Herbert Mauricio ílvarez López


Herbert ílvarez es quizá el profesor de teologí­a más joven de la Universidad Rafael Landí­var.  Goza de muchas cualidades: es sencillo, alegre, generoso y muy crí­tico cuando se trata de hablar de los temas que lo apasionan.  Tiene una maestrí­a en Teologí­a y trabaja su tesis doctoral vinculado a una universidad en Alemania.

Eduardo Blandón

En esta entrevista, ílvarez no sólo nos hablará de su trayecto en una disciplina tan «sui géneris» como es la teologí­a, sino de su visión de Dios y las realidades humanas (a veces demasiado humanas).

DIARIO LA HORA: Comencemos la entrevista, con la pregunta cajonera. ¿Quién es Herbert ílvarez?

Herbert ílvarez: No hay mucho qué decir.  Yo nací­ en una aldea llamada San Miguel Aroche del municipio de Chiquimulilla, Departamento de Santa Rosa, el 06 de enero de 1972. Soy rural, y eso jamás se me ha quitado. Soy el primer hijo de los únicos dos que mi madre y mi padre tuvieron.

DLH:¿Dónde hiciste tus estudios?

HA: La escuela primaria, en mi aldea. Se llamaba en aquel tiempo: Escuela Nacional Rural Mixta «Jorge Valenzuela Sánchez»

Los básicos y el diversificado los realicé en un instituto público muy antiguo (centenario): Instituto Normal para Varones «Antonio Larrazábal» (INVAL) de la Antigua Guatemala.  Aquí­ me gradué como Maestro de Educación Primaria Urbana en 1988.

Con relación a la universidad, hubo variedad.  Empecé Ingenierí­a Quí­mica en la Universidad de San Carlos.  Como no di bola me cambié de carrera.  Inicié, entonces, estudios de profesorado en Pedagogí­a y Ciencias de la Educación, otra vez en la Usac, pero los fines de semana en Antigua.  Me gradué en 1995.

En 1991 hice 8 meses de postulantado  en Costa Rica en la Congregación de Carmelitas Descalzos. Una experiencia que marcó mi futuro, aunque decidí­ bastante rápido no continuar en el camino sacerdotal.

DLH: ¿O sea que fue aquí­ cuando te enamoraste del tema de Dios?

HA: Correcto.  En 1995 empecé la Licenciatura en Teologí­a en la Universidad Rafael Landí­var. Me gradué en 1999.  Después, en el 2001 obtuve una beca de la Iglesia alemana (KAAD) y fui a estudiar una Maestrí­a en Ciencias de la Caridad (entendida como un área de la Teologí­a Social) a la Albert-Ludwigs Universití¤t Freiburg en Alemania. Terminé en noviembre del 2003 y me gradué, regresando a Guatemala a inicios del 2004.

DLH: Casi de mal pensado dirí­a que llegaste a la teologí­a por accidente.  ¿No es así­?

HA: Dejame y te explico.  Creo que mis intentos por ser sacerdote me llevaron a realizar una experiencia de postulantado con los padres Carmelitas Descalzos; y aunque sólo estuve ocho meses en ese intento, fue suficiente para que se me abriera el deseo de especializarme en Teologí­a. Lógicamente todo ello fue preparado por la educación familiar. Mi padre era el director de la escuela en la aldea donde nací­, y al mismo tiempo era catequista y lí­der en la organización comunitaria. Su fe y la fe de mi madre, bien vivida y con una práctica caritativa-social me fue madurando creo yo. Mis padres no eran de esa región sino de Sacatepéquez (Pastores y Jocotenango) y eso también fue una influencia grande en cómo ver la realidad y la fe.  Pues en vacaciones o Semana Santa salí­amos de la aldea hacia Pastores y tení­a experiencias diversas de la realidad social guatemalteca y de la fe.

DLH: Imagino que la influencia familiar, siempre es determinante.  Pero, ¿Cuál fue el golpe definitivo de esa, llamémosle religiosamente, vocación?

HA: Ahora voy.  Lo que te acabo de contar fueron los incipientes inicios de mi itinerario académico, luego vino lo que darí­a el sentido definitivo de mis aspiraciones.  Eso sucedió durante el segundo semestre de mis estudios de teologí­a. Mis compañeros me llevaron a unas conferencias de una semana realizadas por el Obispo brasileño Pedro Casaldáliga, quien compartió el tema «Espiritualidad de la Liberación». En esas conferencias, a las cuales asistimos casi todos los estudiantes de Teologí­a, en contra de la voluntad de nuestro decano, encontré lo que buscaba hací­a mucho tiempo. Percibir la fe como VIDA y Opción por los más pobres. Fue mi encuentro con la Teologí­a de la Liberación. Logré ver claro que la fe puede ser promotora de desarrollo. Era el «click» que a mí­ me faltaba. Fe, ya tení­a. Pero la forma en que la entendí­a me parece ahora que no era la forma y el sentido en que Jesús habí­a hecho su anuncio. Es decir, hasta ese momento nunca habí­a oí­do hablar y menos comprender el hecho de la misión de Jesús: el anuncio del Reino de Dios.

DLH: ¿Entonces fue Casaldáliga quien te llevó a Alemania?  ¿Te conectó?

HA: No, nada de eso.  Al terminar la Licenciatura en Teologí­a en la Universidad Rafael Landí­var (URL) yo sabí­a que querí­a y deseaba intensamente ser profesor de Teologí­a. Es lo que añoré tanto durante  mucho tiempo y por eso me dediqué muchí­simo en mis tiempos de estudiante de la licenciatura. Viajaba en bus un mí­nimo de seis horas diarias desde Jocotenango, Sacatepéquez, hasta el cámpus central de la URL con un intermedio en Ciudad San Cristóbal u otros lugares en donde al mis tiempo que mis estudios, trabajaba. Pero estaba muy animado y rendí­ lo mejor que pude. Mis profesores de Teologí­a, fueron muy buenos (en su gran mayorí­a). Algunos de ellos eran para mí­ un modelo que me motivaba mucho. Y supe entonces que si querí­a ser profesor de Teologí­a tení­a que seguir, en la medida de mis posibilidades,  los pasos de ellos: especializarme. Así­ que busqué oportunidades y me ayudaron a buscarlas. Recuerdo la ayuda de una laica, buena amiga mí­a Hella de Paz, quien me ayudó muchí­simo con trámites y clases de alemán. La Iglesia Católica de Alemania a través de una organización llamada Servicio Académico  Católico para Extranjeros (KAAD) me concedió una beca. Y fui a Alemania para estudiar, primero en forma intensiva el idioma (en Bonn), y después ir a la Universidad (Freiburg).

DLH: ¿Y qué tal te la pasaste? ¿No te costó mucho adaptarte?

HA: Hubo de todo.  Mis estudios en Alemania fue una experiencia que me hizo madurar. Fue un tiempo muy lindo. El encuentro con otra cultura, con otro sistema social. Un sistema que asegura la vida de los ciudadanos (bastante bien), donde la corrupción, la pobreza y la violencia no son algo que uno perciba fácilmente. Donde uno se siente seguro en casi todos los lugares (hay algunos en que los extranjeros no podemos estar seguros). La vivencia  de un clima totalmente diferente al nuestro.  Una tecnologí­a de avanzada que se podí­a notar en los servicios públicos, accesibles para todos. El orden en todos los estratos, la organización casi perfecta, la limpieza, la preservación de espacios verdes de esparcimiento tanto dentro de una ciudad como a las orillas de ella. Un apoyo decisivo a la educación.

En mi experiencia en la Universidad pude experimentar ese gran apoyo. Un ejemplo claro, de varios,  fue que hicimos un curso acerca de Iglesia, globalización, justicia y paz. Para hacer este curso tomamos las clases normales y después habí­a que ir a discutir esto a algunos de los centros donde se ventilaba más cercana y directamente esta reflexión, y la universidad nos pagó a todos los de mi sección una semana en Ginebra, Suiza para trabajar esto (recibiendo conferencias y haciendo trabajo de campo) en la ONU y en el Consejo Mundial de Iglesias. Es decir, invierten y al mismo tiempo desean que sus estudiantes accedan a lo mejor, para que esto a su vez, después,  repercuta en resultados positivos y de alta calidad para la nación.

DLH: Muy perfecto todo, ¿no?

HA: No, también hay cosas negativas en Alemania: un individualismo que raya en lo enfermizo, un consumismo atroz. Se empezaba a notar ya cómo el capitalismo neoliberal iba minando el sistema social-capitalista que habí­a asegurado la vida de la gente y promovido una sociedad del bienestar. El racismo aparecí­a también en lugares especí­ficos como el este alemán o en áreas de gran presencia de extranjeros. Pero en general, tengo una impresión positiva y estoy agradecido con el paí­s alemán, aún teniendo que matizar…  que nos deben esa ayuda. Pero esa es otra discusión diferente.

DLH: Hablemos de teologí­a.  ¿Cuál crees tú que es la función de un teólogo en el mundo actual?

HA: Para mí­ está muy claro: ser un signo del reino de Dios anunciado por Jesús de Nazaret, el Cristo.  Más especí­ficamente, ser facilitadores de una experiencia de fe que ayude a promover la VIDA y la Opción por los más pobres. Los datos mundiales son reveladores. La gran mayorí­a de la población mundial es pobre, marginada, explotada, violentada? El Evangelio y la lógica de la realidad nos impelen, nos llaman, nos obligan  a hacer esa Opción. De lo contrario seremos Iglesia pero no Reino de Dios.

DLH: ¿Para qué un teólogo en Guatemala?

HA: Personalmente, quiero aportar al desarrollo de mi paí­s desde la fe. Tenemos más de 500 años de Evangelio en Latinoamérica y 485 en Guatemala. Y ¿Qué es lo que vemos con gran presencia en el paí­s?: pobreza, violencia, corrupción, salarios totalmente injustos, narcotráfico¿Qué hemos hecho como Iglesia?, ¿qué hacemos hoy en relación con esta realidad? La cosa se complica cuando sabemos que Guatemala en su gran mayorí­a somos cristianos (sea católicos o evangélicos), y que nos jactamos de ser los exponentes del amor. Si la mayorí­a somos cristianos quizá deberí­a predominar en la realidad social nuestros valores de cristianos. Está claro que la Iglesia (católica o evangélica) no es la única y total culpable de esta actual realidad, pero sí­ creo que es corresponsable  de ella. ¿De qué manera? Por la forma en que hemos anunciado el Evangelio, por la forma en que hemos predicado o catequizado o leí­do la Biblia o? Nos hemos concentrado en lo litúrgico y hemos abandonado  la realidad. Hemos ayudado al divorcio entre fe y vida a través de nuestras enseñanzas. En el caso de mi Iglesia Católica uno podrí­a visitar muchas parroquias donde van a presentarles una decena de grupos de alabanzas o de movimientos que rezan el Santo Rosario pero que no tienen ninguna pastoral para acompañar a madres solteras, a desempleados, a divorciados, a pobres, a… En el caso de la Iglesia Evangélica nos van a remachar hasta el extremo que somos pecadores necesitados de un encuentro personal, pero desligados de los problemas sociales. Y se estudia la Biblia y se hace alabanza y se oye al pastor predicador pero no se involucra a ese fiel a promover la VIDA en la sociedad, entendiendo esto como comprometerse en la exigencia de la justicia, el respeto al medio ambiente, las luchas socio-polí­ticas por un sistema que promueva mejor la vida.

DLH: Pintás las cosas muy negras

HA: Equilibremos las cosas entonces.  Está claro que hay excepciones como el obispo Ramazzini en San Marcos o Cabrera en Jalapa o el pastor luterano recientemente perseguido en Zacapa. Pero son los menos y normalmente los más rechazados por sus propios compañeros de jerarquí­a

Sabiendo que Guatemala es un paí­s creyente, creí­ que debí­a aportar,  potenciando desde mi ciencia y mi espiritualidad católica con espí­ritu ecuménico, una fe que sea entendida sin divorcio con la realidad. Aportar  elementos para que el  cristiano viva junto a su experiencia personal de encuentro con Jesús de Nazaret, el Cristo, un compromiso radical para expresar en la sociedad el amor y la justicia. Esto supone comprometerse y buscar creativamente formas de luchar contra todo lo que no es vida. Y esto supone riesgos que pueden incluir la muerte: como Jesús de Nazaret o Gerardi o Romero o Luther King o tantos catequistas matados en el tiempo del conflicto armado.

DLH: Hoy muchos hablan del Big Bang, ¿Hay contradicción entre esta teorí­a y la idea de Dios Creador?

HA: No hay ninguna contradicción entre el Big Bang y Dios. El texto de Gn. 1,1 al 2,4ª,  que es un texto de género literario sapiencial, tiene como los más relevantes significados dos cosas: Dios es el autor de la vida; y en esa vida el ser humano es su imagen y semejanza. El texto no quiere decir cuántos dí­as se tardó Dios en crear ni relata exactamente que así­ fue, a la manera de que alguien estuviera escribiendo lo que Dios iba haciendo. Es una reflexión acerca  de los dos significados descritos anteriormente.

Y ahora que hemos avanzado en la investigación cientí­fica, sabemos que la teorí­a más acertada acerca del origen del Universo es la del Big Bang. No se puede negar la  Evolución de todo. Creemos que ese es el camino escogido por Dios: de una explosión se sigue el surgimiento, después de millones de años, lo que hoy percibimos como Creación. Es una lógica natural preciosa, y Dios acompaña este movimiento de la vida. De hecho creemos en una «Creación continuada», es decir, Dios no ha terminado de crear, sigue creando y acompañando su Creación.

Sin embargo, hay una cosa que nos diferencia con la Ciencia atea. La ciencia atea llega hasta el Big Bang y no sabe explicarse que habí­a antes, de dónde surgió esta materia o en términos filosóficos por qué el ser y no la nada. Los creyentes en Dios creemos que lo que existe surge desde Dios, a partir del Big Bang,  si bien tampoco podemos explicar objetiva-estrictamente cómo. Eso es imposible, son miles de años y nadie, humano, estuvo allí­. Pero en fe, es decir, en razón confiada, creemos que ha sido Dios.   

DLH: Pasemos a Darwin ¿Cómo se puede conjugar el Dios Creador con las ideas evolucionistas?  ¿Dios creó al hombre o al mono?

HA: La Iglesia, en este tema, hace tiempo que está abierta a la ayuda de la ciencia para la explicación de estas realidades. La ciencia está mucho más capacitada para explicar la evolución y nosotros dejamos que ella nos ilumina; pero hay un punto donde seguramente diferimos, es cuando pisamos estrictamente la experiencia de fe. Hoy hay un respeto mutuo bastante grande entre fe y ciencia.

Si Dios creó al hombre o al mono es un tema difí­cil de resumir en pocas lí­neas. Dios creó la vida. La Biologí­a después organiza cómo evolutivamente todo ha ido surgiendo. En cuanto a nosotros, la discusión actual no es si somos de la familia de los primates. Eso está claro que sí­; pero cómo es ese parentesco, es una discusión, que en  puntos álgidos todaví­a no hay nada claro ni contundente. Si el mono evolucionó a humano, o si a pesar de surgir de un tronco común de familia nos fuimos separando para dar lugar a seres diferentes, son conclusiones que hacen falta todaví­a. Pero a decir verdad, a mí­ no me preocupa si el mono evolucionó a humano o de si monos y humanos, a pesar de tener troncos comunes fuimos en la dirección querida por Dios, o si somos familia pero nunca fuimos lo mismo.  Lo importante para mí­ es que nos convertimos en Seres Humanos según la voluntad de Dios y somos su imagen y semejanza. Sea cual sea el camino, es un camino natural y Dios actúa desde lo que ha creado: su naturaleza. Entonces, qué alegrí­a sentirse fresco, fuerte, esperanzador, productivo, creado lindo como la naturaleza.  No habrí­a ningún problema sea la conclusión que sea.

 

DLH: ¿Tiene vigencia la Teologí­a de la Liberación?  ¿No será más bien que ya «pasó de moda»?

HA: Absolutamente.  Sigue teniendo vigencia. Los pobres están allí­, y cada vez son más. Y el dí­a que acabasen los pobres, de repente habrí­a necesidad de liberación de otras realidades. Pero es verdad, que esa Opción, hoy, tiene menos importancia para muchos cristianos comprometidos, aunque vemos que resucita en otras instancias como los Foros Sociales Mundiales o Continentales o en otras formas.

Hoy mismo estuve en la Parroquia de Peronia con un grupo de estudiantes de Teologí­a del ICCRE (Instituto Centroamericano de Ciencias Religiosas – 21.04.09) y su párroco, el religioso-sacerdote claretiano, más conocido como el padre Elí­as. En esa visita, con lo que nos ha mostrado, hablado y compartido, me ha renovado la fuerza, la esperanza y la fe, en que la Opción por los pobres, es el acto por el cual, en las realidades latinoamericanas, reflejamos el seguimiento de Jesús. En la Opción por los pobres, a mi manera de ver, se refleja que somos fieles al reino de Dios.  De forma contraria, podemos ser Iglesia pero no Reino de Dios. Y cuando habló de Opción por los pobres me refiero a promover VIDA para los que no acceden a ella: falta de comida, de vivienda, de atención médica, de trabajo, de educación, de lugares salubres para vivir, acceso a diversión sana? Y los que sí­ tienen todo eso, a quienes llamamos acomodados, o adinerados o poderosos o ricos; a ellos también se les invita a promover VIDA, a ocuparse de los que no tienen. Eso es el Evangelio, aunque no lo único, está claro que el «Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo» o el «ímense los unos a los otros como yo los he amado» significa hacernos cargo de los que no tienen acceso a la VIDA. Y esto no es ni marxismo ni lucha de clases. Es lógica pura: «si una madre espera camioneta y con ella está su hijo de 11 años, su hija de 9 años y su tercer hijo de un año; cuando viene la camioneta y le hace la parada, ¿a quién toma en sus brazos para subir a la camioneta? Lógico. Al niño de un año. ¿Y es porque lo quiere más que a los otros? ¡No! Es porque es el más necesitado». Por eso la Opción por los Pobres, y hoy son el 80%  de guatemaltecos y latinoamericanos. Es una lógica humana y evangélica. Por eso Jesús se reveló desde los Pobres.

DLH: Esto ya se hizo largo. La última pregunta: Con toda sinceridad ¿Estás contento de pertenecer a la Iglesia Católica?

HA: Por supuesto que sí­.  Soy miembro de la Iglesia Católica y me siento muy contento con ello, destacando los momentos buenos de fidelidad al Reino de parte de mi Iglesia, y aceptando con humildad los garrafales errores que hemos tenido a lo largo de la historia, y que tenemos hoy. Soy un guatemalteco normal como todos, con grandes aciertos y también con errores-pecados. Pero creo que busco con fe, lo mejor para mí­ y para los que quiero. Y por esa fe, hago también un gran aporte al paí­s de varias maneras. ¿Cómo? Eso por hoy, prefiero guardarlo para mí­.