Hambruna y petróleo


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La hambruna que hay a la puerta de los hogares latinoamericanos tiene características, perfiles y orígenes en el capitalismo salvaje. Es decir que, paradójicamente, la producción del capital es lo que produce el hambre en nuestros desnutridos países latinoamericanos, debido a la lógica de rentabilidad capitalista de un manojo de corporaciones transnacionales que controlan globalmente a los gobiernos, especialmente a los gobiernos del tercer mundo, es decir, a los ubicados en el Sur que son los más débiles del planeta.

Roberto Arias


Estos gobiernos son controlados por medio de coimas, mordidas, sobornos o “guerras contra el terrorismo”. Sabemos que nos referimos a la corrupción global, aunque en Guatemala la corrupción local también es obstinada y aferrada a la misma conducta. Tenemos como ejemplo inmediato los cincuenta millones de dólares que Taiwán ofreció en préstamo a Guatemala, adicionalmente a los cincuenta millones de dólares que ofreció como “asistencia” a la República.

El endeudamiento no termina nunca. El dinero va a parar a las cuentas personales de los principales dirigentes del gobierno y, el pueblo de Guatemala sigue sosteniendo la magra microeconomía, mientras los bancos, sistemas financieros, monopolios y oligopolios guatemaltecos y las transnacionales tienen secuestrado el dinero de la macroeconomía, sin que resbale un solo centavo para las clases más necesitadas que es la mayoría de la población.

Por el contrario, los miles de millones de la macroeconomía salen por medio de los sistemas bancarios hacia el extranjero, sin que a nadie acusen de “lavado de dinero” y demás delitos concomitantes que usualmente complementan el caso. En ese contexto, la producción y comercialización local y mundial de minería y alimentos no está supeditada a la lógica del «bien social», sino a la más cruda lógica de la rentabilidad del capital salvaje.

Según la FAO, diez corporaciones transnacionales controlan actualmente el 80% del comercio mundial de los alimentos básicos, y similar número de megaempresas controlan el mercado internacional del petróleo, de cuyo impulso especulativo se nutre el proceso inflacionario causal de la hambruna que ya se extiende por todo el planeta.

Según informaciones internacionales, entre los primeros pulpos que controlan los mercados energéticos y consecuentemente fijan los precios del petróleo a escala global, se encuentran los gigantes British Petroleum (BP), Exxon Mobil, Chevron-Texaco y Royal Dutch Shell. Mientras los grandes pulpos transnacionales de la alimentación, se encuentran la empresa suiza Nestlé S.A., la francesa Groupe Danone S.A. y Monsanto, que lideran mundialmente la comercialización de alimentos y que, además de controlar la comercialización y las fuentes de producción, poseen todos los derechos a escala global sobre semillas e insumos agrícolas.

Estas transnacionales que hegemonizan su rubro a escala mundial, son las principales beneficiarias del aumento del precio y de la demanda global de minería, petróleo, alimentos y granos en momentos en los que los suministros apenas satisfacen la demanda. Pero detrás de este fabuloso negocio con los recursos esenciales para la supervivencia humana, se encuentran los principales bancos y grupos financieros de Wall Street, que juegan un rol determinante en la especulación en los mercados energéticos y de materias primas que impulsan la actual escalada de los precios.

El modelo de gobiernos y monopolios y oligopolios guatemaltecos son simplemente copias, aumentadas en corrupción, de los modelos de las mafias internacionales: avasallar, robar, esclavizar y reprimir a la población. ¿De dónde cree el lector que salió la escalada de los precios de la canasta básica que supera cualquier salario mínimo en Guatemala?

Mientras tanto, la mayoría del pueblo de Guatemala sigue viendo fútbol y bebiendo cerveza, sin hacer algo para exigir que su país tome otro rumbo. ¡Es asombroso!