Historia de Jesús de Candelaria


Jesús de Candelaria, con su túnica lila con detalles dorados, recorre este Jueves Santo las calles y avenidas del Centro Histórico. FOTO LA HORA: ROBERTO AGUJA

Hablar de Jesús de Candelaria es hilvanar historia y leyenda, es hablar de una tradición de fe que se vive en Guatemala desde hace más de 400 años. Jesús de Candelaria identifica nuestra nacionalidad criolla, nuestra religiosidad popular, nuestra historia, nuestro catolicismo.


Mapa del recorrido de Jesús de Candelaria. FOTO LA HORA: CANDELARIA.ORG

Muchos han sido los intentos por ubicar a la consagrada imagen de Jesús de Candelaria, a través de las distintas épocas, siempre durante el periodo colonial, pero muy variadas en cuanto a las teorí­as que diversos historiadores han manejado. Una de las más recientes, basándose en los libros de inventarios existentes, propone a Juan de Chávez como su autor en el año de 1825.

Pero otros datos históricos rápidamente echan por tierra tal pensamiento.

El Arzobispo e historiador Francisco de Paula Garcí­a sugiere a Mateo de Zúñiga, de quién sí­ se sabe hizo a Jesús de la Merced, como el escultor de Jesús de Candelaria por el año de 1640. Pero los rasgos escultóricos entre ambas imágenes demuestran lo contrario.

Sin embargo y más acertadamente, el historiador Ví­ctor Miguel Dí­az, lo atribuye al insigne Juan de Aguirre originario de Málaga, España; quien llegó a Guatemala por el año 1554, procedente del Perú, conocido por su fama en la habilidad y destreza en el arte de la escultura, y quien recibió la inspiración divina del Espí­ritu Santo, al brotar de sus manos la imagen de Jesús hacia el año de 1563; Juan de Aguirre murió en el convento de San Francisco siendo lego.

Esta teorí­a es la más aceptada porque hay pruebas que así­ lo van confirmando.

La primera es una bella historia del ilustre obispo Francisco Marroquí­n, defensor de los indí­genas y precursor en la defensa de los derechos humanos, que corre paralela a la aparición de Jesús de Candelaria entre los guatemaltecos, ya que por encargo del Obispo Marroquí­n, Juan de Aguirre realiza magistralmente la imagen perfecta del Hijo de Dios.

Se cuenta que precisamente en 1563, el Viernes de Dolores, los seguidores del Obispo, acudieron a rezarle, porque prácticamente el Obispo agonizaba, y fue tal su impresión de ver a Jesús derramando lágrimas de dolor por el Obispo; que fueron por todos los pueblos aledaños a propagar la noticia, que Jesús de Candelaria lloraba por el Obispo Marroquí­n. Fue mayor el asombro cuando a los pocos dí­as, el Viernes Santo, murió el jerarca de la iglesia.

Su tez morena de sangre criolla, sus labios a perpetuidad entreabiertos, sus ojos verdes, su mirada hacia el frente y su abnegación abrazando el pesado madero, describen al Nazareno de la Serena Mirada, que ha sido inspiración de artistas, músicos, pintores, artesanos y del pueblo guatemalteco, que cada Jueves Santo acude a recibir sus santas bendiciones, durante sus 17 horas de trayecto procesional.

Se tienen datos de la bendición de la imagen de Jesús en el año de 1628, por el Obispo de Mira:

Fray íngelo Marí­a, de la Orden de Nuestra Señora de la Merced. Este era un acto especial, por lo que la imagen debió haber sido venerada muchos años antes, para que se pudiera realizar.

Al referirnos a fechas importantes, ubicamos dos datos muy reveladores y contrastantes con aparentes hallazgos definitivos: Uno de ellos, el breve pontificio del Papa Inocencio XI del año de 1677, que resuelve un viejo conflicto entre las cofradí­as de indios de la Iglesia Santa Marí­a de la Candelaria y de los nobles o españoles de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, cuya disposición deja la procesión de Jesús de Candelaria en dí­a Jueves Santo, el dí­a eucarí­stico, por ser una imagen mí­stica.

Mientras que por mostrar Jesús de la Merced la agoní­a de la pasión de Cristo camino al calvario y su perfección escultórica, lo asigna para seguir saliendo el dí­a Viernes Santo. Desde entonces quedó delimitado el dí­a de procesión de ambas hermandades o cofradí­as.

Aquí­ se observa un dato interesante…

En este documento Papal se menciona que la procesión de Jueves Santo sale desde tiempos inmemorables, lo que implica que si los devotos mayores no recordaban de cuando databa la procesión, aún por tradición oral contada por sus abuelos.

Esto quiere decir que Jesús de Candelaria salí­a ya en procesión por lo menos 100 años atrás, lo que refrenda su hechura a mediados del siglo XVI, como decí­amos muy cerca de 1563.

Otro dato posterior, es la procesión de rogativa de 1733, en la cual Jesús de Candelaria sale a recorrer las calles empedradas del valle de Panchoy en la Antigua Guatemala, para pedir que cesara la terrible enfermedad de la viruela que habí­a cobrado ya muchas ví­ctimas.

Esta es de las contadas ocasiones en que Jesús de Candelaria históricamente ha salido en procesión en un dí­a que no sea Jueves Santo.

Se conocen tres fechas precisas y relativamente recientes, en el siglo XX. Pero vemos como Jesús de Candelaria tení­a una enorme trascendencia, y es escogido como la Imagen de Nazareno, para salir en procesión de rogativa por todas las iglesias de la antigua capital del reino.

Lo cual ubica a Jesús de Candelaria con una gran devoción de muchos años atrás y no de unos pocos años como para haber ido burilado en 1825.

Los terremotos de 1773, obligan la traslación de la capital al Nuevo Valle de la Virgen, y la mejor manera de hacer que los pobladores dejen su tierra, es llevándose a las imágenes de su devoción.

Es así­ como tras largo peregrinar, y con enormes dificultades se traslada a la imagen de Jesús, junto a la de la virgen de los dolores del cerro, otras imágenes entre ellas probablemente la de la Patrona, la Santí­sima Virgen de Candelaria, junto a cálices, copones, coronas y las varas de cofradí­a de Jesús Nazareno, cuya inscripción o grabado junto al quinto real de su autenticidad, así­ lo demuestran, al igual que las coronas de la Virgen de Candelaria que revelan su hechura justo en el año 1700.

No cabe duda que el traslado debió haber costado mucho, y la procesión de Jueves Santo no se pudo organizarse nuevamente sino hasta el año 1820. Pero desde entonces empieza a cobrar una gran fuerza entre los devotos, siendo una de las principales imágenes a la llegada del siglo XX.

Tanto se habí­a extendido su devoción popular, tanto se hablaba de su milagros, y tanto era admirada su belleza escultórica que en el año de 1917 el Arzobispo de Guatemala decide Consagrarlo, en ceremonia especial la tarde del sábado 3 de Febrero de 1917. Solo 10 años habí­an transcurrido, cuando su santidad el Papa Pí­o XI, declara Universal la Fiesta de Cristo Rey, nombrándose a Jesús de Candelaria en Guatemala, bajo tal advocación; que lo ha identificado así­ ya por mas de 70 años.

La procesión, que como vemos es muy antigua, ha sufrido muchas transformaciones, pero siempre ha sido muy importante. No cabe duda que el Siglo XX marcó un gran crecimiento en cuanto a sus devotos cargadores, andas y recorrido procesional, pero de acuerdo a las distintas épocas, el cortejo de Jueves Santo siempre ha sido de gran trascendencia para los guatemaltecos.

Por eso decimos que no puede haber jueves santo sin eucaristí­a sagrada, y que no puede haber jueves santo en Guatemala sin Jesús de Candelaria.