¿Hacia dónde va Guatemala sin Castresana?


Para un buen número de guatemaltecos la partida del Doctor Carlos Castresana, Jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) no tiene mayor relevancia, por cuanto el objetivo fundamental de su misión no fue cumplida, pues seguimos hoy, igual que ayer, viendo cómo los delitos se cometen sin castigo alguno, sin embargo, con justicia habrá que preguntarse: ¿qué hicimos los chapines para apoyar su gestión?; ¿cuánto tiempo perdió lastimosamente el comisionado sin que los tres organismos del Estado le pusieran la atención debida a sus reclamos y demandas?; ¿es que no fueron tantos los retrecheros para aceptar sus consejos hasta llegar al punto de calificarlo de entrometido, como de asumir una posición arrogante y altanera?

Francisco Cáceres Barrios

Aunque me encuentre entre quienes no compartimos todas las decisiones, informes o investigaciones de Castresana, siempre vi en él a un profesional de carácter y decisión firme para alcanzar sus metas. Tampoco estuve de acuerdo con los resultados de sus gestiones, en especial lo relativo a sus conclusiones sobre el asesinato de Rodrigo Rosenberg y la poca investigación realizada sobre la muerte del señor Musa y su hija, pero eso no es excusa para reconocer que su lucha nunca fue fácil, al contrario, vino como el camarón a nadar contra la corriente, sabiendo que no era «monedita de oro» para caerle bien a todo el mundo, lo que no le impidió darle seguimiento a un sistema completamente distinto al que vino a encontrar. Solo esto último, sacó de sus casillas a muchos… ¿o me equivoco? Castresana se va y dicen que pronto vendrá un sustituto, por lo que quienes deseamos lo mejor para Guatemala nos quedamos preguntando: ¿será menos, igual o más capaz para romper lanzas al estilo del Quijote?; ¿irá a tener las agallas de pedirle al Presidente que despida a funcionarios de la talla del Fiscal, como de tanto funcionario que sigue sin llenar los requisitos de honorabilidad y capacidad?; ¿se va a enfrentar con todo empeño y decisión al equipo más inepto de politiqueros que haya tenido el Congreso en su historia para que promulgue a la brevedad las leyes necesarias y así­ combatir eficazmente la corrupción y la impunidad?. Hasta aquí­ llego con el listado de mis inquietudes, porque lo demás vendrá por añadidura, como que las cárceles tienen que ser de máxima seguridad y no un sitio en donde los reos sean los que dispongan; evitar que la reingenierí­a policí­aca sea realidad a corto plazo o impedir que los jueces se sigan prestando a dictar las sentencias que más convienen a la delincuencia y no para hacer el bien común. Guatemala no se puede dar el lujo de vivir como hasta ahora lo ha estado haciendo, a ciencia y paciencia de un pueblo conformista y hasta complaciente, media vez recibe algo a cambio, desde un desayuno barato, hasta unas cuantas monedas cada mes.