La decisión del Presidente de la República de visitar las colonias identificadas como zonas rojas de la ciudad es una muestra de la forma en que generalmente vemos el problema de la seguridad, pensando que se trata simplemente de un refuerzo de la labor de policía sin entender que es una cuestión de sistemas que requiere acciones mucho más profundas. Seguramente el efecto de una visita del presidente Berger a una de las colonias agobiadas por la violencia produzca un efecto publicitario mayor y hasta pueda servir de consuelo por un rato a los habitantes que se verán beneficiados por el despliegue de seguridad durante la visita.
Pero si realmente entendemos la raíz de los males y dónde es que debe actuarse, pensamos que el Presidente de la República tendría que haber ido al Ministerio Público con una consistente política para mejorar la capacidad de investigación de ese ente, a fin de que podamos dar una profunda batalla contra la impunidad en el país. Porque el problema lo planteó ayer el mandatario, cuando en declaraciones dijo que era frustrante ver que se captura a los pandilleros y delincuentes y ni siquiera el cinco por ciento de los detenidos llegan a ser realmente procesados porque se carece de medios de investigación que permitan aportar pruebas contundentes.
Mientras haya impunidad, aunque se aumente el número de efectivos policiales y se saque a la calle al Ejército, seguirá la delincuencia porque es un hecho que lo único que la puede frenar es la correcta y eficiente aplicación de la justicia. Por supuesto que una visita del Presidente al Ministerio Público no tiene el efecto publicitario que tiene la visita a un barrio conflictivo, pero el mensaje sería de mayor contundencia porque nos obligaría a los guatemaltecos a reflexionar que el problema de la inseguridad no sólo tiene que ver con el funcionamiento de los cuerpos policiales y represivos, sino con el sistema integral de la justicia, en el que la labor de una fiscalía eficiente es fundamental para combatir la impunidad.
El presidente Berger tiene especial sentido del aprovechamiento de esos momentos publicitarios y sin duda que la idea le hará sentirse satisfecho al ver que la gente en las colonias se siente respaldada por su presencia. Pero él vuelve a trabajar a la Casa Presidencial y a vivir en su residencia, mientras que los vecinos vuelven a su drama cotidiano sin que una visita de esas a la larga cambie nada porque ni hacemos un esfuerzo por cambiar la Policía ni hacemos un esfuerzo por mejorar las prisiones, ni lo hacemos para investigar más y mejor, ni en el campo de la administración de justicia donde los jueces siguen actuando en el ya conocido marco de sus funciones.
Pero como es cuestión de enviar mensajes, más contundente para el país sería un mensaje sobre el fortalecimiento de la lucha contra la impunidad que el simple hecho de ir a compartir un momento con quienes sufren la inseguridad cotidiana.