El filósofo Heráclito nació en í‰feso, ciudad situada en una comarca del Asia Menor. Esa comarca era Jonia. Ciudades jónicas eran también Mileto, Samos, Colofón y Quío. Historiadores de la filosofía creen que Heráclito nació en una fecha próxima al año 500 antes de la Era Cristiana. Ya en su misma época era llamado “el obscuroâ€, aunque no fuera precisamente “obscuroâ€. ¿O era ser “obscuro†afirmar que “quienes buscan oro extraen mucha tierra, pero encuentran poco oroâ€, o que “por costumbre los asnos prefieren la paja y no el oroâ€, o que “más pronto hay que apagar el incendio provocado por la ira, que el incendio provocado por el fuegoâ€, o que “si la felicidad consistiera en los placeres corporales, habría que llamar felices a los bueyes cuando están comiendo pastoâ€?
Heráclito afirmaba que las cosas cambian constantemente, de manera similar a como, en un río, el agua que pasa por una determinada parte, cambia constantemente. Empero, las cosas sólo pueden cambiar porque hay un ser que es el sujeto en el cual acontece el cambio; pero el sujeto mismo no cambia sino que permanece. Heráclito creía que ese algo que permanece en cualquier cambio de las cosas, es el fuego; pues “todas las cosas se transforman en fuego, y el fuego se transforma en todas las cosasâ€.
Heráclito afirmaba que es imposible bañarse dos veces “en las mismas aguas†de un río. Adviértase que él no afirmaba que es imposible bañarse dos veces en el mismo río, sino “en las mismas aguasâ€. Quien se baña una vez en un río, se baña en agua que cambia, y quien se baña otra vez en ese río, se baña en nuevas aguas; pero son aguas del mismo río. El río mismo no cambia, sino sólo el agua que fluye en su cauce.
Las cosas que perecen se convierten en fuego; y las cosas que devienen, surgen del fuego. “El descanso del fuego consiste en cambiarâ€, afirmaba Heráclito. Y en este constante cambiar, las cosas opuestas son estados de un mismo ser. Por eso decía Heráclito que “una y la misma cosa son viviente e inerte, despierto y dormido, joven y viejoâ€. Estas cosas son lo mismo, según Heráclito, porque son estados de un ser único. Heráclito habría afirmado, por ejemplo, que átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno combinados de determinada manera, constituyen un ser vivo; pero combinados de otra manera, constituyen un ser inerte. Es decir, un mismo conjunto de elementos químicos puede constituir un ser vivo, o puede constituir un ser inerte.
Heráclito también habría afirmado que todos los elementos químicos son estados de un único elemento supra-químico. El hidrógeno, el helio, el litio, el sodio, el aluminio, la plata o el oro, por ejemplo, serían estados de ese elemento supra-químico único. En general, decía Heráclito, todos los seres finalmente se reducen a un solo ser, del mismo modo que el agua líquida, el agua sólida y el agua gaseosa se reduce a un mismo ser (que es un ser compuesto por dos átomos de hidrógeno y un átomo de oxígeno).
La diversidad de las cosas surge de un conflicto entre estados de ese ser único al que se reducen todas las cosas. Precisamente Heráclito afirmaba que “el conflicto es la madre de todas las cosasâ€. Siglos después, el filósofo Georg Wilhelm Friedrich Hegel denominaría “dialéctica†al proceso por el cual las cosas que se oponen (por ejemplo, cargas eléctricas opuestas), se convierten en partes de una unidad, y deviene un nuevo ser (por ejemplo, la corriente eléctrica).
Post scriptum. “Después de la muerte, a los seres humanos les espera lo que no sospechan ni piensan». Heráclito de í‰feso.