«Botero ya me tiene harto con sus gorditos», expresó ayer Joaquín Salvador Lavado «Quino», el creador de Mafalda, al explicar que por el peligro de caer en la repetición de su propia creación decidió no dibujar más, en 1973, a «la nena que protesta de todo para que todo cambie».
De visita en la Ciudad de México para presentar su libro «Mafalda inédita», que contiene tiras cómicas de la nena argentina y sus amiguitos nunca antes recopiladas, Quino charló con la prensa sobre su trabajo, su añoranza por el pasado, sus desilusiones, la política, las computadoras, el vino y la comida.
Con 76 años, el caricaturista argentino ya camina con paso cansado, resiente el frío de la capital mexicana y se muestra tímido al principio, pero toma confianza y deja soltar todo ese humor que no deja duda de que él es el padre de Mafalda.
«Me alegra que me queden pocos años de vida porque este mundo no me gusta nada», soltó Quino con pesimismo simpático al expresar su desagrado por la época actual, en la que «la palabra sagrada la tienen las computadoras», «los tomates ya no tienen gusto a nada» y «al vino lo están emparejando con la Coca-Cola».
«Toda la juventud en aquella época (los 60 y 70) tenía ideales políticos, creíamos en los Beatles y en el Che Guevara, estaba el papa Juan XXIII, Kennedy, el mayo francés del 68 (…) Hoy la juventud quiere estudiar, salir de la universidad y conseguir un trabajo. Eso me parece muy terrible», dijo.
A semejanza de Mafalda, que protestaba de todo pero que «en el fondo era una optimista», Quino reconoce que ha perdido las ilusiones, aunque, retoca, «uno siempre debe tener fe en que la humanidad va a ir mejorando, es una obligación creerlo aunque uno crea que es mentira».
Redibujar a la niña que detestaba la sopa es una tarea imposible para Quino, en primer lugar porque los tiempos no son los mismos, porque le abruma el estar sometido al formato de un mismo personaje y porque no quiere caer en la repetición de su propia creación.
«Pasa lo mismos con muchos artistas. Botero ya me tiene harto con sus gorditos, por ejemplo. Me gusta más Picasso, que cambiaba de estilo a veces varias veces en un día, creo yo», comentó Quino.
Pero Mafalda sigue viva, reconoce su creador, pero «no por mérito mío, sino por mérito de la época en que nació y por mérito de los lectores».
Quino rehúsa evocar lo que diría Mafalda de un Estados Unidos gobernado por Barack Obama, pero él mismo adelanta su opinión: «Me da una alegría inmensa que por fin un afroamericano pueda acceder a la presidencia (…). Pero me asusta un poco que se lo ha tomado como si hubiera llegado el Mesías».
Todo el mundo, añadió, tiene demasiadas esperanzas puestas en el próximo presidente estadounidense, cuando «el pobre Obama no podrá hacer lo que esperamos» y mientras que en Argentina se pensaba que con cuartelazos se resolvía la desilusión política, «en Estados Unidos se resuelve matando al presidente».
Mafalda nunca murió, y mucho menos atropellada por un camión del Ejército, de la policía o de carga con sopa, aseguró este miércoles su creador, Joaquín Salvador Lavado «Quino», al señalar que esa leyenda es una creación mexicana que le causa mucha risa.
«Esa leyenda del camión de sopa, porque hay varias versiones, una que es un camión de la policía, otra que un camión de sopa, nació aquí en México», dijo Quino, de visita en la capital mexicana para presentar su libro Mafalda inédita.
Durante años, los «mafaldo-adictos» mexicanos, que se cuentan por millones, han sentido un enorme pesar al conocer la leyenda que cuenta que cuando Quino decidió, en 1973, desaparecer la tira cómica, lo hizo de forma emblemática: la nena muere atropellada por un camión de aquello que más detestaba, la sopa, la policía o el ejército.
«Es una creación exclusivamente mexicana. No sé quien lo ha inventado. Es como cuando a uno le cuentan un buen cuento de política, uno se pregunta quién se dedica a inventar cuentos tan buenísimos y porque esa persona no dice: «fui yo» el que lo creó», añadió.
En medio de risas, el caricaturista asegura que incluso muchos mexicanos le han dicho «yo vi la tira dibujada por usted», cuando, reconoce, que jamás se la hubiera imaginado y que, cuando conoció semejante leyenda «tan graciosa» le provocó «un ataque de risa».
La sopa es uno de los alimentos preferidos de los mexicanos.