La izquierda guatemalteca se encuentra en una encrucijada. O deja los ideologismos por un lado, o seguirá perdida en la incertidumbre. Empero, desde el momento mismo en que decidió participar abiertamente debió considerar que el único escenario posible para avanzar es a través de la democracia formal y desde ahí avanzar hacia la democracia real. Humberto Cerroni, socialista italiano, definió la democracia política como un instrumento para apuntalar el proceso político hasta que se convierta en social, con el fin de alcanzar un bienestar en constante crecimiento; una vida en libertad, sin dependencia ni explotación, mediante una participación justa de todos en la renta creciente. En ese sentido, la democracia política es ?paradójicamente- un medio y un fin, porque encarna al mismo tiempo el mejor disfraz para pregonar la igualdad formal ?porque encubre la desigualdad real? y el mejor terreno de lucha para apuntalar el proceso hacia la igualdad real.
Para el efecto, los instrumentos de la democracia política son: el gobierno de las mayorías, el respeto a las minorías, el derecho al sufragio, elecciones libres, libre asociación y organización, libre opinión, libre juego de partidos políticos, equilibrio de poderes, igualdad de posibilidades ante los medios de información, defensa de la soberanía nacional, alternancia en el poder y preponderancia del bien común.
Teóricamente, corresponde a todas las organizaciones del espectro político coadyuvar al desarrollo de la democracia política; incluso, desde una perspectiva histórica y dialéctica ?nada se crea, nada se destruye, todo se transforma? podríamos conceptualizar que toda democracia formal, tarde o temprano, tiende hacia una democracia real, pero entiéndase bien, tendencia no es caminar ad libitum hacia un punto determinado, conveniente o deseado, pues en este universo en que vivimos la ley de las contradicciones es tajante. O sea, que estamos ante un auténtico proceso dialéctico, según el cual la realidad progresa por las contradicciones mismas que engendra… En simples palabras, en tanto unos procuran la congelación del proceso, otros lo catalizan, como cuando uno disuelve sal en el agua: si uno quiere que se disuelva menos, entonces hay que enfriar el agua, pero si lo que se desea es que se disuelve más rápido, entonces hay que aumentar el calor del agua.
El problema comienza, en este caso para la izquierda chapina, cuando no hay acuerdo en cosas simples, como, por ejemplo, ¿para qué quiero el agua salada?; luego, el problema se reduce a determinar cuán salada se requiere o es conveniente y, por último, ponerse manos a la obra.
Sin embargo, para obtener agua salada primero debo contar con los instrumentos, luego, con los ingredientes y, por último, disolverlos. Yo creo que con esa claridad fue que un ingeniero químico elaboró y puso en acción la exitosa estrategia que gestara el PRD mexicano. ¿Por qué no seguir ese modelo? Ese fue un ejemplo de voluntad política, pero sobre todo de desprendimiento como no creo que exista en Guatemala todavía. De lo contrario, ¡que me lo demuestren con la grandeza de la unidad!