Hermoso monumento en el “Jardín José Martí”


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De la colisión de olas marinas surge majestuosa y solemne la efigie de José Martí, observando la extensa vereda que viene de caminos lejanos hacia otros aún más infinitos. Sostiene en su brazo derecho hacia el corazón, su obra maestra, donde brota tiernamente una reveladora rosa blanca. Mientras que su brazo izquierdo abraza el batir del viento.

Grecia Aguilera


El Alcalde de la Ciudad de Guatemala, don Álvaro Arzú Irigoyen; el Embajador de Cuba en Guatemala, señor Roberto Blanco Domínguez y la Asociación Cultural José Martí, inauguraron el jueves 29 de agosto de 2013 el “Jardín José Martí” en la Avenida de las Américas, en homenaje al 160 aniversario del natalicio del héroe cubano y a la vez en reconocimiento por los lazos de amistad que existen entre Guatemala y Cuba desde 1875. Para construir esta magnífica figura se usó ‘ferro-cemento’. Está recubierta de polvo de piedra procedente de las montañas de la zona oriental de Guatemala y mide 3,80 metros de altura. La estatua de José Martí es obra del maestro Andrés González, quien trabajó junto con Óscar Luis González para su elaboración. La base de granito que soporta la estatua fue hecha en 1973 por el maestro de Guatemala Efraín Recinos, y durante años fue el pedestal de la escultura ecuestre de Justo Rufino Barrios. Así, para esta magna ocasión estuvo presente el Ministro de Cultura de Cuba, doctor Rafael Bernal Alemany, quien viajó a Guatemala para fortalecer las relaciones culturales y político-económicas entre los dos países. El Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Fernando Carrera Castro, enalteció a José Martí en sus expresivas palabras que brotaron de su corazón, revelando que lo conoció desde muy joven a través de un libro del escritor cubano Roberto Fernández Retamar. También resaltó con viva emoción la famosa sentencia de Martí “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”. José Julián Martí Pérez es uno de los grandes pensadores que ha gestado América; nació el 28 de enero de 1853 en La Habana, Cuba y murió en la escaramuza de Dos Ríos el 19 de mayo de 1895 a la edad de 42 años. Sus alumnos le llamaban “Profesor torrente”, por las constantes ideas que emanaba en sus magistrales cátedras. Aquí en Guatemala tenemos ahora la mirada eterna de José Martí, centinela que nos cuida en el Sur de la Ciudad con el nuevo monumento, y que también nos mira, desde hace mucho tiempo, desde la entrada de la Avenida Independencia, zona 2, en el Norte de la ciudad, donde se encuentra el Busto a José Martí, escultura que le ha dado el nombre a la “Calle Martí”, una de las arterias más importantes de la ciudad. Así demuestra Guatemala su reconocimiento y admiración a quien conoció y amó esta tierra. La pulida placa que está en el reciente inaugurado “Jardín José Martí” tiene escritos los primeros versos de su famoso poema “La niña de Guatemala”. No hay necesidad de más para quien entregó todo su amor y se ha convertido en un ser universal. Dentro de sus “Versos sencillos”, el poema IX inicia como un himno, que todos sabemos de memoria: “Quiero, a la sombra de un ala,/ contar este cuento en flor:/ la niña de Guatemala,/ la que se murió de amor./ Eran de lirios los ramos,/ y las orlas de reseda/ y de jazmín: la enterramos/ en una caja de seda./ Ella dio al desmemoriado/ una almohadilla de olor;/ él volvió, volvió casado:/ ella se murió de amor./ Iban cargándola en andas/ obispos y embajadores;/ detrás iba el pueblo en tandas,/ todo cargado de flores./ Ella, por volverlo a ver,/ salió a verlo al mirador;/ él volvió con su mujer:/ ella se murió de amor./ Como de bronce candente/ al beso de despedida/ era su frente, ¡la frente/ que más he amado en mi vida!/ Se entró de tarde en el río,/ la sacó muerta el doctor;/ dicen que murió de frío:/ yo sé que murió de amor…”