Hipóstasis de sociedad, Estado y Gobierno


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La palabra “hipóstasis” deriva de la antigua palabra griega “hypostasis”, que denotaba el ser real que había tras el ser aparente. El ser real era aquel que subsistía por él mismo, y por eso era una substancia, y no un accidente. La palabra griega “ousia” tenía un significado similar. Hipostasiar consistía en suponer que tenía realidad un ser que aparentemente no la tenía.

Luis Enrique Pérez


Los primeros teólogos cristianos creían que el ser  real necesariamente era un individuo, o un determinado ser particular. En el Siglo IV, los teólogos Basilio de Cesárea, Gregorio de Nicea y Gregorio de Nacianceno, llamados Padres de Capadocia, afirmaron que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran “tres hypostases en una ousia”; lo cual podía interpretarse así: los tres eran seres reales, y por consiguiente, seres individuales, que sin embargo constituían una misma sustancia. La palabra “hypostases” era el plural de “hypostasis”. La unión de esos tres seres se denominaba “unión hipostática”, es decir, unión de seres reales, y por consiguiente, unión de seres individuales.
    La palabra hipóstasis adquirió un nuevo significado: hipóstasis era un ser del cual se suponía que tenía realidad; pero no la tenía, porque podía demostrarse que no subsistía por él mismo. Era sólo un ser pensado, producto de la abstracción, o proceso de separar mentalmente los atributos que, en un ser, son inseparables o no suelen estar separados (por ejemplo, los atributos de color, forma y masa de un cuerpo). El ser hipostático era, ahora, una seductora ficción dotada de persuasiva apariencia de realidad.
    En la vida cotidiana solemos hablar de hipóstasis, con ese nuevo significado. Por ejemplo, hablamos de humanidad, y no de seres humanos; pero la humanidad es una hipóstasis. Uno no puede, por ejemplo, conversar con la humanidad, sino sólo con seres humanos. Es decir, no hay un ser llamado “humanidad”, que subsista por él mismo. ¿Y no hablamos también de ciencia? Empero, la ciencia es una hipóstasis. Es real únicamente el ser humano que posee conocimientos científicos. Es decir, no hay un ser llamado “ciencia”, que subsista por él mismo.
    Con aquel mismo nuevo significado, la sociedad es una hipóstasis: son reales sólo los socios, o seres humanos que cooperan recíprocamente para procurarse un bien mayor que el que se procurarían si no fueran socios. La sociedad no subsiste por ella misma. El Estado, o sociedad política cuyos socios se llaman ciudadanos, es una hipóstasis: sólo son reales los ciudadanos. El Estado no subsiste por él mismo. El gobierno es una hipóstasis: realmente sólo hay gobernantes. El gobierno no subsiste por él mismo. Por supuesto, la economía nacional es una hipóstasis. Es real la economía individual, o economía de cada ser humano. Por esa misma razón, la macroeconomía también es una hipóstasis. Es real la microeconomía.
    Post scriptum. Hipostasiar la sociedad, el Estado y el gobierno ha sido propicio para imponer la esclavitud, el vasallaje y la servidumbre. En el socialismo, el Estado alcanza grados supremos de hipostasía, conexos con grados supremos de esclavitud, vasallaje y servidumbre.