El touchdown de Jerome Simpson con una inesperada y acrobática vuelta en el aire todavía tiene perplejos a los Bengals.
El receptor, en su cuarto año, ejecutó el sábado la jugada que definirá su carrera, al dar un salto mortal por encima de un linebacker de Arizona y caer con los pies en la zona de anotación para contribuir a la victoria por 23-16.
Sus compañeros se quedaron desconcertados por la manera en que aterrizó y levantó los brazos como un gimnasta triunfante. Pero para su entrenador Marvin Lewis, no fue tan emocionante.
Lewis aseguró el lunes que Simpson pudo haber tomado una ruta mucho más sencilla y menos riesgosa para llegar a la zona de anotación. Una mala caída pudo haber dejado a Cincinnati (9-6) en condiciones adversas cuando lo espera un partido decisivo.
«Hay que ser cuidadosos», observó Lewis. «Hay otras maneras de anotar. Eran él y un linebacker, pues nada más eludirlo y anotar fácil. Por su efecto, claro que fue grande».
La jugada le permitió a los Bengals ampliar la ventaja a 23-0. Luego se tuvieron que esforzar para preservar la victoria y conseguir su tercera foja de más victorias que derrotas en los últimos 21 años.
El domingo tienen la posibilidad de embolsarse el último puesto de comodín en la Conferencia Americana si derrotan a Baltimore (11-4) en el estadio Paul Brown.
Jerome, tras la acrobacia, recibió la más intensa ovación de los 41.273 espectadores, que festejaron con mayor brío la repetición en el tablero.
«A decir verdad, fue meramente instintivo», señaló Simpson. «De pronto veo al defensor. Parecía que iba a golpearme, y yo no quería ser golpeado. Recurrí a mi habilidad atlética y a mi habilidad para saltar».
«He saltado a alguien antes, pero nunca dando una voltereta», dijo.