¡Hasta siempre, comandante!


El presidente cubano Raul Castro (de café) al lado de la hija del vicepresidente Juan Almeida, Diana Almeida durante el homenaje realizado en La Habana.

FOTO LA HORA:  AFP Raul Abreu» title=»El presidente cubano Raul Castro (de café) al lado de la hija del vicepresidente Juan Almeida, Diana Almeida durante el homenaje realizado en La Habana.

FOTO LA HORA:  AFP Raul Abreu» style=»float: left;» width=»250″ height=»162″ /></p>
<p>Cuba rindió ayer un masivo homenaje, encabezado por el presidente Raúl Castro, al comandante y vicepresidente Juan Almeida, cuya muerte, a los 82 años, asestó un duro golpe a la Revolución al ser un protagonista de la generación histórica de Fidel Castro.</p>
</div>
<p> <span id=


Los cubanos hacen cola para entrar a la ceremonia en la Plaza de la Revolución para despedir al comandante Juan Almeida.

FOTO LA HORA:  AFP PHOTO Adalberto ROQUE» title=»Los cubanos hacen cola para entrar a la ceremonia en la Plaza de la Revolución para despedir al comandante Juan Almeida.

FOTO LA HORA:  AFP PHOTO Adalberto ROQUE» style=»float: left;» width=»250″ height=»155″ /></p>
<p>Vistiendo su uniforme de general, Raúl Castro abrió el tributo al depositar una rosa ante el retrato de Almeida que, con escolta militar y flanqueado por una enorme bandera de Cuba, fue expuesto en el Memorial José Martí­, en la Plaza de la Revolución.</p>
<p>De duelo oficial, con banderas a media asta, Cuba vive una jornada de actos en tributo a Almeida, «número tres» del Gobierno y miembro del selecto Buró Polí­tico del Partido Comunista (PCC), quien falleció el viernes en La Habana de paro cardiorrespiratorio, tras más de medio siglo de absoluta lealtad a los hermanos Castro.</p>
<p>Desde su retiro médico, en su casa, el lí­der Fidel Castro, de 83 años, se sumó al homenaje y se reconoció muy «triste».</p>
<p>«Pienso que enfrentar la muerte era para él un deber como todos los que cumplió a lo largo de su vida; no sabí­a, ni tampoco nosotros, cuánta tristeza nos traerí­a la noticia de su ausencia fí­sica», dijo Castro en un artí­culo publicado en el sitio digital Cubadebate.</p>
<p>Petra Hernández, una operadora de comunicaciones de 73 años que formaba la kilométrica fila afuera del Memorial de La Habana dijo que conoció a Almeida personalmente, «era sencillo y noble. La Revolución sufre una gran pérdida, pero aunque Almeida no esté, o Fidel o Raúl, va a seguir su curso».</p>
<p>Entre ofrendas florales, un estrado exhibió las condecoraciones de su larga trayectoria, desde el ataque al cuartel Moncada en 1953 -primera acción armada-, el desembarco de los rebeldes en el yate Granma, la lucha en la Sierra Maestra que llevó al triunfo de la Revolución en 1959, hasta sus últimos dí­as de vicepresidente.</p>
<p>Tras Raúl, la cúpula del poder desfiló a primera hora en el Mausoleo, entre ellos el número dos, José Ramón Machado, y los comandantes de la Revolución que ahora quedan vivos, Ramiro Valdés y Guillermo Garcí­a. Los máximos jefes de las Fuerzas Armadas rindieron guardia de honor.</p>
<p>Exaltando su fama de corajudo, los medios y los dirigentes destacan en toda esta jornada la frase que gritó Almeida, diezmados los rebeldes en el primer combate contra las tropas del dictador Fulgencio Batista: «Â¡Aquí­ no se rinde nadie, cojones!».</p>
<p>Su muerte aumenta la urgencia del relevo de quienes han gobernado Cuba por medio siglo y ocurre cuando se prepara una conferencia que renovará los cargos del PCC, del cual Fidel sigue como primer secretario -el más alto en un sistema comunista- y su hermano el segundo.</p>
<p>«Detrás de Almeida vendrán otros por morir pronto. Ya jugaron su papel y hay mucho que arreglar. Muchos jóvenes se van a la yuma (EE.UU.) porque no hay oportunidades», dijo un muchacho de 17 años en una parada de buses del barrio Vedado.</p>
<p>En la Plaza, Ví­ctor Reyes, de 22 años, dijo que esos son «cegados» por el dinero del capitalismo, pero que «la mayorí­a seguirá el ejemplo de hombres como Almeida».</p>
<p>Nacido en La Habana en el seno una familia obrera, Almeida, quien se unió a la lucha de Castro contra Batista siendo un albañil de 26 años, marcó presencia de la población negra y del carácter popular en el más reducido cí­rculo del poder.</p>
<p>«Nos representó en las altas esferas. El sabí­a que su sector era de los más pobres, pero dio el paso al frente», dijo Mario Portuondo, un mulato de 58 años, quien vive su retiro militar en Centro Habana, barrio de población negra.</p>
<p>Almeida, padre de nueve hijos -uno de ellos detenido por intentar salir ilegalmente del paí­s-, combinó su actividad en la más alta jerarquí­a del poder con la música, y llegó a componer más de 300 canciones.</p>
<p>Sus restos serán sepultados en el mausoleo del III Frente Oriental, en la oriental provincia de Santiago de Cuba, en las montañas de la Sierra Maestra, donde luchó.</p>
<div class=

CAMBIOS ¿Tiempos de relevos?


La muerte del histórico comandante Juan Almeida planteó la urgencia de avanzar en el relevo de la generación que gobierna Cuba desde hace medio siglo y en el diseño de un nuevo modelo socialista para la continuidad de la Revolución.

«Es un pistoletazo para la carrera generacional, de apuro, de aprovechar el tiempo real que queda para garantizar la continuidad», declaró un analista local que se reservó su identidad.

Al posponer el pasado 1 de agosto el VI Congreso del Partido Comunista (PCC, único), que debió celebrarse en 2002, el presidente Raúl Castro admitió la necesidad «dar pasos inaplazables, como es la renovación de los organismos superiores de dirección del Partido».

Los hombres del poder en Cuba pasan de los 70 años y pese a la incorporación de los llamados «hijos y nietos de la revolución» a las estructuras, el poder sigue en manos de los históricos, encabezados por Fidel (83) y Raúl Castro (78).

El propio Fidel, alejado del Gobierno hace tres años por una enfermedad, aún conserva el cargo de primer secretario del PCC, figura central en paí­ses de gobierno comunista.

La debacle soviética, tras sucesiones dentro de la misma gerontocracia comunista, es un referente a tener en cuenta.

La muerte de Almeida «es una señal de que debe acelerar el paso de batón polí­tico a una nueva generación, con mucha más energí­a y capacidad, más adaptada a las realidades del mundo actual. Es una llamada simbólica y real a los demás que están en el poder ahora mismo», dijo el historiador disidente Manuel Cuesta.

Según Raúl Castro, los cí­rculos de poder en Estados Unidos han hecho «una apuesta tenebrosa en torno al llamado «factor biológico»», la desaparición de la vieja guardia.

Mientras asegura que las generaciones sucesoras «nunca se desarmarán ideológicamente» apuntaladas por el Partido y las Fuerzas Armadas, Raúl convocó a realizar en breve una Conferencia del PCC para renovar su dirigencia, que lleva 12 años en los cargos debido a la demora del Congreso.

Las caras del relevo resultan menos visibles después de que en marzo pasado figuras relativamente jóvenes, pero con experiencia polí­tica, fueron destituidas según Fidel Castro por «indignos», «ambición de poder» y dejar brechas a servicios de inteligencia extranjeros.

Son los casos del ex vicepresidente Carlos Lage (57 años) y el ex canciller Felipe Pérez Roque (44), quienes llegaron a ser considerados como posibles futuros sustitutos en una sociedad que se ha movido por un fuerte liderazgo durante medio siglo.

La aceptación popular de la institucionalización como alternativa al liderazgo que trata de impulsar Raúl puede requerir tiempo, estiman sociólogos.

El VI Congreso, último para los históricos según las propias cuentas de Raúl, tendrá el complejo trabajo de diseñar un nuevo modelo de socialismo, con cambios económicos, que sustituya al actual, de corte soviético, agotado.

Pero el equipo económico que estructuró las reformas de los 90, salió del Gobierno junto con Lage y no se vislumbra una cabeza directriz.

La muerte de Almeida sucede 15 meses después de la Vilma Espí­n, esposa de Raúl Castro y la mujer de más alta jerarquí­a de la revolución, mientras el diario oficial Granma publica frecuentemente esquelas de combatientes de esa generación.

Entre los principales dirigentes de la vieja guardia, además de los Castro, están en el número dos José Ramón Machado, de 78 años, los comandantes de la revolución Ramiro Valdés (77) y Guillermo Garcí­a (81), el jefe de las Fuerzas Armadas, general Julio Casas Regueiro (73) y el ministro del Interior, Abelardo Colomé (70).

«Esa generación tiene mucho tiempo polí­tico, pues no existe una oposición real que presione», dijo un sociólogo, «el problema es el tiempo real», concluyó.