El 7 de noviembre es una fecha que jamás pasará desapercibida para miles de guatemaltecos que padecieron en carne propia la fuerte sacudida que causó un terremoto de 7.2 grados, que dejó familias incompletas y con dolor, personas traumatizadas, casas destruidas, y posiblemente niños en orfandad y adultos mayores sin protección.

mcastanon@lahora.com.gt
DRAMA: 44 MUERTOS, MÁS DE 1 MILLÓN 300 MIL AFECTADOS Y ALREDEDOR DE 26 MIL 10 DAMNIFICADOS
“MI PIERNA IBA COLGANDO”
En un abrir y cerrar de ojos, la vida de Engelver de Jesús Ramírez Castillo, de 26 años, cambió la mañana del 7 de noviembre. Los pequeños sismos que su madre había sentido no eran producto de la imaginación; eran solo el anuncio de una tragedia que afectaría a los pobladores de San Marcos y otros siete departamentos del país.
“Nunca me imaginé todo esto, ella –mi madre–, me había dicho cuando estábamos desayunando que estaba temblando. Yo soy un poquito bromista, la empecé a molestar y le dije que estaba imaginando, lamentablemente sin pensar lo que vendría después”, recuerda.
La broma terminó pronto y el terremoto de las 10:30 horas cambió la vida de Engelver; su casa se desplomó y bajo esos escombros quedaron los cuerpos de su madre, hermana y sobrinas. Él sobrevivió “milagrosamente”, aunque para eso los médicos que le atendieron tuvieron que amputarle una pierna.
“Cuando empezó a temblar muy fuerte solo le dije a mi mamá que cargara a la nena –mi sobrina– y que se saliera. Ella me dijo que buscara a mi otra sobrinita, salí corriendo a buscarla y cuando iba a media cuadra, me di cuenta que una pared se les vino encima a ellas –mi madre, hermana y sobrinas–. Aún escuché sus gritos, mi mamá se quedó con la nena en los brazos”, dice notablemente afectado.
Engelver recuerda que regresó para apoyarlas y para eso empezó a suplicar auxilio a sus vecinos, mientras escuchaba un fuerte ruido que seguía emanando de la tierra. En su afán por salvar a su familia, no se había percatado que su pierna estaba torcida y ensangrentada. No pudo seguir más y buscó asistencia.
“Yo quise hacer todo lo posible para salvar a mi familia, pero todo fue en un abrir y cerrar de ojos. Una pared se me había venido encima y cuando me vi, me di cuenta que mi pierna había explotado por el pesor de la pared. Llegué al otro lado de la calle y gritaba, no era por el dolor, yo quería levantar a mi mamá, que levantaran a mi hermana y que ayudaran a levantar a mis sobrinas”, dice el entrevistado.
La oportuna asistencia de una vecina y de los cuerpos de socorro, fue lo que le permitió a Engelver entender la magnitud de su situación.
“Llegó una señora y yo solo sentí que me amarró la pierna con una venda para que no siguiera sangrando. Me levantó un bombero y me subieron a un picop, mi pierna iba colgando, destrozada totalmente. Al llegar al hospital empecé a perder mucha sangre, mi pierna se puso blanca, el doctor me dijo que iba ser difícil recuperarme”, refiere.
Fue precisamente en el nosocomio de la localidad, donde también se enteró de la muerte de sus familiares. Su madre Edilsa, su hermana Berta, sus sobrinas Betzy y Melany, estas tres últimas de 19, 7 años, y 7 meses, respectivamente, forman parte de las 44 víctimas mortales del terremoto.
Para el joven todo parecía una pesadilla. La última imagen en su memoria era la de su madre con la bebé en brazos tratando de sobrevivir al desastre, y a su hermana con la cara cubierta con sangre.
Engelver conversó con La Hora el pasado martes, en el Hospital Roosevelt, donde permanece recluido tras perder su pierna. Aún no se acostumbra a su nueva situación e incluso atraviesa por una serie de “dolores fantasmas”, que le hacen creer que necesita rascar su talón. Los médicos le han explicado que se trata de una conexión con su cerebro y le recomiendan canalizar todo lo que siente en su otra extremidad.
Su historia y relato ejemplifican lo que muchas familias sienten, vivieron y vivirán en el futuro.
LA FRUSTRANTE DEMOLICIÓN
Según la Cruz Roja Guatemalteca, la demolición de las casas dañadas por el terremoto ha causado graves problemas emocionales en las familias que perdieron sus bienes.
Vinicio Sarazúa, portavoz de la institución, explica que un equipo de profesionales se ha desplazado a San Marcos para apoyar en el área psicosocial a los afectados, como lo hizo recientemente con dos madres solteras, que no lograron sacar sus pertenencias del inmueble que fue demolido y ahora se encuentran en la ruina.
“Me llamaron la atención dos señoras, madres solteras que rentaban una habitación en la misma casa. Era una señora de 21 años y la otra de 38, con niños las dos. Lo más impactante fue cuando les notificaron que la casa iba a ser demolida y que no podían entrar a sacar sus cosas. Mientras la casa era demolida ellas se pusieron muy mal, tuvieron que ser estabilizadas. Creemos que es necesario seguir atendiéndolas para que esto no repercuta en su salud”, explicó Sarazúa.
Como este caso hay muchos, dice Sarazúa; la Cruz Roja ha prestado apoyo psicosocial a 420 familias que tienen entre 8 y 10 integrantes, afectadas por diversas situaciones.
La asistencia ha sido proporcionada por especialistas que visitan los albergues o improvisan espacios en las cuadras de San Antonio Sacatepéquez, San Pedro Sacatepéquez, San Cristóbal Cucho y el casco urbano de San Marcos.
Las actividades de ayuda están orientadas a que la población pueda exteriorizar sus emociones y evitar tristeza, la angustia y el miedo.
Sin embargo, este departamento no es el único en donde los pobladores enfrentan situaciones emocionales difíciles, pues otros lugares como Quetzaltenango y Sololá, también podrían presentar situaciones similares.
De acuerdo con el último informe de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), a la fecha hay más de 1 millón 300 mil afectados, así como 26 mil 10 damnificados.
ESTRÉS POSTRAUMÁTICO Y LA NECESIDAD DE AYUDA
Leslie Sechel, presidente de la Asociación Guatemalteca de Psicología (AGP), explica que después de un hecho impactante como el terremoto reciente, podría presentarse el trastorno conocido como estrés postraumático, el cual tiene una serie de síntomas que pueden influir de forma diferente en cada persona.
“Estrés postraumático es el que normalmente aparece posterior a una catástrofe o un asalto o un accidente grave. Este trastorno está lleno de síntomas y pueden variar de una persona a otra, desde paranoia, ansiedad, temores irracionales, miedo a salir, incertidumbre de qué va a pasar, está completamente lleno de síntomas muy diferentes en cada persona, dependiendo de cómo lo hayan vivido, esto es lo más común”, explica el profesional.
Según el entrevistado, el trabajo que se puede realizar con las víctimas de una situación difícil debe ser a través de apoyo psicológico y médico, según sea la experiencia de cada sobreviviente.
De acuerdo con el presidente de AGP, tras atender las necesidades básicas de la población, es oportuno prestar apoyo profesional a quienes fueron afectados por este suceso.
“Posterior a las necesidades básicas, se puede hacer un trabajo de atención a personas en crisis, que manifiesten síntomas de este trastorno, estrés postraumático, más que todo para calmarlas”, indica.
Esa es la razón por la que estudiantes de una universidad privada prestarán su apoyo a los afectados; aunque, según el profesional, es el momento para que todos los guatemaltecos aporten y unifiquen esfuerzos.
“El llamado es para unirnos no solamente los profesionales, sino el pueblo como corresponsable no solamente de la atención y la salud, sino de la prevención también. Todos podríamos hacer algo, los médicos, los psicólogos mismos, porque somos corresponsables de una prevención al país en general, en cualquier situación. El llamado es bastante general pues desde donde estemos podamos aportar algo”, refiere.
SECTORES VULNERABLES
Aunque oficialmente no se conoce un informe de niños en orfandad y adultos mayores desamparados por el terremoto, la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (SOSEP), realiza un análisis de las personas que se encuentran en los diferentes albergues, para determinar en qué situación se encuentran.
Fuentes consultadas por esta institución, explicaron que se hace un análisis sobre la situación de las personas albergadas en los diferentes lugares –según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred)–, hasta el viernes recién pasado se cuantifican 9 mil 831 albergados en 82 centros habilitados.
Según SOSEP, aún se analiza quién atenderá a los sectores vulnerables que quedaron en situación de desamparo.
Leslie Sechel
Presidente de la Asociación Guatemalteca de Psicología
“Yo quise hacer todo lo posible para salvar a mi familia, pero todo fue en un abrir y cerrar de ojos. Una pared se me había venido encima y cuando me vi, me di cuenta que mi pierna había explotado por el pesor de la pared. Llegué al otro lado de la calle y gritaba, no era por el dolor, yo quería levantar a mi mamá, que levantaran a mi hermana y que ayudaran a levantar a mis sobrinas”.
Engelver de Jesús Ramírez Castillo,
sobreviviente