Hermano excéntrico e irreverente le causa problemas a Humala


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El preso más conocido del Perú es un hombre excéntrico, irreverente y narcisista, que se considera el artífice de la llegada de su hermano Ollanta Humala a la presidencia.

Por CARLA SALAZAR LIMA / Agencia AP

El reo, Antauro Humala, quien cumple una condena a 19 años de prisión por un fallido intento de golpe en el que murieron seis personas, agita constantemente el avispero desde su celda y es una verdadera piedra en el zapato para su hermano, quien no quiere o no puede controlarlo.

«Para mí es una cruz haber hecho a un hermano presidente», dijo Antauro Humala, de 47 años, el martes en la audiencia judicial que dio inicio a un proceso en su contra por presuntamente haber sobornado a personal penitenciario para hacer ingresar a su pareja sentimental al penal.

Días atrás había estado en el candelero luego que un programa periodístico de televisión propaló el domingo un vídeo de hace un año en el que se ve a Antauro fumando marihuana, lo que él mismo admitió luego al diario Perú.21, diciendo que «me (la) invitaban».

«No es delito el consumo de cannabis. Inclusive personajes como (Gabriel) García Márquez, Mario Vargas Llosa… plantean el libre consumo», dijo al diario, obviando el hecho de que no es el consumo lo que levantó polémica sino el hecho de haber ingresado marihuana a la prisión.

La ley peruana permite la posesión de pequeñas cantidades de marihuana, aunque no a los reos. Antauro Humala no dijo cómo le había llegado la marihuana.

Compañeros de armas en su juventud, Ollanta, de 49 años, y su hermano menor Antauro compartieron ideales basados en el nacionalismo hasta que el radicalismo del segundo dividió sus caminos. El mayor optó por la carrera política, mientras que el menor escogió una ruta más violenta.

En enero de 2005, Antauro, un ex mayor del ejército, lideró la toma de una comisaría en la ciudad andina de Andahuaylas y exigió la renuncia del entonces presidente Alejandro Toledo. La sangrienta asonada dejó cuatro policías muertos así como dos seguidores humalistas.

Por ello hoy cumple una condena, pero su reclusión no ha evitado que alborote a la opinión pública con sus controversiales declaraciones o comportamiento.

En las últimas semanas volvió a ocupar los titulares de la prensa al conocerse denuncias periodísticas sobre los privilegios que gozaba estando en prisión.

El lunes, el Instituto Nacional Penitenciario anunció una investigación tras la propalación del vídeo en el que se ve a Antauro fumando marihuana, y dispuso el cambio de las autoridades penitenciarias de los 18 establecimientos penales de Lima.

En los dos últimos años, las faltas de conducta de Antauro en prisión han provocado la destitución de dos directores del penal de Piedras Gordas, donde se hallaba recluido hasta inicios de este mes.

Otras denuncias periodísticas recientes señalaron que el hermano del presidente poseía un iPhone en la cárcel y que intercambiaba correos electrónicos con personas que le solicitaban puestos de trabajo y recomendaciones. Asimismo enviaba y recibía correos electrónicos de aparentes amantes, en los que él firmaba como «el Adonis cobrizo» o «Pachacútec Azul» en alusión al inca Pachacútec y en un juego de palabras referido al término «Príncipe Azul».

El 3 de marzo, Antauro fue sorpresivamente trasladado del penal de Piedras Gordas a la prisión Virgen de la Merced, una cárcel rodeada de cuarteles militares, lo que desató una lluvia de críticas por considerarse que el motivo del cambio habría sido concederle más privilegios carcelarios.

El ministro de Justicia Juan Jiménez afirmó que el cambio se dispuso por razones de seguridad tras conocerse informes de inteligencia que advertían sobre un posible intento de secuestro contra Antauro por parte de otros reclusos o contra sus padres Isaac Humala y Elena Tasso, quienes lo visitan regularmente.

Pero lo que más llamó la atención fue el silencio de Ollanta Humala, en tanto que un sondeo de opinión, divulgado el domingo 18 de marzo, revelaba una caída de seis puntos en su popularidad a 53%, principalmente por el tema de los privilegios de Antauro.

El domingo pasado, en la primera entrevista que concedió el mandatario a un canal de televisión en casi tres meses, afirmó que él nunca ha dado órdenes de beneficiar a su hermano preso.

«Yo no he dado ni daré jamás una orden para beneficiar a alguien. Yo tengo 30 millones de hermanos», dijo aludiendo al total de la población peruana, y afirmó que detrás de los aparentes beneficios a Antauro, existe un caso de corrupción.

Agregó que hace tiempo se deslindó de su hermano. «No comparto nada, ni de lo que él hace ni de lo que dice ni de lo que piensa. Y eso no es de ahora», aseveró.

La reacción de Antauro no se hizo esperar. En respuestas a un cuestionario que le hizo llegar a la cárcel el diario Perú.21, afirmó que «un deslinde más (de Ollanta) me tiene sin cuidado», y llamó «guachiman» (vigilante) de Palacio» a su hermano.

El dolor de cabeza que significa Antauro Humala para las autoridades quedó en evidencia con las declaraciones del jefe del Instituto Nacional Penitenciario, José Luis Pérez Guadalupe.

«Después de la corrupción, el señor Antauro Humala se ha convertido en el obstáculo más grande de nuestra gestión», expresó Pérez en una entrevista radial el pasado martes.

«Este tema es complicado no solo para el INPE, también para el mismo gobierno», agregó, al tiempo que prometió una sanción para Antauro, luego que se culmine la investigación sobre su consumo de marihuana dentro de prisión.

Dentro del clan Humala, el deslinde público que hizo Ollanta de Antauro causó decepción.

«Tengo la impresión de que si Ollanta pudiera cambiarse de apellido lo haría… Me parece que si pudiera decir que es hijo del vecino, lo diría. Se está desligando de la familia», criticó el primogénito de los Humala, Ulises, en una entrevista por televisión el miércoles.

Ulises Humala manifestó hace unas semanas que el tema Antauro había significado una «ruptura» en la familia Humala, que considera que Ollanta no actuó correctamente con respecto a su hermano preso. En su opinión, Ollanta debió haber impulsado una amnistía para Antauro.

Entre los Humala existe el convencimiento de que Antauro ayudó a Ollanta a alcanzar el poder y que por un tema de lealtad Ollanta debería hacer algo para liberarlo.

En octubre de 2000, Ollanta y Antauro se hicieron conocidos cuando encabezaron un acto de rebeldía militar en la localidad sureña de Locumba, en protesta contra el gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori, que se debatía entre graves acusaciones de corrupción, que finalmente condujeron a su caída.

En los años siguientes, entre 2001 y 2005, Ollanta se desempeñó como agregado militar en el extranjero, mientras que Antauro se dedicó a recorrer el país con grupos de ex reservistas del ejército, repartiendo un periódico titulado «Ollanta» en el que planteaba los lineamientos del etnocacerismo, una doctrina política creada por su padre, Isaac Humala, que plantea la supremacía de la raza cobriza originaria de Perú, en contraposición a los blancos.

«Si Antauro no hubiera hecho la campaña desde 2001 al 2006 con el periódico ‘Ollanta’, Ollanta no hubiera sido conocido. A Ollanta lo conocían hasta en la punta del cerro gracias al periódico», afirmó Ulises.

El analista político Santiago Pedraglio señala que discrepancias que fueron surgiendo y ampliándose con el tiempo han hecho que actualmente Ollanta y Antauro tengan visiones radicalmente opuestas.

«¿Las razones? Una evolución de ambos por experiencias distintas. Creo que el punto de quiebre de su distanciamiento fue el Andahuaylazo», dijo Pedraglio refiriéndose a la toma de la comisaría de Andahuaylas.

Opinó que detrás del comportamiento de Antauro y sus actitudes irreverentes existe un «afán de protagonismo» y la existencia de una «agenda propia».

Y es que Antauro ha dicho que planea postular a su Movimiento Etnocacerista en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2016, aunque no ha explicado cómo piensa que lo logrará.