Hechos y delitos en la toma y quema de la Embajada de España  (I)


francisco-reyes

El Ministerio Público como acusador y Rigoberta Menchú como querellante adhesiva tienen la obligación legal, ética y moral de determinar con absoluta imparcialidad y claridad qué hechos y delitos se cometieron el 31 de enero de 1980, en la toma del inmueble que ocupaba la Embajada de España en Guatemala.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com


El tiempo transcurrido, las múltiples publicaciones, las declaraciones oficiales y los reportajes que existen sobre los acontecimientos de ese día, son suficientes para establecer los hechos, delitos y autores. Los documentos recopilados y publicados por Jorge Luján Muñoz, miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, bajo el título “La tragedia de la Embajada de España en Guatemala, 31 de enero de 1980” son muy útiles y pueden ser adquiridos en diferentes librerías del país.

En lo personal, como ya lo he mencionado en otros artículos, fui testigo presencial de todo lo que se podía ver y escuchar por quienes casualmente estuvimos enfrente del inmueble que ocupaba la embajada de España ese día, lo que me permitió, por azares del destino, tener en mis manos y leer las “hojitas azules” donde estaba redactado el «Plan de la subida», también me permitió ver algunas mochilas o morrales que la Policía abría en el jardín; contenían botellas con las denominadas bombas molotov. Asimismo, me permitió ser testigo de la salida del doctor Mario Aguirre Godoy y después, la salida del embajador Máximo Cajal y ser espectador del incendio que se produjo en el segundo piso del inmueble y del intento de querer arrancar el balcón jalándolo por un cable que pusieron los bomberos para tratar de entrar y apagar el fuego. Al consultar el testimonio del doctor Mario Aguirre Godoy, de fecha 9 de febrero de 1980 y que apareciera publicado en Prensa Libre del 17 al 22 de junio de 1982, se evidencian los siguientes hechos:
a)    El ex vicepresidente y licenciado Eduardo Cáceres Lenhoff, el ex ministro de Relaciones Exteriores, doctor Adolfo Molina Orantes,  y el doctor Mario Aguirre Godoy, concertaron una reunión con el embajador Máximo Cajal y atendieron la misma puntualmente en la sede de la Embajada, a las 11 de la mañana, el día 31 de enero de 1980. Pregunta, ¿al haber sido concertada previamente la reunión da lugar a que terceros pudieran enterarse y utilizar el hecho?
b)    Relata Mario Aguirre Godoy que al ingresar al primer piso del inmueble de la Embajada, fueron recibidos por una dama del personal de dicha embajada que les dijo: “licenciados, el señor embajador los está esperando”. Al subir las gradas hacia el segundo piso, notaron que un grupo de personas en fila, al parecer campesinos, con bultos de regulares dimensiones sobre sus espaldas y con instrumentos cubiertos de tela, que después constataron eran machetes, penetraban también por la puerta de acceso y se dirigían a la secretaria que los había recibido. Es más, relata el doctor Aguirre Godoy que el embajador estaba al final de las gradas, en el segundo piso. El ex vicepresidente, Cáceres Lenhoff le dijo: “esto parece una invasión” y el embajador le replicó “No tenga pena, licenciado, esta es una embajada de puertas abiertas y luego los atenderé”. Pregunta ¿por qué la discrepancia en la cronología de ingreso de ambos grupos entre el relato de Aguirre Godoy y Máximo Cajal? ¿No es importante lo que Aguirre Godoy consigna que Cáceres Lenhoff le dijo al embajador “esto parece una invasión” y lo que le respondió el embajador antes de entrar al despacho “no tenga pena, licenciado, esta es una embajada de puertas abiertas y luego los atenderé”?
Continuará.