Una de las formas de cuidado parental que ha tenido éxito en varias partes del mundo, ha sido la experiencia de Aldeas Infantiles SOS, en las cuales a través de una madre social se le provee, a la niñez, de un ambiente de desarrollo integral.
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En estos hogares sociales se atiende a niños y jóvenes de 0 a 23 años, remitidos por orden de un Juzgado de Niñez y Adolescencia.
«La población que recibimos ha quedado en orfandad o ha sido abandonada por sus padres, por lo que su estancia en una Aldea Infantil SOS es permanente y a largo plazo, hasta que logran alcanzar su independencia», comenta Alejandra Ovalle, representante de la asociación.
Los habitantes de la aldea son niños y niñas atendidos bajo un «Modelo de Acogimiento Familiar», en el cual se integran a familias nueve ó diez chicos, que están bajo el cuidado de una madre SOS.
Este modelo de acogimiento familiar se integra por cuatro componentes:
La Madre SOS es una profesional en la atención infantil que vive en el mismo hogar con los niños guiando su desarrollo y conduciendo su hogar de forma independiente. «Establece una relación estrecha con cada miembro, brindándole seguridad, amor y la estabilidad que necesitan», afirma Ovalle.
Hermanos y hermanas, los lazos familiares se desarrollan naturalmente: infantes de diferentes edades viven juntos como hermanos y hermanas (hermanos biológicos permanecen dentro de la misma familia SOS).
La Casa, cada familia crea su propio hogar. Bajo este techo, los niños y la madre SOS disfrutan de un verdadero sentido de seguridad y pertenencia. Los niños crecen y aprenden juntos, compartiendo responsabilidades, alegrías y penas de la vida cotidiana.
La Aldea y la familia SOS son parte de la comunidad. Las familias SOS viven juntas, en casas independientes, creando un entorno de apoyo donde comparten experiencias y se ayudan unas a otras.
Actualmente trabajan en los departamentos de Guatemala, Chiquimula, Retalhuleu, Alta Verapaz y Quetzaltenango, donde se atiende a más de 500 niños y niñas, en unas 65 familias.
Este programa tiene mucho éxito en países como Chile, Colombia y Paraguay, así como en los países de la Comunidad Europea, donde el derecho de niñez está mucho más avanzado.