Rómulo, primer rey de Roma, creó el primer calendario romano, en el año 738 antes de la Era Cristiana. Era un calendario lunar, que tenía 304 días divididos en 10 meses. Los cuatro primeros meses eran Martius (o Marzo), Aprilis (o Abril), Maius (o Mayo) y Junius (o Junio). Los seis restantes eran Quintilis (o mes quinto), Sextilis (o mes sexto), Septem (o Septiembre, mes séptimo), Octo (u Octubre, mes octavo), Novem (o Noviembre, mes noveno), y Decem (o Diciembre, mes décimo).
El segundo rey romano Numa Pompilius reformó el calendario. En el nuevo calendario, que también era lunar, el año tenía 354 días divididos en 12 meses. Los dos meses agregados, que sumaban 50 días, fueron Januarius (o Enero), que fue el primero del año; y Februarius (o Febrero), que fue el último. A partir del año 452 antes de la Era Cristiana, Febrero fue el segundo mes. Con el fin de que hubiera correspondencia entre calendario y estaciones del año, cada dos años se intercalaba un nuevo mes, denominado “intercalaris”. Originalmente Diciembre tenía 30 días. Numa Pompilius le restó un día.
En el año 46 antes de la Era Cristiana, el cónsul y dictador perpetuo de la república romana, Julio César, reformó el calendario. Parte de la reforma consistió en adoptar el año solar, o año tropical, de 365 días y seis horas. El nuevo calendario se llamó “juliano”. Julio César le agregó dos días a Diciembre. En el año 44 antes de la Era Cristiana, el senado decretó que el mes Quintilis fuera denominado “Julius”; nombre del cual deriva “Julio”, en honor a Julio César. En el año 24 antes de esa misma era, el emperador Augusto Octavio decretó que el mes Sextilis fuera denominado con su propio nombre, es decir, “Augusto”; nombre del cual deriva “Agosto”. Presuntamente Augusto Octavio quería tener, en el calendario, la misma importancia que tenía Julio César.
Los cuatro meses restantes tendrían que haber sido renombrados, porque, evidentemente, Septiembre ya no era el mes séptimo, sino el noveno; ni Octubre era ya el mes octavo, sino el décimo; ni Noviembre era ya el mes noveno, sino el décimo primero; ni, finalmente, Diciembre era el mes décimo, sino el décimo segundo. Se conoce, empero, un intento de renombrar el mes de Diciembre. El intento fue obra del emperador Cómodo, quien pretendió que Diciembre se denominara “Amazona” (que era el nombre de su mujer predilecta). Cómodo gobernó desde el año 177 hasta el año 192.
Algunos antiguos pueblos anglo-sajones denominaban, a Diciembre, “winter monath” o “mes del invierno”, porque en ese mes comenzaba el invierno. También le denominaban “Yule monath”, o “mes del tronco”, porque el 21 de diciembre, cuando celebraban el solsticio de invierno, era costumbre quemar un gran tronco de árbol, como parte de un festival religioso que duraba 12 días.
En el actual calendario, denominado “gregoriano” (que es el calendario juliano reformado por el Papa Gregorio XIII, en el año 1582), Diciembre es uno de los siete meses que tienen 31 días. Diciembre comienza, en cada año, en el mismo día de la semana en que comienza Septiembre. Ese día es Sábado. Diciembre también finaliza, en cada año, en el mismo día de la semana en que finaliza Abril. Ese día es Lunes. En el hemisferio norte, Diciembre es el mes que tiene el menor número de horas con luz natural del día; y en el hemisferio sur, es el que tiene el mayor número de horas con esa luz.
Post scriptum. En el hemisferio norte, el invierno meteorológico comienza el 1 de Diciembre; y en ese mismo día comienza, en el hemisferio sur, el verano meteorológico.