«Hay que cambiar las prácticas en el cine mexicano»


Afiche de la pelí­cula

El director mexicano Francisco Vargas, miembro del jurado del 20º Festival de Cine latinoamericano de Toulouse, afirmó que «hay que cambiar las prácticas» en el mundo del cine mexicano, al evocar la polémica que lo opone a la distribuidora Canana que, un año después de su estreno, aún no le ha pagado las regalí­as por su pelí­cula «El violí­n».


Durante una entrevista el director evocó su trabajo en la Residencia de la Cinefundación de Cannes en Parí­s, donde escribe el guión de su próxima pelí­cula, titulada «Aquí­ no pasa nada», la situación actual del cine mexicano y el diferendo que lo opone a la distribuidora de «El violí­n» en México.

El cine mexicano «vive un momento de ebullición. Paradójicamente, cuando las condiciones son difí­ciles, productores y directores buscan respuestas, diversifican la producción, abren temáticas, inventan nuevos caminos. Es un fenómeno que pasó ya con el cine italiano o con el argentino», comentó.

«Pero -agregó- hay que decir que esto no surge de la nada. Hay una tradición cinematográfica y varias generaciones de cineastas que fueron abriendo puertas a los que vení­an detrás. En los peores momentos, hubo directores que siguieron produciendo a costa de todo y contra todo, y eso hizo que el cine mexicano sobreviviera cuando estaba en peligro de desaparecer».

Si en el exterior el cine mexicano tiene hoy una imagen de gran creatividad, «lo cierto es que sigue siendo verdad que todo es fruto de esfuerzos individuales, del trabajo de un grupo de locos que siguen peleando para el cine viva», estimó Vargas, recalcando que las dificultades de producción y de distribución llevaron a muchos directores a hacer pelí­culas fuera del paí­s.

Esas dificultades son la consecuencia de «del caos de esa no industria que tenemos, de las prácticas que perjudican a las productoras y por tanto a la producción de nuevas pelí­culas».

¿Que soluciones preconiza? Vargas responde sin vacilar: «La situación no va a cambiar solamente con buenas intenciones, se necesita una ley que rija el mundo del cine y que ayude a la producción». También es esencial «que los cineastas nos agrupemos».

Respecto al diferendo que lo opone a la distribuidora Canana, el director confirmó que aún no se le han pagado los ingresos por la distribución de «El violí­n» y afirmó que «la tardanza del pago de los exhibidores es una excusa».

«Si se tratara de ir y recoger el dinero que allí­ ha estado siempre (como lo afirmó Pablo Cruz, directivo de Canana, en declaraciones a la prensa mexicana) lo habrí­amos hecho hace mucho tiempo». «Tenemos socios productores, entre ellos un fondo estatal, que necesitan recuperar el dinero para poder seguir apoyando otras pelí­culas», argumentó.

«El problema de base es como se fijan los porcentajes de la distribución. Nuestro contrato estipulaba que se descontarí­an primero los gastos de la pelí­cula y después los porcentajes de los productores y los distribuidores», lo que hace que los ingresos para los productores sean mayores, contrariamente a lo que muchos distribuidores practican en México» (sacar primero el porcentaje del distribuidor, descontar luego los gastos y sólo después calcular el del productor).

«Todo esto tiene que ver con lo que evoqué de la necesidad de cambiar las costumbres en el mundo del cine de México», señaló Vargas, indicando que las propuestas que se le hicieron para distribuir su pelí­cula en México eran inaceptables e incluso «vergonzosas».

Vargas decidió distribuir independientemente y negoció con Pablo Cruz, llegando a un acuerdo de asociación con Canana para la distribución en México, cuando la pelí­cula, que tuvo un gran éxito internacional, habí­a sido vendida ya en varios paí­ses del extranjero.

«Yo lo hice pensando que estábamos en la misma, que nos subí­amos al mismo barco», declaró el director, agregando que no cree que los actores Gael Garcí­a Bernal y Diego Luna, asociados en la fundación de Canana, «estén al tanto de esto» . «Tienen tantos proyectos que estoy seguro de que ni siquiera están enterados. Me parece que el trabajo que han hecho con su productora es excelentes», dijo.

Vargas confí­a en que el desacuerdo se resuelva, insistiendo en «en la necesidad» de que los cineastas se agrupen para hacer cambiar las cosas.

«Considero este problema como un tropezón que habrá que superar. Yo lo que quiero es seguir haciendo cine y que haya cine en México, y creo que en esencia es lo mismo que quiere Canana», cuyos «proyectos han beneficiado a muchos directores».