HELADO HUMANO (Fragmento)


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Infames de marina yanquis, relajados y risueños, orinando sobre los cadáveres, todavía calientes, de afganos civiles por ellos asesinados.

La covacha a manera de escuelita, con un maestro, en el casco de una rica hacienda cañera como generosa contribución a la educación nacional.

René Leiva


Esa tierna escena del “Esmaili” en compañía de su amada progenitora, una y la misma carne sonriente, ajena a las mutilaciones de jóvenes mujeres.

Los zoológicos, los circos, las corridas de toros, las peleas de gallos y otros animales, las partidas de caza, los rastros y destazaderos, las clínicas abortivas y de cirugía “estética”, los talleres de tatuaje y de perforaciones corporales.

El tamal municipal de Nochebuena brindado desinteresadamente por Álvaro el Soberbio y distinguida señora a los indigentes, financiado con una parte importante de su salario mensual de Q130 mil.

Los basureros (incluido  el de la historia) y los botaderos de cadáveres.  Los hierros retorcidos de un automóvil chocado y de gritos ahogados.  Las casas abandonadas debido a la delincuencia.  La ropa de paca.  Los montones de teléfonos celulares robados a punta de pistola, con huellas de sangre, puestos en venta.

Las advertencias: “Nos reservamos el derecho de admisión” “Aplican restricciones”  “Exclusivo”  “Propiedad privada, fuera de aquí”  “Prohibido el ingreso de seres humanos”  “No se admiten perros, gatos, niños ni mendigos”.

La incursión de sicarios a un hospital para rematar a un herido grave o a un velorio para amedrentar a los deudos del occiso.

Las fórmulas secretariales: “Ahorita está en una reunión”  “Dice que le devolverá la llamada en un momentito”  “El licenciado anda de viaje”  “No tenga pena, en cuanto venga le doy su mandado”.

El perdón no pedido, la amnistía legalizada, la exoneración, la indulgencia, la ley casuística, el privilegio, la inmunidad, el salvoconducto, la medida sustitutiva, la exención…

El rostro, el rastro, el ristre, la ristra del homo sapiens están, justamente como una maldición supraterrenal, en todos los confines de la tierra  –y más allá.

Jesús expulsando a los mercaderes del templo.  Jesús absteniéndose de responder qué es “la verdad”. Cristo crucificado por toda la eternidad.
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“Bienaventurados los que saben diferenciar o distinguir el lado (o rostro) humano del inhumano, del bestial, el abyecto, perverso.” (Élitro de Tráquea, siglo II d. de J.C.)