Hijo de Gadafi negocia entregarse


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Uno de los hijos de Moamar Gadafi, al-Saadi, intenta negociar su propia entrega a los rebeldes libios, dijo hoy un comandante rebelde.

El comandante, Abdel Hakim Belhaj, dijo que al-Saadi lo llamó ayer y le preguntó si se podí­a garantizar su seguridad. «Le dijimos ‘No temas por tu vida. Garantizaremos tus derechos como ser humano y te trataremos humanamente»’, dijo Belhaj. Agregó que al-Saadi serí­a entregado a las autoridades judiciales.

Por BEN HUBBARD TRIPOLI / Agencia AP

De ser confirmada la oferta, la entrega serí­a un fuerte golpe al régimen de Gadafi, aunque la información fue tomada con suspicacia, pues los rebeldes afirmaron anteriormente haber capturado a otro hijo de Gadafi, Seif al-Islam, quien apareció libre horas después.

Los rebeldes han estado avanzando hacia el último gran bastión de Gadafi, su ciudad natal de Sirte, y sus seguidores ahora solamente controlan un puñado de ciudades.

Belhaj habló horas después que el vocero principal de Gadafi, Musa Ibrahim, llamó a la sede de la AP en Nueva York para reiterar la oferta de Gadafi padre de enviar a al-Saadi a negociar un gobierno de transición con los rebeldes. Los rebeldes han rechazado esa oferta anteriormente.

Ibrahim también rechazó el ultimátum que los rebeldes le dieron a los seguidores de Gadafi en Sirte advirtiendo que enfrentaran un ataque si no se rinden para el sábado.

Mientras tanto, en una jornada de lamentos y regocijo, una legión de libios lloró frente a las tumbas de los muertos en la guerra de seis meses contra Moamar Gadafi, para celebrar después su flamante libertad con oraciones matutinas y cánticos en la plaza principal de la capital.

El ritual agridulce celebró además el comienzo del festival musulmán de tres dí­as de Eid el-Fitr, que concluye el mes de ayuno del Ramadán. El inicio se determina con la aparición de la luna nueva y varias naciones árabes lo comenzaron el martes. Son tradicionales las visitas matutinas a los cementerios.

Los varones con sus mejores atuendos de fiesta —túnicas blancas y chalecos con franjas doradas— se arrodillaron a orar en la Plaza de los Mártires, el nuevo nombre que le dieron a la Plaza Verde, donde los partidarios del régimen se reuní­an todas las noches durante el levantamiento popular.

Las mujeres vestidas de negro ululaban. Los combatientes rebeldes dispararon al aire. Varios grupos entonaron cánticos espontáneos como «Â¡Bien alta la cabeza, Libia es libre!»

En un rincón, cinco combatientes formaron una fila y los civiles se acercaban a estrecharles la mano en agradecimiento. En otro sector de la plaza, la gente se agolpaba frente a un grueso mástil metálico decorado con caricaturas polí­ticas, una de las cuales mostraba a Gadafi como un cerdo.

Adel Taghdi, de 47 años, apenas contení­a las lágrimas mientras observaba las festividades. Después de pasar largos años en Canadá, dijo que no se sentí­a integrado al ver la bandera verde de Gadafi, pero dijo que ahora se siente orgulloso de los libios y de su paí­s.

«Nunca me sentí­ así­ antes», afirmó Tadghdi, propietario de un comercio de baldosas en la capital. «Sólo queremos vivir en libertad».

En el cementerio Bin-Shir, de Trí­poli, se han erigido decenas de tumbas de concreto para los muertos en la rebelión contra Gadafi, particularmente la semana de cruentos combates por el control de Trí­poli que comenzó cuando los rebeldes entraron el 20 de agosto.

CELEBRACIONES
Feriado religioso


Varios miles de libios celebraron hoy en la principal plaza de Trí­poli el inicio de un importante feriado musulmán y la salida de Moamar Gadafi.

Hombres arrodillados rezaban en ordenadas filas, las mujeres daban alaridos y algunos combatientes rebeldes disparaban al aire durante las festividades del Eid el-Fitr o fin del Ramadán, en la Plaza de los Mártires para conmemorar a aquellos que fallecieron en la batalla de seis meses contra Gadafi.

La multitud rompió en cantos de «Â¡Pon tu cabeza en alto, eres libio!» mientras los rebeldes formaron filas de recibimiento y civiles caminaban hacia ellos, estrechando sus manos en gratitud.

Adel Taghdi, quien es dueño de una tienda de azulejos, rompió en llanto. Dijo que nunca se habí­a sentido en casa mientras gobernaba Gadafi.

«Sólo queremos vivir libres».