jardín de infantes, pero otro vocero del gobierno de la ciudad, que tampoco quiso dar su nombre, dijo que eso no había sido confirmado.
China ha experimentado una serie de violentos ataques en escuelas, asilos de ancianos y calles de ciudades que han dejado decenas de muertos y heridos desde que comenzó 2010.
El mes pasado, una trabajadora atacó a los niños de una guardería para trabajadores migrantes en el este de China, hiriendo a ocho pequeños. Los reportes señalaron que la mujer había sufrido un «episodio psicótico».
En uno de los peores ataques, siete niños y dos adultos murieron en un jardín de niños en el norte del país en mayo del año pasado.
Aunque las agresiones no parecen estar relacionadas, las autoridades han hecho llamados para que la población ponga más atención a las personas con enfermedades mentales graves y causado preocupación por los crecientes niveles de estrés en la sociedad china.
En la mayoría de los ataques, los agresores eran mentalmente inestables, tenían rencor hacia sus víctimas o estaban enojados por fracasos personales.
Las escuelas en todo el país incrementaron la seguridad el año pasado, con más policías al alcance en las entradas.