Desde que el actual partido gobernante subió a la plataforma electoral estuve sentado esperando, como miles de ciudadanos también lo hicieron, un plan de gobierno serio, formal, concreto y sobre todo realista con la situación crítica por la que ya estaba atravesando el país. Nel pastel. De lo poco que leí, se resumía en evasivas o rebuscadas palabras politiqueras que nada significaban, mucho menos un real compromiso con la población. Si algo busqué afanosamente fue lo relativo a la seguridad ciudadana, a la insalubridad en que seguimos viviendo y en especial, qué pensaban hacer para mejorar el transporte colectivo de pasajeros. A mi manera de ver las cosas, esto último constituye la principal fuente de productividad para nuestra gente. ¿De qué otra manera doña Chon puede ir a repartir sus deliciosas quesadillas, si no es en camioneta?; ¿de qué forma puede ir el obrero a la fábrica a ganar los valiosos centavos que devenga, pero que no le son suficientes para armarse de un pichirilo?; ¿cómo van a hacer los vigilantes que cuidan los haberes de la gente honrada ante la apabullante delincuencia?
Llegó la hora de que la «esperanza» se encaramara al poder y ¿qué hubo, aparte de anunciar con bombos y platillos que su gobierno iba a ser para los pobres? ¡Nada! Puro lazo y sebo. Este gobierno ha sido tan chambón, que se pusieron a imitar divinamente la triste actitud del gobierno municipal haciéndose los desentendidos. De ahí que la gente lleva días, meses y años de estar pagando lo que exigen los abusivos camioneteros propietarios, choferes y sus respectivos «brochas» y por el estilo, los del transporte extraurbano. ¿Es que desde el presidente Colom y el vice Espada, pasando por sus ministros, asesores, secretarios y porteros, no se han dado cuenta de la terrible crisis económica por la que atraviesa la población que le impide pagar dos, tres y hasta cinco quetzales por montarse a una chatarra ambulante?
Ha llegado a tal punto la desesperación de nuestra gente, que un día de estos, esperando en un concurrido sitio que me pasaran a traer, escuché a varios pacientes usuarios del transporte urbano decir que les alegraba mucho que momentos antes hayan matado a otro chofer más, porque eran unos tales por cuales. ¿Cuál es el afán del actual gobierno de seguir haciendo chambonadas que impiden lograr algo positivo o siquiera esperanzador (el lema que tanto usaron en su campaña) para que el transporte colectivo sea económico, seguro y confortable? No hay derecho para seguir llevando a la población como que fuera ganado al matadero.
La semana pasada, personas que decían ser estudiantes de la Universidad de San Carlos se llevaron bajo amenazas a unas unidades para romperles los vidrios, en advertencia para que no siguieran cobrando dos quetzales por el pasaje. Mañosamente, se ocultó la información, pero me pregunto ¿eso mismo van a tratar de hacer cuando en masa se acuda a las medidas de hecho, mañana, tarde y noche? Según me cuentan, muchos han sido mis puntos de vista que han merecido acres comentarios en círculos gubernamentales, pero ¿qué quieren que haga?, ¿que me calle y no diga la verdad, a cambio de escribir sobre que la luna es queso?