HISTORIA Y TRADICIí“N DE LA VIRGEN DEL CARMEN EN GUATEMALA


Imagen de la Virgen del Carmen con el Niño Dios en brazos en altar alegórico para su fiesta principal el 16 de julio, elaborada en una nave de la iglesia de Santa Teresa de la ciudad de Guatemala y ornamentada para salir en procesión. Extraordinaria talla guatemalteca del siglo XIX de autor anónimo (fotografí­a: William Caneros, 2007).

La Virgen del Carmen tiene un arraigo muy profundo en Guatemala desde el siglo XVII, cuando una imagen de la Virgen, donada por Santa Teresa de Jesús, fue traí­da al Reyno de Guatemala, en particular al valle de Las Vacas, por el ermitaño Juan de Corz. Por aquel entonces, ni se soñaba en trasladar la capital a estos paradisí­acos lares.

Celso Lara

Grandiosa imagen de la Virgen del Carmen, ornamentada en oro, piedras preciosas, plata repujada y maderas exóticas. Si bien su factura es del siglo XV, los novoguatemalenses la han enriquecido con su fe, piedad y limosnas. En la gráfica esta imagen, ya restaurada después de un sacrí­lego robo, regresa a su Centenario templo para continuar bendiciendo a la Nueva Guatemala de la Asunción desde el Cerro del Carmen (fotografí­a: William Cameros, 2004).Virgen del Carmen con su caracterí­stico escapulario y el Niño Dios en brazos en el altar mayor del templo de su advocación en la ciudad de Guatemala. Talla anónima guatemalteca del siglo XVII revestida de ornamentos decimonónicos. Obsérvese el esplendor de la

A la Virgen del Carmen, imagen de corte renacentista temprano, le fue erigida una iglesia-fortaleza en 1620, en la cumbre de un Cerro encantado ubicado en el centro del valle, que desde entonces se llamó Cerrito del Carmen. Desde 1776 ha acompañado a los habitantes de la Nueva Guatemala de la Asunción, después de la destrucción y traslado de la ciudad de Santiago por órdenes del Rey Carlos III. Y desde entonces, se convirtió en la Patrona de la nueva urbe: de la Nueva Guatemala de la Asunción.

La vida de la Virgen y del Cerrito del Carmen, están indisolublemente ligadas con la Nueva Guatemala de la Asunción. Por eso, cuando fue robada de su camerino, a los novaguatemalenses nos robaron el alma; nos habí­an quitado parte de nuestra identidad.

Recuperada con serios daños y lesiones en su conjunto original (pérdida del resplandor y corona original además de varios rostros de ángeles adheridos a la escultura), la Virgen comenzó un proceso de restauración que fue interrumpido durante la celebración de julio de 2003 y nuevamente, en los talleres del IDAEH, el trabajo culminó en noviembre del mismo año. Fue una ardua tarea en la que se recuperaron los faltantes y se volvió a encarnar y dorar las áreas seriamente afectadas, proporcionándole la oportunidad de permanecer muchos años más junto a sus devotos y los amantes del legado cultural que posee el bien llamado Valle de la Ermita. Sirvan estos apuntes a vuelapluma, para entender todo el significado de la Virgen y la Fiesta del Carmen en el mundo Cristiano y en Guatemala.

Caracteres: 6,458

En el mes de julio, el dí­a 16, se celebra la memoria de Nuestra Señora del Monte Carmelo, una fiesta surgida el siglo XIV entre los carmelitas (Orden que encuentra sus orí­genes en los eremitas que se reunieron en el bí­blico monte Carmelo), con la intención de honrar a la Virgen por todos los beneficios concedidos a su Familia religiosa. Tardí­amente se quiso que fuera una conmemoración de la aparición de la Virgen a San Simón Stock. En aquella ocasión la Virgen habrí­a consignado al primer General de la Orden, el famoso escapulario del Carmelo, el cual, según una presunta bula del Papa Juan XXII, estarí­a dotado de virtudes sorprendentes.

Dejando aparte el fundamento histórico de tales acontecimientos, permanece el hecho de que la rápida difusión de las cofradí­as del escapulario permitió a esta fiesta tomar cada vez mayor arraigo: después que en 1600 el cardenal Bellarmino hiciera una relación favorable, fue declarada patronal para toda la Orden carmelita y elevada a la categorí­a de primera clase, con vigilia y octava. Después de esto, no tardó en ser celebrada también fuera de la Orden, extendiéndose paulatinamente de Diócesis en Diócesis; aún más, de nación a nación, con el tí­tulo de Conmemoración solemne de la bienaventurada Virgen Marí­a del Monte Carmelo.

Después de atravesar por diversas vicisitudes, su Santidad el Papa Benedicto XIII, con un Breve del 24 de Diciembre de 1726, extendí­a la fiesta a toda la iglesia latina, introduciendo, sin embargo, en las lecturas históricas del Oficio (referentes a los acontecimientos milagrosos recordados más arriba), la cláusula ut pie creditur, es decir, que lo que allí­ se narraba estaba basado en una pí­a creencia.

En la Reforma litúrgica de 1960 esta fiesta habí­a sido reducida a una simple conmemoración; en cambio, en el actual Calendario romano ha sido renovada, si bien como memoria facultativa, porque -según la Marialis cultus- se trata de una de las fiestas que, celebradas originariamente en determinadas familias religiosas, hoy, por la difusión alcanzada, pueden considerarse verdaderamente eclesiales.

Por desgracia, también para esta memoria facultativa, los textos de la celebración son del común de la Virgen, excepto la oración propia. Haciendo el texto litúrgico del Misal italiano una traducción demasiado genérica; veámoslo en una versión literal:

Te suplicamos, Señor

que nos ayude

la particularí­sima intercesión

de la gloriosa Virgen Marí­a,

para que, provistos de su protección

podamos llegar al Monte, que es Cristo.

La intercesión particularí­sima alude a su eficacia experimentada desde hace muchos siglos y que se quiere poner de relieve; el tí­tulo de gloriosa dado a la Virgen, alude al Monte Carmelo, que es casi el Tabor de la transfiguración de la Madre de Dios (que en las antí­fonas de laudes y ví­speras es presentada como la que busca la sabidurí­a en la oración y escucha-guarda-medita la Palabra de Dios); finalmente, se pasa del Monte Carmelo al monte de Cristo, indicando la ascesis de la vida cristiana que tiende a alcanzar su cima, Cristo; lo cual se hace más fácil bajo la «protección» de la Virgen Madre. Ella es guí­a experta sobre las cumbres… Todos ellos son temas muy queridos para la tradición carmelitana y la Iglesia los hace propios. El contexto festivo, por otra parte, los hace todaví­a más espontáneos como en Guatemala.

¿Por qué es tan popular la Devoción a la Virgen del Carmen?

1) Por la promesa que ella hizo a San Simón: Yo asistiré en vida y en muerte a quienes lleven devotamente mi escapulario o medalla.

2) Por los muchos milagros que la Santí­sima Virgen ha hecho y sigue haciendo a quienes le rezan con fe: cura enfermedades, salva de accidentes, libra de invencidos, aleja de vicios y pecados, obtiene empleos, arregla matrimonios, etc.

3) Porque siete Papas la han recomendado: Alejandro V, Clemente VI, Paulo IV, Paulo V, San Pí­o V, Gregorio XIII y Pí­o XI.

4) Porque para las almas del Purgatorio la Virgen prometió que les conseguirí­a descanso si en la vida llevaron con fe su escapulario y le rezaron noche y dí­a.

5) Porque muchos pecadores cambiaron su vida, desde que empezaron a llevar el escapulario o medalla de la Virgen y a rezarle a ella cada dí­a.

6) Porque muchas vidas se han salvado por llevar el escapulario o medalla de la Virgen: y por haber invocado con fe a la Madre de Dios en accidentes, en riñas, en incendios, en inundaciones, en guerras, en terremotos, etc.

De la Tradición Popular

¿Por qué en Guatemala se hizo tan popular la devoción de la Virgen del Carmen? A finales del siglo XIX apareció un padrecito especial que hizo de la devoción del Carmen la más popular en toda la República.

¿Que le habí­a sucedido a dicho sacerdote? Pues un prodigio de primera categorí­a. Se llamaba Francisco Javier Zaldúa. Su padre era asistente del Presidente de la República don Justo Rufino Barrios, ambos totalmente descreí­dos y ateos. El hijo -por una de esas ironí­as de la suerte- llegó a ser uno de los más devotos sacerdotes del paí­s. Pero tení­a una pena: el papá renegaba de todo lo que fuera Iglesia.

Entonces Francisco Javier hizo una promesa: Virgen del Carmen, si salvas el alma de mi padre, si no dejas que muera sin confesión, yo te juro que dedicaré mi vida a propagar tu devoción.

Y vino lo inesperado: un dí­a en el que el Presidente Barrios se dirigí­a a pie a la Casa de Gobierno, se desencadenó un torrencial aguacero que lo hizo guarecerse en la primera tienda que encontró. El Presidente preguntó al tendero (que era un viejo de mala fama): Cuénteme Don Justo Rodrí­guez: Usted ¿cuántos años tiene?» Y el negociante le respondió, suspirando de tristeza: «Ay su Excelencia: ochenta para el mundo y ninguno para Dios.

Fueron estas palabras el toque de la gracia. Le siguieron zumbando en los oí­dos al General Barrios y ya no le dejaban quietud. Al poco tiempo le llegó la enfermedad que lo hubiese llevado al sepulcro sino hubiese muerto en la batalla de Chalchuapa, El Salvador (el General Barrios es uno de los pocos presidentes guatemaltecos que ha muerto ejerciendo las funciones de Primer Mandatario al mando de un ejército). Al sentirse enfermo meses antes del inicio de la conflagración bélica llamó a su hijo sacerdote y a Venancio Barrios para que escuchara y le dijo: Mira, la Casa de Gobierno está llena de masones que no dejarán entrar a ningún sacerdote, pero por la casa vecina se puede poner una escalera. Tráeme el Nuncio de su Santidad para que me perdone todas mis grandes faltas.

Y el Nuncio vino, y entró por la ventana, por medio de la escalera de contrabando, y le administró los sacramentos. El viejo General-Presidente decí­a luego a su hijo sacerdote: ¿Ves que para tu Virgencita del Carmen no hay imposibles? Ella no necesita puertas para salvar a los que se le encomiendan. Sus soldados dicen de boca en boca, que el General Barrios murió santamente en los campos de Chalchuapa en El Salvador.

Desde entonces el Padre Javier Zaldúa se volvió el más entusiasta propagador de la devoción del Carmen. La fiesta del 16 de Julio en la Catedral Metropolitana empezó a ser la más sonada de todo el año. Los milagros se multiplicaban. Al estallar un polvorí­n en el Mercado Central, allí­ cerca, los únicos que estaban con vida al llegar un sacerdote a darles la absolución eran dos obreros que tení­an el Santo Escapulario. La Virgen del Carmen es la Reina de la popularidad en Guatemala.

Promesas de la Virgen del Carmen